Hace poco se anunció la construcción del Titanic II, que será una réplica exacta del original, hundido una fatídica noche de abril de 1912. Pero ahora ha surgido una nueva teoría acerca de las causas del trágico accidente que 100 años más tarde sigue dando de qué hablar.
Todo el tema salió a la luz debido a la investigación que ha llevado adelante el periodista irlandés Senan Molony, quien pasó 30 años verificando los detalles más pequeños del desastre. Según Molony, lo que causó el desastre en el que murieron casi 1.500 personas fue un incendio y no el choque contra un iceberg.
En un documental transmitido en la televisión Británica, Molony ha explicado el suceso planteando que al momento de zarpar se había producido un incendio de grandes dimensiones en el casco de la enorme embarcación. Para apoyar su teoría, ha acudido a una colección de fotos que salieron a la luz recientemente tras ser subastadas.
En esas fotos se observan manchas oscuras en uno de los lados del barco que, de acuerdo con Molony, son evidencia del incendio que se desarrollaba en la caldera.
De acuerdo con el informe oficial de la investigación, se determinó que el hundimiento había sido causado por “un acto de Dios”, pero los datos que arroja esta pesquisa apuntan, en palabras de Molony “hacia una conjunción de factores que incluyen el iceberg, el incendio y una negligencia criminal”.
De acuerdo con el periodista, los constructores sabían que se había producido el incendio y permitieron que el barco zarpara con rumbo a Norteamérica. El análisis de las fotos tomadas cuando el barco estaba anclado en Belfast, y recientemente conocidas, confirma la presencia de marcas que evidencian un incendio cerca de las calderas del barco.
Al parecer estas llamas se intentaron apagar sin éxito, lo cual no impidió que continuasen el itinerario previsto. El calor sostenido durante varios días durante todo el viaje causó que el casco se debilitara, razón por la que no soportó el impacto contra el iceberg.
Otro detalle revelado por la investigación es que la constructora del barco “inhundible” instruyó a los oficiales de a bordo no revelar la existencia de ese incendio, a fin de evitar sanciones. Si el barco no hubiera chocado contra el iceberg de todos modos, pudo haber sufrido explosiones en su interior.
Para mantener el incendio en secreto, los operadores de máquinas navegaban a altísima velocidad en el helado Atlántico Norte, lo cual es una temeridad. Al parecer la única manera de deshacerse del carbón incendiado era meterlo en las calderas, acelerando fatalmente la embarcación.