El minimalismo como corriente artística va más allá de apelar a un lenguaje sencillo, a líneas limpias y colores puros. El minimalismo es una filosofía de vida que se centra en revalorizar las prioridades del individuo; en saber conservar los objetos esenciales y prescindir de aquello que es superfluo. Es convivir con aquello que se ama e inspira.
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Si bien es cierto que el minimalismo no es incompatible con el capitalismo, sí surge como un contrapunto del consumismo desmedido. El consumo en extremo puede producir un círculo vicioso en el que el hombre adquiere más pertenencias de las que puede utilizar, o incluso de las que puede pagar. Este comportamiento disipado conlleva a que los objetos tengan un mayor poder sobre ese individuo. En el minimalismo renace la armonía con las cosas materiales.
La tendencia minimalista tiene como intención priorizar y defender a capa y espada un espacio físico equilibrado, ante un espacio atiborrado de elementos superficiales. El minimalismo se ha transformado en un estilo de vida ecológico. Museos, bares, parques, restaurantes, hoteles, empresas y viviendas particulares han adoptado el minimalismo como alternativa para disminuir el estrés del día a día y romper con la rutina.
¿Qué es el minimalismo?
El concepto sobre qué es el minimalismo asienta sus bases en una forma de vida en la que se elimina lo ornamental o lo innecesario de los elementos cotidianos; se reduce a la esencia. También tiene sus raíces en el ascetismo, una doctrina religiosa y filosófica que pretende purificar el espíritu a través del rechazo de los placeres materiales. Se parece, de igual forma, al tiny house movement, un movimiento en los Estados Unidos que aboga por vivir en casas pequeñas o simples.
Al comprender qué significa minimalista, se empieza a promover el verdadero desapego a las posesiones materiales y sentimentales. Va en conformidad con un ritmo de vida ideal para un mundo sostenible. En el minimalismo no se acumulan objetos, sino que el tiempo y el dinero se invierten en la realización personal, como estudiar una profesión, conocer nuevas culturas o compartir momentos con los seres queridos.
Cómo iniciarse en el estilo minimalista es un tema álgido, pero es un camino que se construye a diario. Por ejemplo, el primer paso puede ser limpiar un área que se usa con frecuencia y desechar los objetos que no se utilizan para organizar los elementos funcionales. Es una práctica que permite tomar decisiones sobre la premisa de qué es importante y qué no lo es.
Entre las características del arte minimalista figuran los espacios que combinan y se aprecian como un todo. Los colores del minimalismo se caracterizan por ser puros, monocromáticos, de tonos suaves, en el que predomina el blanco por su luminosidad. Los colores tostados o el negro también tienen protagonismo, con ligeros toques de color para marcar los detalles, como una alfombra o un almohadón rojo o verde.
Dentro de la ambientación minimalista, los muebles y suelos de madera son un punto clave. Los muebles deben ser simples y prácticos, en la cantidad necesaria. Los muebles modernos con un estilo oriental son apropiados en la corriente minimalista. En cuanto a las paredes, pueden revestirse con piedras, pintarlas con un color neutro o colgar un cuadro de autor.
Los materiales rústicos como el vidrio, cemento aislado, piedras o alambres de acero también son habituales. La decoración minimalista deja a un lado las telas estampadas; se utilizan preferentemente las telas rústicas, en tonos como el marfil o el beige, de textura similar al linio o a las lonetas.
¿Cómo nace el minimalismo?
El origen del minimalismo se remonta a principios del año 1960 en los Estados Unidos. El movimiento minimalista surge en contraposición del uso excesivo del arte pop y de las corrientes realistas en los museos de aquella época. El término minimalismo fue acuñado por el filósofo inglés Richard Wollheim, en un artículo para la revista Art Magazine, en el año 1965.
En dicho artículo, Wollheim se refirió a las obras de Adolph Dietmar Friedrich Reinhardt, conocido como “Ad Reinhardt”, pintor y escritor promotor del arte conceptual y minimalista. También mencionó a Marcel Duchamp, artista francés creador del término ready-made, que significa “objeto encontrado” o “arte encontrado”, caracterizado por emplear objetos de baja elaboración con alto contenido intelectual.
Entre los primeros pintores y escultores que se sumaron al llamado arte minimal destacan Robert Mangold, Reinhardt y Dan Flavin. Sin embargo, el nacimiento minimalista también se proyectó en la arquitectura, el diseño y en el estilo de vida.
El minimalismo y sus características
El minimalismo como cultura
Chris Wray, escritor del blog TwoLessThings.co.uk, subraya lo siguiente: «El minimalismo no son cuartos blancos casi vacíos y con escasos muebles». El neominimalismo se cuela en la cultura tras el desarrollo del arte occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
Como parte del significado de minimalista se desprendió un reajuste en la actividad artística y cultural para dar paso a la participación del espectador. Esto se conoce como happening, una manifestación multidisciplinaria que se originó en 1950, cuyo objetivo era incluir al público en el evento artístico rompiendo los esquemas tradicionales. Una muestra de ello son las instalaciones coloristas del fotógrafo Spencer Tunick.
Como características del minimalismo cultural se hace alusión a la abstracción, a la desmaterialización, al orden, al equilibrio, a la sencillez, a la geometría elemental rectilínea junto al purismo funcional y estructural.
El minimalismo como arte
En los años 60, el minimalismo revolucionó la relación que existe entre una obra de arte y el espacio donde se expone. En esos espacios predominan las paredes desnudas, en color blanco, y las salas a grandes escalas, además de la abstracción geométrica contemporánea minimalista. Tomando como ejemplo el campo de la escultura, el minimalismo se vio representado por Carl Andre, Sol LeWitt y Donald Judd.
