Hay casos criminales difíciles de resolver, y más cuando no se tiene la menor idea de la identidad del homicida. Un acontecimiento de estas características sacudió a Estados Unidos durante las décadas de los sesenta y setenta, época en la que los habitantes de California se estremecieron con los macabros asesinatos cometidos por un psicópata, autodenominado el asesino del Zodiaco, un personaje que, además, buscaba reconocimiento público por medio de una serie de cartas y llamadas telefónicas realizadas a las autoridades y a la prensa de aquel entonces, sin que se conociera su paradero y, menos aún, de quién se trataba. Este artículo está dedicado a describir los aspectos más resaltantes vinculados con el asesino del tarot, el asesino serial cuya identidad, cincuenta años después, continúa siendo una incógnita.
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La búsqueda por saber la identidad del asesino del Zodiaco ha calado dentro de la cultura popular, llegando a inspirar la producción de novelas, series de televisión, películas, temas musicales y hasta videojuegos. Así pues se demuestra que la fama del misterioso homicida perdura hasta la actualidad, pero vale la pena conocer la verdadera historia que gira en torno a esta sangrienta figura, construida a partir de los hallazgos, evidencias y pistas recolectadas en la época en la que actuó este asesino.
El asesino del Zodiaco, también llamado el asesino del tarot, es el apodo dado a un asesino serial que, de acuerdo a una de sus supuestas misivas, fue el autor de 37 homicidios, si bien solo se pudieron confirmar cinco asesinatos y heridas de consideración en otras dos víctimas. Cabe acotar que, además de cometer los crímenes con arma de fuego o cuchillo, este psicópata se caracterizó por burlarse de las autoridades policiales por medio de cartas en las que a su vez, exigía su publicación en la primera plana de los periódicos californianos; de no cumplirse dicha demanda, amenazaba con asesinar a más personas.
En muchas de ellas incorporó mensajes en códigos que resultaron ser todo un enigma para los investigadores del caso, enigma que se acrecentó por no dar con la identidad de este personaje, desconocida hasta la actualidad.
Entre 1968 y 1969, se llevaron a cabo una serie de asesinatos que aterrorizaron a la población del norte de California, específicamente las ciudades de Vallejo, Benicia, Napa y San Francisco, al ser estas localidades donde se encontraron a las víctimas de los brutales ataques. No obstante, de acuerdo a cartas presuntamente enviadas por el agresor y a las pesquisas realizadas a hechos con modus operandi similar al empleado por el asesino del Zodiaco, se cree que pudo haber actuado también en Santa Bárbara, South Lake Tahoe y Riverside, con sucesos ocurridos mucho antes que el primer asesinato confirmado y adjudicado a este infame agresor.
Como ya se ha mencionado, el asesino del Zodiaco, por medio de sus cartas, se atribuyó 37 homicidios. Sin embargo, solo pudo comprobarse su relación con el asesinato y agresión de las siguientes víctimas:
En la primera carta firmada por el Zodiaco, enviada en agosto de 1969 a tres diarios californianos, asumía la responsabilidad de ambos homicidios y exigía que la misiva fuera publicada en primera plana; de no cumplirse este requerimiento, cometería más crímenes.
En esta oportunidad, el asesino del tarot dejó un mensaje en las puertas del coche ocupado por las víctimas, y horas después, llamó a las autoridades para asumir la responsabilidad del hecho.
Como es de esperarse de este tipo de casos enigmáticos, las investigaciones en torno al asesino del Zodiaco no se hicieron esperar. Aquí te presentamos una cronología resumida de las pesquisas hechas para identificar al macabro agresor:
La pareja de adolescentes Faraday y Jensen fueron asesinados en vísperas de la celebración de su primera cita, cuando decidieron estacionar su auto cerca del lago Herman. Se cree que el agresor ubicó su coche al lado de ellos para luego atacarlos sin piedad. No obstante, las autoridades locales no encontraron pruebas contundentes que apuntasen al autor material del hecho.
