Un plan de entrenamiento moderado puede estimular la producción de glóbulos blancos, células encargadas de defender al organismo de infecciones y de eliminar desechos de los tejidos.
Con la actividad física se estimulan el sistema cardiovascular, el músculo-esquelético, neuroendocrino y endocrino. Esto favorece a numerosas funciones que benefician y permiten el buen desempeño de nuestro organismo.
La intensidad de ejercicios más adecuada es el trabajo físico moderado. Este estimula la producción de glóbulos blancos que influyen en el aumento de la protección natural del organismo.
Aunque el ejercicio de alta intensidad también es beneficioso para la salud, se debe realizar alternando la exigencia física para evitar un efecto contrario en el sistema inmunnológico. Los ejercicios de intensidad moderada implican un consumo de oxígeno máximo de entre el 65% y el 80%.
Llevar a cabo un plan de sesiones de 25 a 30 minutos al menos unos tres días por semana puede producir efectos beneficiosos sobre la capacidad de respuesta inmune frente a cualquier infección.
Actividades como el Pilates, stretching o trabajos de cargas menor a 20 kg inducen modificaciones en las enzimas antioxidantes tanto en los tejidos y células como en el músculo esquelético, donde se produce la mayor cantidad de radicales libres.
Expertos aseguran que el entrenamiento regular afecta las células fagocitas y limitan la liberación de radicales libres de oxígeno y, por consiguiente refuerza los mecanismos antioxidantes.
La actividad física ejecutada correcta y frecuentemente puede mantenernos libres de gripes y resfriados. Al entrenar con regularidad, el organismo puede eliminar bacterias de las vías respiratorias y pulmones, manteniendo al margen los resfriados.
También se impide el crecimiento de bacterias. Durante la actividad deportiva, e inmediatamente después, se produce un pequeño incremento en la temperatura corporal, esto puede ayudar a la reducción de la presencia bacteriana en el organismo.
Por otra parte, la secreción de la epinefrina, hormona relacionada con el estrés, se reduce considerablemente, y en su lugar se generan endorfinas y dopamina, que estimulan la sensación de bienestar y sosiego.
Esto nos podrá mantener de mejor humor durante el día, nos permite dominar el estrés y evitar los posibles cuadros de depresión.
Además, con el entrenamiento estaremos enfocados en una actividad beneficiosa y, por qué no, divertida, que mantendrá nuestra mente y cuerpo ocupados una parte del tiempo.
Los anticuerpos y leucocitos también se ven afectados positivamente con el ejercicio moderado. Los leucocitos son aquellas células del sistema inmunitario encargadas de combatir las enfermedades.
Esto lo logran a través de los anticuerpos, proteínas capaces de neutralizar las bacterias y agentes externos que puedan amenazar nuestra salud.
Con la práctica de trabajos físicos, los anticuerpos pueden circular más rápido y aumentar su capacidad de detectar con mayor velocidad las posibles enfermedades.
Para conservar un sistema inmunológico blindado, además de ejercitarse regularmente es necesario mantener una alimentación balanceada.
Se debe atender al consumo adecuado de nutrientes y vitaminas, siempre balanceando las porciones de proteínas y carbohidratos complejos. También se recomienda el consumo de frutas y verduras dentro de la dieta diaria.
La vitaminas C y E son fundamentales como agentes antioxidantes, se consiguen en frutas y hortalizas como el melón, fresas, naranjas, brócoli y otros. La vitamina E se adquiere con el consumo de nueces, semillas y hortalizas de hojas verdes como el brócoli y las espinacas.
Las defensas del cuerpo se ven disminuidas cuando la alimentación es inadecuada o insuficiente, por lo tanto es muy importante y conveniente adoptar un régimen alimentario balanceado y saludable que se adapte a nuestras necesidades.
El sueño también juega un rol importante en el fortalecimiento de nuestras defensas. Respetar el tiempo y calidad del sueño también fortalece el sistema inmunológico. Dormir la cantidad de horas adecuadas no solo ayudará a producir efectos positivos en el cuerpo, sino que también aumenta la calidad de respuesta inmune de nuestro organismo.
Por lo tanto, obtener un sueño de calidad y mantener un plan de entrenamiento moderado nos hará más fuertes por dentro y por fuera y, por consiguiente, mucho más saludables.