Una trama medianamente creíble, algún lugar sugerente, situaciones extrañas, un perverso asesino o algún monstruo creado por una mente ingeniosa, pícaros adolescentes con hormonas en crecimiento, efectos espeluznantes y varios litros de sangre. Si todo eso se pudiera poner dentro de una licuadora, el resultado sería una película de terror.
Se podría mencionar cientos y cientos de ellas, algunas hasta reconocidas franquicias del género, las cuales, en su mayoría, terminan siendo películas muy pasatistas para ver en una noche de amigos, alcohol y bromas diversas durante la proyección de las mismas.
Si un espectador de cine tuviera que elegir una película de terror, pero de las que dan miedo en serio, que al finalizar lo dejan con ganas de ver más y que además le hacen pensar, probablemente el espectro donde elegirla se reduciría más que considerablemente, ya que estamos tratando con un subgénero del terror, el Terror Psicológico.
Films que no se centran en asustar, sino en hacer pensar al espectador, afectar su emotividad, sumergirle en tramas complejas, con tintes surrealistas o macabros, donde el director invita a identificarse con el personaje, una persona común con pasado familiar tortuoso, produciendo padecimientos o vivencias y cómo esto afecta a su vida.
En la mente aparecen muy pocas y con directores importantes. “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960), “Carrie” (Brian De Palma, 1976), “La Profecía” (Richard Donner, 1976), “El Exorcista” (William Friedkin, 1973), “Saw” (James Wan, 2004), “Hereditary” (Ari Aster, 2018) y “El Resplandor” (Stanley Kubrick, 1980).
Si se habla de “El Resplandor”, se habla de una película muy especial, la adaptación cinematográfica del libro homónimo de Stephen King, que contempla aristas diferentes de una película del género, y que aportó su granito de arena a la vida y desarrollo del cine.
Se habla de Stanley Kubrick (1928-1999), director inglés, pero no un simple director más.
Reconocido mundialmente por obras icónicas como “La Naranja Mecánica” (“A Clockwork Orange”) o “2001 Odisea en el Espacio” (“2001: A Space Odyssey“), entre otras, destaca por tener un estilo de dirección muy particular, por un singular manejo de la narrativa y por ser obsesivo y meticuloso en los detalles artísticos.
A lo largo de su vida cinematográfica cosechó premios de mucho prestigio. Entre otros, Oscar a mejores efectos visuales por “2001 Odisea en el Espacio” (1968), Globo de Oro a mejor película dramática por “Espartaco” (“Spartacus”, 1961), Premio Baffa Honorífico (2000), mejor director por “Barry Lyndon” (1975) y mejor película por “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” (“Dr. Strangelove”, 1964).
Un gigantesco hotel, el Overlook Hotel, en medio de la nieve, aislado de todo. Un hombre común, Jack Torrace, es contratado para hacerse cargo de las instalaciones del mismo durante las tormentas de nieve, por lo que viaja con su familia y se instalan en el hotel. Una gran oportunidad de descansar y disfrutar la paz de la montaña.
Sin embargo, mientras el tiempo transcurre lentamente, el aislamiento, el encierro, ciertas actitudes de su pequeño hijo y aspectos insospechados del hotel, irán produciendo cambios en las relaciones interpersonales de algunos miembros de la familia.
La puesta en escena de Kubrick, el surrealismo y las brillantes interpretaciones son elementos sustanciales del film que se conjugan y crean una obra maestra del terror.
Desde los años 30, en mayor o menor medida, la banda sonora siempre fue utilizada en el cine como fondo de las imágenes, como un elemento para acentuar emociones o crear ambientes.
Kubrick fue uno de los pocos cineastas que utilizó la música como instrumento narrativo y como aplicación de una carga emocional que le dan más dramatismo al film. En “El Resplandor” utiliza mayormente música clásica europea, que acompaña e hipnotiza al espectador.
Entre varios intérpretes y compositores, destacan Krzysztof Penderecki y, en especial, Wendy Carlos, que es el que crea el tema principal del film.
Violencia y sexo en “La naranja Mecánica” con música de Beethoven, el Espacio y lo desconocido en “2001 Odisea en el Espacio” con Mozart o en contrapartida La guerra y su crudeza con “La chaqueta metálica“ (Full Metal Jacket, 1987) bajo la música de Rolling Stones.