El ataque con arma de fuego perpetrado a Magueau y Ferrin, hecho en el estacionamiento del campo de golf Blue Rock Springs, tuvo un modus operandi similar a la primera agresión, con el victimario estacionando su coche junto a la pareja. Según testimonio de Magueau, sobreviviente del suceso, el atacante los cegó alumbrándolos directamente a la cara para evitar su huida para luego dispararles.
Horas después, un informante anónimo llamó a la policía para adjudicarse éste y el asesinato de los dos adolescentes. Tras rastrear la llamada, las autoridades confirmaron que fue realizada en un teléfono público cercano a la casa de la joven fallecida, por lo que las primeras hipótesis, reforzadas tiempo después por un libro relacionado con las investigaciones del caso, señalaron que el asesino pudo ser admirador de la chica, mesera de un restaurante que él frecuentaba.
El primero de agosto de 1969, llegaron tres cartas idénticas dirigidas al Vallejo Times Herald, el San Francisco Chronicle y el San Francisco Examiner, las cuales contenía el reconocimiento de los homicidios y un criptograma de 408 caracteres en forma de acertijo. Pero ¿qué decía el mensaje del asesino del Zodiaco? Los códigos fueron descifrados una semana después por un matrimonio local, rezando el siguiente mensaje:
«Me gusta matar gente porque es mucho más divertido que matar animales salvajes en el bosque, porque el hombre es el animal más peligroso de todos. Matar algo es la experiencia más excitante. Es aún mejor que acostarse con una chica. Lo mejor de todo esto es que, cuando me muera, renaceré en el paraíso y todos a los que he matado serán mis esclavos. No os daré mi nombre porque tratarán de retrasar o detener mi recolección de esclavos para mi vida en el más allá».
Así empezó un prolongado envío de cartas del Zodiaco a la policía y a la prensa local, mofándose de ellos y exigiendo su publicación inmediata en primera plana.
Las víctimas Bryan Hartnell y Cecilia Shepard fueron apuñaladas mientras merendaban a orillas del lago Berryessa. En este hecho, el agresor portaba una capucha negra, lentes de sol dispuestos sobre ella y un pañuelo o babero sobre su pecho, de acuerdo a la descripción de Hartnell, sobreviviente al ataque. Además, cruzó palabras con las víctimas antes de sacar unas cuerdas y ordenar a Cecilia que atara a Hartnell y a sí misma; cuando el atacante comprobó que los nudos estaban flojos, decidió acuchillar a la pareja.
Posteriormente, el hombre realizó la llamada desde un teléfono público alertando sobre el crimen, teléfono que la policía encontró aún descolgado cuando dio con su ubicación. Las autoridades tomaron huellas dactilares que, sumadas a la descripción de Cecilia, encontrada aún consciente en la escena del crimen, podían servir como evidencia para capturar al homicida. Se creía que era blanco, de edad entre 40 y 50 años, pelo castaño, cicatrices en la frente, corpulento, con gran inteligencia y conocimiento en códigos y lenguajes cifrados.
A pesar de estos detalles, no se encontró coincidencia con la base de sospechosos de la policía
El último homicidio adjudicado oficialmente al asesino del Zodiaco tuvo como víctima a un taxista atacado en Presidio Heights, cuando un hombre solicitó al chofer que lo llevara a dicha comunidad. Ya en el sitio, el misterioso sujeto disparó al taxista en la cabeza, tomó la cartera y la camisa de la víctima, las llaves del auto y huyó del lugar. Tres testigos alertaron del suceso a las autoridades, afirmando también que el agresor seguía cerca de la escena del crimen. Aun cuando la policía llegó rápidamente al lugar, el asesino del tarot desapareció, por lo que no pudo ser capturado. Las declaraciones de los tres testigos sirvieron para hacer un segundo retrato hablado.
Confirmando la autoría de dicho crimen, el asesino del tarot envió una carta al San Francisco Chronicle el 14 de octubre de 1969, a la cual incluyó un trozo de la camisa que anteriormente había despojado al taxista. El mes siguiente, por medio de otra misiva, afirmó que fue abordado por dos policías después de cometer el crimen, sin que estos sospecharan que estaban frente al asesino.
