El Club de la Lucha es, sin duda, una de esas películas que provoca profundos cambios en la manera de ser, y por la que muchos estarían dispuestos a cuestionar sus valores.
Un cartel con Brad Pitt y Edward Norton, un nombre de película de acción comercial y un guión basado en una novela de un tal Chuck Palahniuk que nadie conocía entonces, eran ingredientes que despistaban a cualquier buscador de tesoros.
Pero la sorpresa fue en forma de film trepidante, reflexivo, estético y muy innovador, que dejó muy tocados a los espectadores y del que todos los desencantados con el sistema querían formar parte.
Si aún no la has visto, echa un vistazo al trailer.
Edward Norton interpreta a un joven de éxito que tiene un trabajo remunerado, un montón de pertenencias materiales y una vida superficial que detesta. En un viaje de negocios conoce a Tyler Durden (Brad Pitt) que se presenta como la persona opuesta, con una vida emocionante en la que lo importante son la experiencias vividas y no lo que se puede comprar con dinero.
Atraído por la personalidad de Durden y en un intento por dar un giro a su vida liberal-sintética, forman juntos El Club de la Lucha, un agrupación de personas que rechazan lo establecido y que utilizan la violencia entre ellos con el objetivo principal de perder el miedo al dolor físico, al sufrimiento emocional, al rechazo de la gente y a la muerte, que condiciona nuestras acciones y nos condena a una vida clonada.
A lo largo del relato, ambos se enamoran de Marla Siger (Helena Bonham Carter), una esquizofrénica abstraída que se deja seducir por la forma de autodestrucción de Norton y Pitt, y que provocará intrigas y envidias que darán ritmo a la película hasta el embriagador desenlace final que la gran mayoría ya conoce.
Título original: Fight Club
País de producción: E.E.U.U.
Estreno: 15 de Octubre de 1999
Género: Thriller
Duración: 139 min.
Director: David Fincher. Director de títulos como Alien 3, continuando la saga de Ridley Scott y James Cameron; Se7en, impresionante film sobre un asesino en serie que vuelve a promocionar los 7 pecados capitales del catolicismo; o The Game, desconcertante película protagonizada por Michael Douglas en la que el protagonista se ve envuelto en un thriller simulado contratado por su hermano como regalo para que viva una experiencia de acción.
Lo que no todo el mundo sabe es que David Fincher dirigió Dangerous The Short Films, cortometrajes promocionales de Dangerous, la obra maestra de Michael Jackson; Big Ones Can Looks At, compuesto por 13 videoclips de Aerosmith; y la cinta Fields of Gold: The Best of Sting, un recopilatorio de los éxitos de estudio del mítico bajista de The Police, de 1984 a 1994.
Y, ahora viene el dato friki, David Fincher formó parte de la saga de Star Wars. Empezó en el mundo del cine realizando efectos visuales para la empresa Industrial Light and Magic, encargada de los efectos de El Retorno del Jedi. Parece que mucho de lo que tiene que ver con Star Wars, directa o indirectamente, se convierte en talento puro.
Por estas cosas y por El Club de la Lucha, David Fincher se ha convertido en un realizador fetiche para los cinéfilos.
Guión: Jim Uhls, adaptando la novela de Chuck Palahniuk, novelista destacado de la generación X, galardonado con el premio Pacific Northwest Booksellers Association y el premio a mejor novela Oregon Book por El Club de la Lucha.
Reparto: Brad Pitt, Edward Norton, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto, Van Quattro, Markus Redmond, Michael Girardin, Rachel Singer, Eion Bailey.
Es obligado destacar la actuación de Brad Pitt, una de las mejores de su carrera, la de Edward Norton, brillante como casi siempre, y la de Helena Bonham Carter, la única en la que consigue hacer de su desequilibrado personaje alguien sexy.
Banda Sonora: Dust Brothers. Gracias a la magnífica banda sonora electrónica de Dust Brothers, la película consigue crear el ambiente de trance y acción que la hace única.
A parte de este obra maestra de la música, E.Z. Mike y King Gizmo participan en la creación del famoso álbum de los Beastie Boys, Paul’s Boutique, considerado uno de los mejores discos de todos los tiempos por la revista Time Magazine. También producen el album Odelay de Beck y, años más tarde, de los irrepetibles Guero y The Information del mismo artista.
Colaboran con músicos del calibre de Carlos Santana, The Rolling Stones, Mötley Crüe y Linkin Park. Participaron en el tema Kick the P.A. de la banda sonora de Spawn y compusieron el tema instrumental de la serie de culto Expediente X. Esta es una de la mejores bandas sonoras atendiendo a lo que aporta a la película.
Escucha la banda sonora completa de El Club de la Lucha.
Premios: nominada al Oscar a la película con mejores efectos especiales de 1999. Reconocimiento excesivamente escaso para la película de culto en la que se llegaría a convertir.
Fox 2000 compró los derechos de la novela por solo $10.000 para llevarla al cine y, en primer lugar, barajó la posibilidad de que la dirigiese Peter Jackson, que no pudo ya que se encontraba haciendo Agárrame esos Fantasmas, protagonizada por Michael J. Fox y co-producida con Robert Zemeckis, pareja de éxito que hizo posible la clásica Regreso al Futuro. Ante la negativa de Jackson, enviaron la novela a Bryan Singer, director de Sospechosos Habituales y de la saga X-Men, que no tuvo tiempo de leerlo.