Durante generaciones, el uso de la cámara en el cine se limitaba a ubicar la misma de tal manera que el director de fotografía de la película pudiera obtener los mejores planos.
Kubrick era obsesivo por lo artístico. La iluminación, la paleta de colores y los significados de los mismos. El rojo (alusión a la sangre) era predominante en la mayoría de los planos. El Azul (la soledad y el frío) se representaba más que nada en el laberinto y escenarios exteriores al hotel.
Era un estudioso de los encuadres, sobre todo por la simetría de los planos, lo que no solo representaba una manera distinta de posicionar una cámara, sino también de utilizarla para conseguir ambientes y propiciarle golpes psicológicos al espectador. Psicología aplicada al cine.
Kubrick fue uno de los primeros precursores en la utilización de la Steadicam, un estabilizador de cámara que, por medio de un complejo sistema de contrapesos, permite al director obtener resultados que con grúas o carros no se podrían obtener: movimientos naturales al caminar, al bajar por una escalera…, evitando que la cámara tiemble mientras el director sigue un objeto.
Ejemplos del uso de la Steadicam en rodaje se pueden apreciar, por ejemplo, cuando la cámara se arrastra por el suelo, cuando Danny anda en su triciclo por los diversos pasillos del gigantesco hotel o bien dentro del laberinto que estaba al lado del hotel, especialmente en una de las escenas finales.
Kubrick y su modo de edición son conocidos por utilizar elementos propios del género. En este caso crea escenas únicas, aterradoras.
El paralelismo que logra entre el paseo que hace su familia, saliendo del hotel, yendo a explorar el laberinto, adentrándose en sus pasillos…, al tiempo que Jack, estando en el hall del hotel, se acerca a una maqueta tridimensional del laberinto y la observa, como si estuviera viéndoles andar por los pasillos del mismo.
En lo que se refiere a escenarios o decorados, la mayor parte de la película fue realizadao en diferentes locaciones en Estados Unidos, en lugares elegidos por el equipo de diseño de producción, pero pondremos el acento en el hotel y en el laberinto. En el film, el Overlook Hotel es, en realidad, un nombre ficticio.
Los exteriores pertenecen al Timberline Lodge, un complejo turístico ubicado en Oregon, y a The Stanley Hotel, ubicado en Colorado.
Los interiores del Overlook Hotel se rodaron, entre otras locaciones, en el salón principal del Ahwahnee Hotel, en Yosemite, y el Biltmore Hotel en Arizona.
El laberinto es ficticio, fue creado a escala por expertos de MGM, al igual que los decorados en el momento de recorrerlo con cámaras y los actores.
En el blog de Tom Pappalardo se pueden apreciar dos excelentes vídeos con detalles muy interesantes de los diseños de producción de la película.
Reconocidas estrellas que formaron parte de sus películas, en mayor o menor medida, tuvieron que lidiar con un director obsesivo, caprichoso y meticuloso al extremo. Kubrick se justificaba en que algunos actores necesitaban ciertos estímulos para poder obtener excelentes resultados cinematográficos.
La tiranía de Kubrick, en otras palabras, ya la había experimentado en 1957 el gran Kirk Douglas, durante el rodaje de “Senderos de Gloria” (“Paths of Glory”), donde, disconforme con los resultados, hizo repetir enérgicamente una escena más de 100 veces.
Los actores (en menor medida Nicholson), fueron sometidos a diversos maltratos. Kubrick hacía inesperados cambios de guión, alargaba los tiempos de rodaje, cosas que los desconcertaba y enfurecía. Duvall terminó con ataques de pánico, que superó meses después de terminar el rodaje.
Sin embargo, el niño (Danny Lloyd), tuvo contención psicológica durante todo el rodaje y fue muy cuidado por parte del director. Siempre creyó que se trataba de un drama familiar, no de una película de terror.
Ejemplo de la neurosis y obsesividad del director, luego trasladada al personaje, se observa en la escena en la que Wendy entra en el hall principal del hotel –lugar elegido por Jack como reducto privado y donde establecerse para escribir a máquina una novela–, atónitamente ve que, tanto en el carrete de la máquina, como en las pilas de hojas escritas, se repite una única frase, una y otra vez.