De esta carta llamó la atención un nuevo mensaje encriptado, que no pudo ser decodificado sino en diciembre de 2020, en el que seguía burlándose de los policías y afirmando que sumaba más esclavos a medida que ejecutaba los asesinatos.
Una serie de hechos hizo que las pesquisas del caso se retomaran en 1970, entre ellos, el secuestro de una mujer y su pequeña hija. La madre aseguró, tras ver el retrato hablado tomado del caso del taxista, que era el mismo hombre que las retuvo, aunque las inconsistencias que aportó en sus relatos hizo que la policía descartara la idea de que fuera otra víctima del asesino del Zodiaco.
De hecho, las autoridades, guiados por otras misivas, postales y poemas que llegaron a la prensa, creyeron que no era uno, sino dos o más asesinos del Zodiaco que buscaban imitar los crímenes anteriores, sobre todo después que estas cartas apuntaban a homicidios no resueltos, en un intento de que fueran acreditados por el macabro asesino.
Después de tres años sin comunicación (periodo en el que la policía creyó que el asesino del Zodiaco fue atrapado o habría muerto), para 1974 la prensa volvió a recibir enigmáticas cartas similares a las del homicida, pero muchas de ellas no fueron autenticadas como hechas por él, repitiéndose esta acción en 1978, donde se debatió si la última misiva fue elaborada por el asesino o por algún fanático.
Alrededor de 2.500 sospechosos fueron sometidos a investigación con el fin de dar con el paradero e identidad del asesino serial, tanto en la época de los hechos como en años posteriores donde el caso ha sido reabierto. Entre ellos se encontraban:
Fue el principal sospechoso del caso, después de que un amigo denunciara a las autoridades que portaba en su auto unos cuchillos ensangrentados en vísperas del crimen del lago Berryessa. Tenía registro como delincuente sexual, porte ilegal de armas y de explosivos, pero al comparar su perfil con las pruebas recabadas en las diferentes escenas de los homicidios, se descartó que fuese el asesino del Zodiaco.
Señalado por su hijastro, Dennis Kaufman, de ser el asesino del tarot, algo que afirmó en diversos programas televisivos y frente a las autoridades, señalando la similitud de la letra entre Tarrance y la de las cartas del Zodiaco. En 2007, Kaufman entregó al FBI varios objetos como evidencia, pero al ser sometidos a pruebas de ADN, no se comprobó la veracidad de la denuncia.
Columnista del San Francisco Chronicle, uno de los diarios que recibieron cartas del asesino del Zodiaco. Fue señalado por su hijo Steve en su libro “El vengador de la Dalia Negra”, asegurando que su padre también era el asesino de la Dalia Negra, debido al parecido de las cartas de ambos agresores. Esta teoría fue desechada posteriormente por los investigadores del caso.
Para 2021, gracias a un grupo de investigadores llamado Case Breakers, se apuntó a Poste como sospechoso de ser el asesino del Zodiaco. Este equipo interdisciplinario encontró coincidencias entre una foto de Poste y el retrato hablado de 1969, sobre todo comparando las cicatrices en la frente que ambos presentaban. Además, se comprobó que antes de la muerte de Poste en 2018, éste regaló armas, balas y casquillos que bien pudieron ser utilizados por el asesino del Zodiaco al cometer sus agresiones.
Esto apuntó a que el caso fuera reabierto una vez más para comparar los hallazgos de los Case Breakers con el expediente policial.
Después de repasar la historia del siniestro asesino del tarot, no queda duda del porqué este caso sin resolver haya influido en la realización de series televisivas, filmes, documentales y libros basados en estos hechos de la vida real. A pesar de la fama que ha tenido este caso dentro de la cultura popular, muchos todavía se preguntan de quién se trata o, después de tantos años, asumiendo que el agresor haya fallecido, ¿cómo murió el asesino del Zodiaco? La incógnita persiste hasta la actualidad, al igual que permanece vigente la búsqueda por hacer justicia, medio siglo después, a los cruentos homicidios cometidos por este asesino serial.