El éxito de las compañías en un entorno incierto y cambiante pasa por definir estrategias que miren al horizonte, se adapten con rapidez y cuenten con la implicación de toda la organización. Así lo han destacado este martes representantes de empresas líderes en diversos sectores durante un encuentro en Madrid.
Las empresas deben entender las necesidades y tendencias emergentes anticiparse al futuro.
La velocidad a la que se producen las transformaciones y la incertidumbre que generan obligan a las organizaciones a replantear sus planes estratégicos. Según Fernando Martín del Agua, socio de McKinsey & Company, las empresas deben entender las necesidades y tendencias emergentes para «trabajar con vientos de cola» y anticiparse al futuro. En su opinión, el diseño estratégico debe involucrar a todos los miembros de la compañía, contar con un seguimiento y planificación financiera flexible, y alinear los incentivos en torno a los objetivos marcados.
«La estrategia debe nacer de la visión de la compañía, anticiparse y adaptarse a las necesidades de los clientes, ser compartida por toda la empresa y tener una ejecución flexible y un seguimiento constante.»
Javier Laraña, coordinador de Estrategia de Ikea Ibérica.
Esta visión es compartida por Alberto Alonso Poza, director académico del ‘Program for Management Development’ de Esade Executive Education. Desde la escuela de negocios abogan por una cultura corporativa que implique a toda la organización en la ejecución de la estrategia, que ésta esté sustentada en un modelo financiero sólido y que se haga un seguimiento riguroso de su implementación.
Asimismo, Alonso destaca la necesidad de planificar a largo plazo, con un horizonte de cinco a diez años, teniendo en cuenta factores como los cambios económicos, geopolíticos y la creciente competencia.
Las prioridades estratégicas de las empresas giran en torno a la digitalización, la transición energética, la sostenibilidad y la ciberseguridad.
En el encuentro, celebrado en el marco del proyecto Ejecución de Oportunidades de Europa Press y McKinsey & Company, los participantes coincidieron en que las prioridades estratégicas de las empresas giran en torno a cuestiones como la digitalización, la transición energética, la sostenibilidad, la ciberseguridad y las nuevas necesidades de los consumidores.
El vicepresidente de GSK España y director en Europa de Relaciones Institucionales y Comunicación, Guillermo de Juan, subrayó que la estrategia debe ser «ejecutada por todos» y permitir «muchísima flexibilidad», especialmente en sectores como el farmacéutico, que debe adaptarse con rapidez a los constantes cambios regulatorios.
Desde el sector del comercio minorista, Javier Laraña, coordinador de Estrategia de Ikea Ibérica, señaló que las compañías del sector viven un «momento fascinante» en el que han tenido que hacer frente a la transformación de los patrones de consumo impulsada por la digitalización, la búsqueda de formas más eficientes de distribución y los efectos de la inflación. En su opinión, la estrategia debe nacer de la visión de la compañía, anticiparse y adaptarse a las necesidades de los clientes, ser compartida por toda la empresa y tener una ejecución flexible y un seguimiento constante.
«Para que una estrategia tenga éxito debe focalizarse en los ejes correctos, hacer una buena lectura del contexto, estar cimentada en la ventaja competitiva de la compañía y ser medible y rápidamente modificable.»
María Teresa Nonay, directora de Estrategia y Planificación de Enagás.
La directora de Estrategia y Planificación de Enagás, María Teresa Nonay, apuntó que para que una estrategia tenga éxito debe «focalizarse en los ejes correctos, hacer una buena lectura del contexto, estar cimentada en la ventaja competitiva» de la compañía y ser medible y rápidamente modificable en función de los cambios en las circunstancias o las necesidades.
En cuanto a los aspectos clave que deben contemplar las estrategias empresariales, Martín del Agua mencionó el impacto de la segunda ola de digitalización, la sostenibilidad, la transición energética, la adaptación al entorno macropolítico y la gestión de las nuevas expectativas de los clientes.
Desde Iberdrola, su responsable de Transformación Digital en España, Silvia Núñez Rivero, destacó que la transición energética va de la mano de la transformación digital, que debe ser «no solo un habilitador, sino también un acelerador» de ese proceso. Núñez también subrayó que las interacciones con los clientes son cada vez más digitales, en un nuevo modelo de consumo energético que apuesta por la movilidad eléctrica, las baterías y el autoconsumo.
En el caso de Enagás, cuyo objetivo es avanzar en la descarbonización garantizando el suministro energético, la sostenibilidad «va a ser la única fórmula de éxito», según Nonay. La compañía basará su crecimiento en el hidrógeno y las infraestructuras, y entre sus prioridades estratégicas figuran también la digitalización, la tecnología y la ciberseguridad.
Desde GSK, De Juan indicó que la sostenibilidad medioambiental es uno de los ejes de actuación de la compañía farmacéutica, que utiliza la digitalización y la tecnología para acelerar la investigación de nuevos medicamentos y vacunas con el fin de no solo tratar, sino también prevenir enfermedades.
Luis Miguel Rodríguez, director de Comunicación Externa y Redes Sociales de Mutua Madrileña, señaló que la sostenibilidad es un «eje transversal» de la empresa, cuyo crecimiento debe ser sostenible en el tiempo. Además, apuntó que para Mutua es crucial «estar preparados para lo que pueda venir», ya sea una pandemia o un conflicto bélico, para lo cual es fundamental ser una compañía
«sólida, diversificada, socialmente comprometida y capaz de atraer el mejor talento».
