Los testimonios más importantes de lo que fue la avanzada civilización mexica son sus códices. A través de la escritura azteca, que también se puede observar en otros importantes legados grabados en piedra, es posible conocer la historia y la mitología de esta majestuosa civilización que los procedentes del otro lado del Atlántico nunca pensaron encontrar. La escritura de los aztecas impresiona por su colorido, por sus innumerables símbolos y por su contenido reflexivo sobre el tiempo, la vida y la muerte.
Tipos de escritura:
Clasificación de las formas de escritura desde la prehistoria hasta la actualidad
La escritura de la cultura azteca es el tipo de expresión escrita que utilizó esta civilización precolombina que se asentaba en el valle México. Su sistema de escritura estaba compuesto por dibujos de figuras, signos, y llamativos símbolos mexicas, lo que causó gran admiración en los conquistadores a su llegada en 1519, y dio pie a discusiones que se prolongaron durante siglos.
Una de las razones para los enfrentados puntos de vista fueron si los glifos mexicas, o conjunto de figuras, signos y símbolos que formaban esta escritura, se podían definir como jeroglíficos aztecas, ya que las pictografías fueron relacionadas con el antiguo Egipto. Pero considerar que eran jeroglíficos implicaba reconocer una relación con lo sagrado por parte de este grupo de indios que aún no había sido evangelizado, lo cual no era aceptable.
Así, unos alegaban que no podían ser denominados jeroglíficos puesto que ello implicaría otorgarles un carácter divino, mientras que otros opinaban que, al estar la escritura restringida a los sacerdotes y reflejar a los diferentes dioses aztecas, los pictogramas estaban relacionados con la mitología y por lo tanto debían considerase jeroglíficos mexicas.
Al hablar de la escritura azteca se hace referencia a la escritura de la cultura mexica, pero es de uso más generalizado la primera expresión. El nombre de azteca le fue dado a este pueblo por Alexander von Humboldt a comienzos del siglo XIX, debido a que los mexicas contaban que habían llegado al lago Texcoco procedentes de Aztlán, en un viaje que duró 200 años. Azteca significa gente de Aztlán en la lengua náhuatl.
Según el calendario azteca, los mexicas arribaron al valle de México en el año 1325 de nuestra era. En esa época ya dominaban la escritura porque la habían aprendido en su largo viaje, en contacto con diferentes pueblos que sabían escribir desde hacía 2.000 años; especialmente de la escritura maya provino la mayoría de los dibujos, signos y símbolo de la escritura mexica.
Cuando los españoles llegaron a América se encontraron con culturas que habían logrado grandes avances, y otras de las que sólo quedaban vestigios, como por ejemplo la maya, que había desaparecido misteriosamente aunque se conservaba su herencia; sólo las civilizaciones de Mesoamérica dominaron la escritura: nunca existió la escritura inca y, para ese entonces, sólo estaba viva la escritura jeroglífica azteca.
Mención especial merecen los toltecas, de quienes sólo quedaban algunas pirámides y esculturas. Los toltecas eran muy admirados por los aztecas porque, según éstos, fueron los inventores del arte y la escritura. El tipo de escritura de los toltecas ha originado discusiones ya que, al parecer, contenía grafías alfabéticas de carácter latino, ante lo que algunos investigadores opinan que esos escritos corresponderían a una época más reciente y no fueron elaborados por los toltecas.
No existió un alfabeto azteca, sin embargo, su escritura llegó a ser fonética en la etapa más avanzada. Los tipos de escritura azteca obedecen a su evolución, que no necesariamente fue lineal de acuerdo a los códices analizados.
Un aspecto importante a considerar sobre esta escritura es que también constituye una expresión del arte azteca, ya que a los tlacuilos o escribas se les consideraba ante todo pintores dotados de una sabiduría particular.
En la fase de los pictogramas aztecas figurativos, la escritura se basaba únicamente en dibujos que expresaban una idea simple; por ejemplo la imagen del sol se refería al magno astro, sin mayores detalles. Aunque incluso en este momento la escritura era simbólica, en el sentido de que dibujaban a sus dioses, lo cual ya representaba una idea completa de acuerdo a los atributos específicos del dios en cuestión.
Se añaden signos a las figuras para hacer más claros los mensajes, lo cual se corresponde con los ideogramas aztecas. Por ejemplo, al dibujo de una jarra se le agregan conchas y caracoles que dan la idea de agua. Así mismo, para comunicar que alguien habla, del dibujo de una boca salen algunas partículas, y un ojo cerrado al lado del cielo oscuro implica dormir.