La escultura minimalista tiene formas similares a las esferas, a las pirámides y hasta a los cubos organizados en ángulos rectos o en serie. Son obras de gran formato que juegan con los contrastes de brillante-mate, grueso-fino o suave-áspero.
A su vez, la pintura minimalista, con toda su influencia en el constructivismo, se reflejó gracias a Robert Ryman y a Robert Mangold como principales exponentes. Las pinturas minimalistas se identifican por ser superficies monocromáticas, con líneas y puntos muy sutiles cerca del borde o por pincelazos.
El minimalismo como música
La música minimalista tuvo sus acordes en la década de los años 60 en el norte de América. La primera composición minimalista pertenece a Terry Riley, In C, de 1964. Sin embargo, otros atribuyen como músico minimalista a Michael Nyman, pianista, musicólogo y compositor británico.
Esta música obedece a ciertas características del estilo minimalista, según comenta Kyle Eugene Gann, profesor y compositor estadounidense. La repetición de frases musicales breves, a la armonía estática de no cambiar de acordes, a la instrumentación estática en la que varios instrumentos suenan al unísono y a los elementos orientales.
La Monte Young, Philip Glass y Steve Reich son destacados compositores norteamericanos que se unen también a la lista de los compositores europeos, como Yann Tiersen, Steve Martland y Wim Mertens.
El minimalismo en la arquitectura
En el diseño y en la arquitectura minimalista intervienen el diseño y la arquitectura japonesa. El uso de elementos simples simbolizados en las líneas y planos organizados es una particularidad de esta tendencia filosófica. Los trabajos de De Stijl, un movimiento artístico que buscaba integrar el arte, es una referencia.
Algunos de los artistas del minimalismo más representativos de la arquitectura minimalista son Hiroshi Naito, Tadao Ando y John Pawson. El Pabellón Alemán de Ludwig Mies van der Rohe situado en Barcelona, España, es un ejemplo de las creaciones de esta índole.
La economía de recursos es otro aspecto vital en el diseño minimalista. Los ambientes luminosos y eléctricos, así como los espacios altos tipo loft o las edificaciones con una segunda planta, o entrepiso, expresan la austeridad en la composición del diseño.
El minimalismo como estilo de vida
Cada ser humano tiene su percepción sobre qué es el arte minimalista según sus ideales, sus preferencias y sus necesidades. Sin embargo, existen minimalistas más arriesgados que defienden un estilo de vida más ligero: solo viven con 100 objetos indispensables. O bien se unen al “proyecto 33”, que consiste en guardar solo 33 prendas de vestir importantes.
Por lo general, los minimalistas son de habla inglesa, aunque los hispanohablantes también aportan su cuota en este modo de vida sostenible. Por otro lado, influye en la calidad de vida de quienes lo practican. Al disponer solo de unos objetos prioritarios, se facilita la limpieza, evitando las enfermedades y alergias a causa del polvo acumulado en las cosas que se guardan.
Los armarios y las gavetas colapsadas dejan de ser un obstáculo a la hora de una mudanza. El ambiente minimalista ahorra tiempo y espacio si una persona vive, por ejemplo, en un apartamento de 45 y 90 m2.
El minimalismo en la gastronomía
Platos grandes con pequeñas porciones de alimentos; esa sería la definición por excelencia del minimalismo gastronómico. Con la simpleza de los platos, los sabores y las texturas se fusionan en una misma presentación. Los platos suelen tener colores como el rojo, negro o blanco.
La deconstrucción en la cocina consiste en conservar las características de un plato, pero empleando una presentación nueva. Los alimentos en el minimalismo no deben superar los 5 centímetros de tamaño y deben combinar formas geométricas básicas.
La sobriedad, junto con una presentación futurista de una receta antigua, da en el blanco para elevar el minimalismo gastronómico a niveles superiores. Como características destacan la precisión en los acabados y el uso literal de los materiales.
Beneficios del minimalismo
Ser minimalista abre una puerta hacia la libertad financiera, ya que al contar con pocos objetos se gasta menos. Un hogar minimalista genera menos estrés, es más fácil tener el control sobre las cosas justas. Personajes de la talla de Mark Zuckerberg o de Steve Jobs cumplían detalladamente la práctica del minimalismo para potenciar la productividad en sus empresas.
En el minimalismo, la palabra “eliminar” no siempre significa “tirar”. Los objetos que ya no tienen utilidad para un individuo pueden ser muy útiles para otros. Donar herramientas, ropa, muebles, utensilios o juguetes es una alternativa para aventurarse en esta corriente artística.
Cómo son las personas minimalistas
Las personas minimalistas se diferencian del resto porque están muy apegadas al orden y a la limpieza. Tienen la cualidad de vivir solo con lo que necesitan para ser proactivos. Llevan un control sobre las cosas que desean conservar o utilizar y saben qué otras cosas no son beneficiosas para su tranquilidad. La frase “por si lo necesito” no tiene cabida.
Por qué es importante el minimalismo para un mundo sostenible
Desde siempre, la sociedad ha impuesto parámetros que inciden en el consumo sin control, un ejemplo de ello son las compras en la época navideña. El consumo irresponsable agota los recursos, contamina el medio ambiente, aumenta la aparición de desperdicios, incita el maltrato animal e interfiere en el cambio climático.
¿Qué es el minimalismo? Esta pregunta tiene un sinfín de respuestas y un solo cometido. El minimalismo promueve un mundo sostenible. Barre con la idea errónea de que la felicidad radica en las posesiones materiales. El estilo de vida minimalista va en armonía con el contexto social, impulsa el sentido cooperativo con el entorno natural. El minimalismo reorienta de forma positiva los aspectos de la sociedad, de la cultura y de la economía.