Danny Boyle, director de Trainspotting, 28 días Después y de la premiada Slumdog Millionaire, llegó a reunirse con Fox pero finalmente se involucró en otro proyecto. Por último, David Fincher, que conocía el libro, se aventuró en el proyecto que lo subiría al podio de los grandes.
Teniendo la historia y el director, faltaba darle vida a los personajes principales. Los productores se reunieron con Russell Crowe y con Brad Pitt para el papel de Tyler Durden, decantándose finalmente por este último.
Galanes de Hollywood como Matt Damon y Sean Penn estaban en la baraja para ser el protagonista del film, pero Edward Norton fue el elegido fuera de dudas gracias a su interpretación en El Escándalo de Larry Flynt. Helena Bonham Carter completa el elenco ante las intenciones de proponer el papel de Marla Singer a Courtney Love y a Winona Ryder. Cómo hubiese cambiado todo si algunos de los ingredientes de este hit cinematográfico hubiesen sido otros…
Unas escenas de lucha coreografiadas hasta la perfección, un equipo de maquillaje que superó todas las expectativas, una fotografía con colores saturados, alta densidad de negros y brillos que hacen de los personajes seres reales, y unos efectos especiales que logran meterse en nuestro cerebro para cuestionar si vemos o soñamos, hacen de esta película justo lo que es.
Brad Pitt fue al dentista a que le mellara una paleta para que su personaje en la película no tuviera los dientes perfectos y no diera una impresión superficial y cómoda. Una vez acabado el rodaje, tuvo que pasar de nuevo por el taller para que le reconstruyeran la dentadura. Esto sí que es darlo todo.
Pitt y Norton tuvieron que recibir clases de boxeo, taekwondo, técnicas de derribo sin golpes y clases de elaboración de jabón. Por eso el resultado es tan realista.
Imágenes de Tyler Durden de 1/2 segundo de duración aparecen continuamente en la película antes de ser presentado el personaje. En la oficina, en el hospital, en el grupo de apoyo… Con esto, el director quiere mostrar cómo la doble personalidad se va creando en la mente del narrador, interpretado por Edward Norton. Intentar encontrar a Durden en las secuencias en un ejercicio muy adictivo.
Cuando el apartamento del narrador vuela por los aires, este llama a Tyler desde un teléfono público y no recibe respuesta. Al rato, el teléfono del narrador suena y en él se ve escrito «este teléfono no acepta llamadas entrantes». Una pista del director de que todo se está produciendo en la cabeza del personaje de Norton.
Cuando el narrador y Durden suben al autobús, éstos solo pagan un billete, y, cuando están juntos en el coche, conduce Pitt pero Norton se baja del auto por el lado del conductor. Demasiado sutil para darse cuenta antes del 4º visionado de la película.
En el mensaje anti-piratería de la versión en DVD, aparece un mensaje de Durden. Estas son algunos de los detalles que nos hacen ver una y otra vez este tipo de películas.
En varias ocasiones, durante la película, aparecen de fondo carteles y vallas publicitarias anunciando las películas Siete Años en el Tibet, El Escándalo de Larry Flynt y Las Alas de la Paloma, últimos trabajos de Brad Pitt, Edward Norton y Helena Bonham Carter respectivamente antes de rodar El Club de la Lucha. A ver si eres capaz de encontrarlas.
En cada escena de la película aparece al menos 1 vaso de Starbucks. Todo un reto al puro estilo Dónde está Wally.
Helena Bonham Carter tuvo que usar unas plataformas de casi 20 cm. para estar a la altura de Brad Pitt y de Edward Norton.
Cuando el narrador está escribiendo poemas japoneses en el ordenador de la oficina, los nombres de los miembros del equipo de producción aparecen en un documento abierto en el escritorio. Un pequeño tributo a los trabajadores del film.
Pitt y Bonham Carter estuvieron varios días grabando audios de orgasmos de los que el protagonista es testigo sonoro. Parece que no eran muy buenos fingiendo…
Cuando Norton golpea por primera vez a Brad Pitt en la película, lo hace de verdad por petición del director. Fíjate en la expresión de dolor de uno y en la risa del otro.
El número de teléfono de Marla Singer es el mismo que el de Teddy en Memento, que el del restaurante Hong Kong en Harriet la Espía y que el de Eddie Alden en Siempre a tu Lado. El número telefónico más famoso hasta que llegó el de Saul Goodman de Breaking Bad.
Cuando Tyler Durden hace mención a las estrellas de rock durante el primer discurso de El Club de la Lucha, mira directamente al actor Jared Leto, que el año anterior formaba la banda de rock 30 Seconds to Mars. Está todo pensado.
Como toda película de culto, el merchandising es un factor importantísimo en su promoción, y es lo que termina por provocar un fanatismo friki que desata el interés por el proyecto y la colección de sus fetiches.
Existen muchos elementos que confluyen en este film y lo hacen una fuente de creatividad inagotable, pero el más admirable, sin ninguna duda, es su forma de desafiar con absoluta lógica al sistema para el que nos dejamos la piel todos los días.