En la escritura mexica existen cientos de combinaciones que pueden cambiar totalmente el sentido de una idea, por lo que alguien que no esté relacionado con los signos aztecas y su significado, difícilmente podrá interpretar correctamente su pictografía.
Se observan los glifos aztecas con sus signos, pero acompañados al mismo tiempo de otros símbolos, los cuales son dibujos que no representan necesariamente una imagen de algo concreto, sino que son elementos abstractos que tienen un significado particular. Con la mezcla de todos estos componentes se construyó un complejo sistema de escritura, que fue necesario estudiar durante mucho tiempo para llegar a entender los códices aztecas y su significado.
Luego los pictogramas se esquematizan y se crean fonemas utilizando signos para fines de la transcripción de la imagen a un sonido, el cual concuerda con la primera sílaba de lo que refleja el dibujo. Por ejemplo, a partir de la representación pictórica del agua, se obtiene el fonema atl, cuyo significado es precisamente agua.
La perspectiva en el dibujo, el tamaño relativo de las imágenes, los colores, y ciertas pistas sobre cómo debe leerse el pictograma, son algunas de la características de la escritura azteca. Por ejemplo, si en la pictografía aparecen figuras que llevan ofrendas o copal, este es el lugar por donde se debe comenzar a interpretar la narrativa reflejada.
Por otra parte, la escritura de los aztecas fundamentalmente fue utilizada para contar capítulos de su historia. Siempre pintaban a los seres humanos de perfil mientras que los templos se veían de frente; los colores que usaban eran: rojo, azul, negro, ocre y blanco; y con frecuencia aparecían símbolos relativos a la numeración mexica en sus pictogramas.
No existen letras aztecas como tal, ya que nunca hubo un abecedario azteca. Lo correcto es hablar de fonemas y tenemos que en la lengua náhuatl son 23 en total, que se dividen en 8 sonidos vocálicos y 15 consonánticos.
El sistema numérico azteca era vigesimal, es decir, su base era 20. Para llegar a esta cifra se escribía la cantidad de puntos necesarios hasta el 5, que se indicaba con una raya. Luego se seguían combinando puntos y rayas hasta el 19, ya que el 20 era una bandera. Y así sucesivamente hasta llegar al 400, que estaba representado por una pluma. Posteriormente el 8.000 era una bolsa de copal y después se seguían incorporando otros símbolos cada vez que correspondía de acuerdo a la progresión.
Para comprender la escritura azteca y su significado es importante conocer sus símbolos, que son muchísimos, pero a modo de ejemplo se explican algunos. Estos símbolos pueden ser agrupados en seis categorías:
Estarían dentro de este grupo los dibujos de los dioses, que al mismo tiempo representaban cualidades distintivas; los portadores de ofrendas o de copal; el maíz, que era sagrado; un hombre con la cara embadurnada de negro ya que los sacerdotes se la pintaban para los rituales; varas o bastones que eran portados por la casta sacerdotal.
En esta categoría se incluyen los penachos de plumas; el oro y las piedras preciosas, que sólo pertenecían al rey; las serpientes, que eran símbolo de sabiduría; la bebida del cacao, considerada afrodisíaca y que sólo los nobles podían tomar; los árboles que extienden sus ramas así como se extendía el imperio.
Entre los símbolos de guerra se pueden mencionar el jaguar o su piel, distintivo de los guerreros más feroces; el agua junto al fuego que significa agua quemada y son fuerzas creadoras pero también arrasadoras; el águila, que es el ave más grande y poderosa; largas trompetas que se usaban para llamar a las batallas.
En cuanto a los símbolos de vida tenemos la lagartija, que representa el arte y la música; el cocodrilo, símbolo de la creación; el conejo, que se refiere a la fertilidad femenina; el mono, que implica celebración o fiesta; la rana, que equivale a decir felicidad o alegría.
Los mexicas tenían muchos símbolos dedicados a la muerte, de los cuales los más usados eran las calaveras; el búho, animal de mal agüero; el perro, que acompaña al amo al inframundo; las mariposas, que salían de la boca del difunto en su último suspiro como el alma que vuela.
