El síndrome de Clérambault, conocido más comúnmente como “erotomanía” o “psicosis pasional”, es una psicopatología mental por la cual el enfermo siente un enamoramiento enfermizo hacia otra persona, generalmente, de un estatus social o intelectual superior al suyo. El erotómano cree ciegamente que la persona de la cual se ha enamorado le corresponde y que lo único que les impide desarrollar su amor son factores externos.
Esta obsesión por un amor creado en la mente, ficticio, hace que el sujeto crea que su admirador imaginario muestra su actitud enamorada hacia él por medio de señales especiales, secretas, telepatía o mensajes cifrados.
En 1942, el psiquiatra francés Gaëtan Gatian de Clérambault estudió este cuadro clínico, aunque este concepto ya tenía una larga historia médica, autores como Hipócrates, Galeno y Plutarco la desarrollaron. Aunque el primero que le dio nombre a este juicio clínico, fue el médico francés Jacques Ferrand quien escribió Erotomanía, o un discurso teatrista de la esencia, causas, síntomas, pronósticos y la cura del amor o la melancolía erótica.
Clérambault estableció que el erotómano pasa por distintas fases en su proceso delirante: la esperanza, la confirmación y la venganza o despecho. El enamorado vive con pasión los trabajos de aproximación hacia su objeto en cuestión. Esta reivindicación suele llegar al enojo y agresividad en forma de rencor o despecho al descubrir que no puede alcanzar su meta.
Normalmente termina en la fase de rencor con reacciones agresivas, venganzas y hasta un drama pasional. Este mecanismo de la erotomanía explica la presentación tan frecuente hipomaníaca. Este delirio pasional está asociado a la esquizofrenia.
Las personas que sufren este delirio suelen tener una vida depresiva, solitaria o de mucho estrés, o haber padecido situaciones traumáticas de abuso. Esta es la manera con la que se evaden o canalizan sus problemas y frustraciones personales.
El erotomaníaco siempre intenta establecer un contacto con su amado de forma obstinada. En la mente del erotómano pesa más el amor como una interacción espiritual o emocional que sexual. Aun así, el amor se convierte en un mal patológico que se torna en un sentimiento destructor tanto para sí mismo como para su víctima.
Uno de los casos más sonados fue el intento de asesinato del cuadragésimo presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan. Su atacante pensaba que la actriz Jodie Foster estaba enamorada de él y Reagan era un impedimento para poder consumar su amor.
La sociedad hiperconectada elimina las barreras entre las personas y puede revelar todas nuestras intimidades, y más si estas son expuestas a través de las redes sociales. El erotómano puede hacer uso de ellas para acechar u observar todos los movimientos de su víctima.
Un ejemplo lo podemos encontrar en la famosa serie de Netflix, You, protagonizada por Penn Badgley que encarna a Joe Goldberg, un obsesivo librero que siente un enfermizo enamoramiento hacia una de sus clientas y teje una serie de estrategias para poder espiarla por las redes sociales y acercarse a ella para vivir su inexorable amor.
En la segunda tanda de capítulos, el patológico personaje, que cambia de escenario mudándose de ciudad, vuelve a caer enamorado de otra joven y repite los mismos patrones en su concepción del amor.
En la película de Pedro Almodóvar Hable con ella, también se puede observar cómo este delirio se apodera del personaje de Benigno, interpretado por Javier Cámara, un enfermero que se enamora profundamente de Alicia (Leonor Watling), una bailarina a la que espía a diario desde su casa.
Repentinamente, la joven sufre un accidente que le deja en coma y Benigno logra ser su cuidador durante su estancia en el hospital, donde sus deseos y su enamoramiento enfermizo le hacen cometer actos indecorosos en nombre de su amor.
Para el tratamiento de esta patología mental se puede optar por el ingreso hospitalario, así como la administración de medicación antipsicótica a dosis media y la aplicación de psicoterapia de apoyo.
El aripiprazol intramuscular es una medicación que suele prescribirse para tratar los casos de psicosis y calmar las conductas violentas y de agitación. Otro antipsicótico con el que se trata esta enfermedad mental es la olanzapina con la que se intenta mitigar las perturbaciones en el pensamiento, así como las emociones inapropiadas en adultos y adolescentes.
También es recomendada para casos de trastorno bipolar y trastorno maníaco depresivo. La fluoxetina (prozac) también trata los trastornos obsesivo-compulsivos.
La medicación prescrita por el psiquiatra debe ir de la mano de la psicoterapia individual, que permita al paciente recuperar su estado mental y poder dejar atrás su estado de enajenación.
Según estudios clínicos, este tratamiento, u otros homólogos, supondrían una mejoría notable en el paciente para poder reiniciar su vida. Muchos expertos apuntan que el delirio erotomaníaco no suele desaparecer por completo en ocasiones, de forma que el erotómano no deja de ser nunca un enfermo crónico de amor.