“All work and no play makes Jack a dull boy” (“Solo trabajo y nada de juego hacen de Jack un chico aburrido”).
En el rodaje, no solo hubo diversas escenas que hubo que repetir cientos de veces, sino que el inconformismo de Kubrick se puede advertir, por ejemplo, en la famosa escena donde Jack rompe a hachazos la puerta del baño, donde, aterrada, su esposa se encierra y busca escapar de su locura.
Esta escena fue rodada con diversos ángulos de cámara y se llegaron a romper casi 70 puertas.
Kubrick lleva sus actitudes hacia niveles que rayan el morbo.
La locura de Jack está representada a través de sentimientos de soledad, angustia y desesperación.
La referencia se puede apreciar en el hecho de querer escribir una novela (y no encontrar inspiración) en ese inmenso hall central del hotel, ese ámbito donde el silencio, la ansiedad, el insomnio, la incomunicación…, van creando una espiral de elementos donde la soledad oprime, llegando al trastorno de personalidad y derivando en episodios de violencia con su familia.
De todos modos, hay otros directores que también componen sus personajes a través de morbos. Entre otros Lars Von Trier con “Anticristo” (Antichrist, 2009), Roman Polansky, con “Repulsión” (Repulsion, 1965) y Pascal Laugier con “Mártires” (Martyrs, 2008).
Roger Ebert, del Chicago Sun-Times, en una review de junio del 2006, se preguntaba:
“¿Quería Kubrick que los actores llegaran al convencimiento de que ellos mismos estaban encerrados en el hotel con otro loco, su director?”
Probablemente “El fin justifica los medios” sea la frase de cabecera de Stanley Kubrick, pero, ante un genio como este, quizás se le podría hacer más de una concesión.
Sebastian Molero es Técnico en Diseño y Comunicación Multimedia. Director de L1M Video Agency, Buenos Aires. | Twitter |
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La imagen de Kir Douglas con kubrick es erronea No corresponde a Senderos de Gloria que es una pelicual sobre la primera guerra mundial. Y no hay mas que ver que Douglas lleva en la mano Algo que parece una espada de madera y por detras hay gente en toga y vertiduras romanas. Corresponde quizas a un momento del rodaje de Spartaco.
El resplandor a pesar de ser la mejor historia de terror de todos los tiempos a mi me dejo indiferente y no me austo nada. Nicholson sobractuado como siempre no da la sensacion de un hombre poseido por una entidad maligna, si no de un pobre loco psicopata. Y las escenas del niño paseando por la alfombra parece que va a pasar algo y al final no pasa absolutamente nada. A mi me aburrio bastante
Hola Isabel, muchas gracias por tomarte tu tiempo para escribir tu comentario. Soy el el que escribió el artículo. Encantado. Tus aclaraciones y precisiones son importantes. Para mi la mejor historia de terror se llama El Exorcista de Willam Friedkin, porque en esa película pasaron muchas cosas y hoy por hoy la ves y sigue dando miedo. Rick Baker fue el maquillador de esa película, y lo que hizo con la niña Lina Blair fue increible. El director obligó a los actores a filmar dentro de una habitación que estaba en un sistema de refrigeración para que sientan el frio, y asi se veia en las escenas de la película, especialmente cuando el Demonio estaba se presentaba en todas sus formas. Kubrick tambien hizo de las suyas, lo cuento en este artículo. Respecto a Nicholson es un tómalo o déjalo, y yo lo tomo, porque ha hecho películas como Atrapado sin Salida, Las Brujas de Eastwick y si me apuras en Los Infiltrados, donde se luce del modo que en el Resplandor. Son gustos. A veces el terror no se siente por lo que pasa, sino por lo que crees que va a pasar, y no pasa. Te animo a que veas Hereditary, del debutante Ari Aster y después contame. Buen cine y Terror que se mete en la piel en estado puro. El Cine siempre se ha caracterizado por ser ambiguo en cuanto a que a no todas las personas podemos tener los mismos gustos, pienso que seríamos una sociedad extremadamente aburrida. Saludos y otra vez, gracias.
Wooow brillante¡¡!¡! Felicidades Seba
Genial reseña Seba, impecable
Gracias Carlos, me alegro lo hayas disfrutado.