También existían símbolos aztecas para denotar fenómenos de la naturaleza y hacer referencia a otros temas, como por ejemplo, el venado, que representaba la tormenta; cierta forma de dibujar una serpiente, que indicaba una regla a cumplir; el ocelote o tigrillo, que significaba lujuria; además de los números mexicas que indicaban cantidades.
La historia de todas las eras aztecas estaba escrita en su calendario. Ya habían existido cuatro soles destruidos por diferentes fuerzas: en el primero, terribles monstruos devoraron a la gente; en el segundo, fuertes vientos acabaron con la humanidad y los que no murieron se convirtieron en monos; el tercero fue arrasado por una lluvia de fuego y los que no perecieron se volvieron guajolotes (especie de pavo); en el cuarto, un gran diluvio hizo que todos se ahogaran y los sobrevivientes se volvieron peces. Todo esto se encuentra escrito en la Piedra del Sol.
Los mexicas tenían una forma de contar el tiempo casi igual a la de los mayas. Existían dos tipos de calendario: uno sagrado de 260 días, que se dividía en 13 meses de 20 días; y otro clásico de 360 días, con 18 meses de 20 días más 5 días aciagos. Durante los días aciagos se apagaban todos los fuegos (menos el fuego sagrado) y, cuando salía el sol después de este período, se encendían de nuevo. Los dos calendarios coincidían cada 52 años.
Las únicas diferencias entre el calendario azteca y el maya es que en éste último se le asignaba un nombre específico a cada día, mediante el número y un signo especial, por lo que no existían dos días iguales. Asímismo, los mayas tenían otro calendario de cuenta larga que abarcaba ciclos de 1.872.000 días, y también se diferenciaban en la fecha en que comenzaba el año: para los aztecas sucedía en marzo, mientras que para los mayas era en julio.
Cuando llegaron los conquistadores, los mexicas contaban con una gran cantidad de códices que los tlacuilos habían escrito sobre su mitología, su historia y otros temas. El soporte era un papel fabricado con la corteza del árbol amatl, que procesaban y cubrían con una especie de goma. Luego, el largo pliego se doblaba en forma de acordeón y sobre sus páginas se dibujaba con finos pinceles. Todos estos libros se guardaban celosamente en las grandes bibliotecas de Texcoco y Tenochtitlán.
Pero eran los tiempos de la Santa Inquisición y, una vez ganado el territorio, enseguida se instaló en México un Tribunal del Santo Oficio para velar por que todos los nuevos súbditos siguieran estrictamente las normas católicas y se alejaran de las demoníacas creencias paganas de los mexicas. Esto implicó destruir las bibliotecas y, en un auto de fe, quemar todos los libros, destruyendo toda la literatura de los aztecas y borrando así gran parte de su conocimiento acumulado.
Adicionalmente, quedó estrictamente prohibida la tenencia o lectura de cualquier códice azteca, so pena de ser ejecutado en la Plaza Mayor, ya que estos actos eran considerados como una herejía y, por otra parte, según se descubriera a posteriori, fueron contratados escribanos indígenas para hacer nuevos códices cambiando la historia y destacando su parte negativa.
De esta manera, pocos códices originales se pudieron conservar, por lo que no ha sido tarea fácil reconstruir la historia de la cultura mexica.
En esta sección planteamos preguntas y respuestas rápidas sobre cuestiones puntuales, pero también incluimos información muy curiosa sobre los aztecas no comentada previamente.
El lenguaje de los mexicas era el náhuatl y su comunicación escrita se basaba en pictografías. Para las grandes distancias tenían un sistema especial de correos, a través de mensajeros que recorrían más o menos 25 kilómetros y luego eran relevados por otros, de manera que se podían cubrir aproximadamente 600 kilómetros en un día. Un grupo específico de éstos, llamados tlameme, se dedicaba a la carga de alimentos, por lo que el emperador comía a diario pescado fresco traído desde las costas del Golfo de México.
La escritura azteca se basaba en pictogramas, lo que quiere decir dibujos, que acompañados de signos y símbolos lograban transmitir los mensajes de una forma efectiva. Existían profesionales, llamados tlacuilos, que se dedicaban a la escritura, lo que también era considerado un arte. Estos hombres y mujeres se preparaban desde muy jóvenes en las escuelas; podían pertenecer a cualquier clase social pero era necesario que tuvieran aptitudes especiales para el dibujo.
El tipo de escritura azteca era pictográfica ideográfica y logográfica, y en su etapa de mayor desarrollo también fue fonética. Desde sus comienzos fue una escritura simbólica y jeroglífica (etimológicamente jeroglífico significa glifo sagrado), ya que a través de la representación gráfica de sus múltiples dioses se transmitían conceptos religiosos, complejos y multidimensionales. El sistema de escritura azteca incluyó también a una gran variedad de animales que comunicaban ideas asociadas a sus características.
A través de su escritura, los aztecas dejaron un importante legado histórico así como un testimonio de los que fue su cultura y sus conocimientos ancestrales. Al existir pocos documentos sobre civilizaciones anteriores desaparecidas, tales como la olmeca, tolteca o maya, mediante de sus códices es posible entender el mundo precolombino mesoamericano. Sin embargo, debido a que la mayoría de sus libros fueron incinerados por el Tribunal del Santo Oficio, el patrimonio cultural en cuanto a la escritura azteca es bastante reducido.
El sistema de numeración azteca se basaba en el número 20, por lo que era vigesimal, a diferencia del aceptado actualmente en todo el mundo que es decimal o fundamentado en el número 10. Los números aztecas se representaban mediante pictografías, en las que, por ejemplo, una bandera, una pluma, o un bolso de copal, significaban las cifras 20, 400 y 8.000 respectivamente. Así mismo, las cantidades intermedias se expresaban utilizando estos dibujos acompañados de puntos y rayas.
Los pintores aztecas utilizaban un papel elaborado con la corteza del árbol amatl como soporte, y pinceles de diferente grosor fabricados con plumas de aves para dibujar los pictogramas. Los pigmentos de colores se obtenían a partir minerales, como el ocre de la arcilla; de plantas, tal como el azul del añil, que siempre se produjo profusamente en Mesoamérica; y hasta de insectos como por ejemplo el rojo de la cochinilla. Estos pigmentos se mezclaban con aceite para dar mayor brillo y durabilidad a las pinturas.
Un glifo es un dibujo pintado o tallado, el cual representa una imagen, un signo o un símbolo. Los glifos fueron utilizados en la arquitectura azteca para tallar sus monumentales pirámides y también los observamos en la Piedra del Sol, su calendario, que fue encontrado bajo la Plaza Mayor de Ciudad de México cuando se hacían remodelaciones durante el año 1790. Igualmente, el sistema de escritura azteca está formado por glifos figurativos, ideográficos y logográficos.
La élite azteca estaba compuesta por el huey tlatoani (gran gobernante: el rey) y su familia, los tlamacazqui (guardianes de los dioses: sacerdotes) y los pipiltin (señores nobles). Adicionalmente, en cada ciudad del imperio existía un gobernador o tlatoani. El huey tlatoani se vestía con un simple taparrabos y calzaba sandalias de cuero como el resto de los hombres, pero usaba un tocado plumas y una diadema de oro y turquesa que únicamente él podía ostentar, además de que nadie podía mirarlo de frente.
Los aztecas construyeron su gran ciudad sobre un lago pantanoso que tenía forma de conejo. Se establecieron en el islote del centro y por tal razón lo llamaron México, lo cual quiere decir «el ombligo de la Luna». En este lugar construyeron amplias calzadas, acueductos de barro, majestuosas pirámides, templos, y altas torres para divisar las estrellas. También cultivaron grandes extensiones de tierra con verduras y muchas flores, y se dedicaron a criar una gran variedad de aves. Tenochtitlán fue una ciudad realmente hermosa y majestuosa.
Los aztecas salieron de Aztlán, que se traduce como lugar de las garzas, en el año 1111. Esta ubicación no ha sido localizada pero los mexicas contaban que era un sitio de tierra colorada, por lo que se especula que puede haber estado en la zona del río Colorado (Estados Unidos). En 1325 llegaron al lago Texcoco, para fundar Tenochtitlán y construir un gran imperio, que fue conquistado por Hernán Cortés en 1521. Pero no se puede decir que los aztecas hayan muerto, ya que, en la actualidad, más de un millón de personas que hablan náhuatl en México.
Conocer los detalles más relevantes de la escritura azteca, que nos desvelan detalles sobre su cosmovisión y su forma de encarar la vida, es apenas un primer paso para adentrarse en el estudio de esta sorprendente civilización. Fue una de las culturas más avanzadas de toda América, por lo que profundizar en el mundo de la escritura de los aztecas es sumergirse en otro universo y en otras dimensiones que fascinan.