España destaca como excepción en medio de la recesión de la actividad industrial en la Eurozona
Un coche en el proceso de montaje (Martin Geiger).
La actividad industrial en la zona euro siguió contrayéndose en febrero, confirmando que la recesión fabril cumple ya un año de duración. Así lo refleja el índice de gestores de compra PMI, que se situó en 46,5 puntos, apenas una décima por encima del dato de enero.
Entre las principales economías del bloque vuelve a destacar la positiva evolución de España, donde el PMI manufacturero subió hasta 51,5 puntos en febrero, gracias al tirón de sectores como alimentación, madera o plásticos. Es el mayor registro español en los últimos 20 meses y el primer país de los “cuatro grandes” de la zona euro en volver al crecimiento industrial tras meses de contracción.
Mientras, la producción en fábricas de Alemania profundizó su caída hasta mínimos de cuatro meses (42,5 puntos), lastrada por el elevado coste energético que aún afronta su industria. También Italia (48,7) y Francia (47,1) siguieron en negativo, aunque registran los mejores datos de lo que llevamos de 2023.
Pese a estos síntomas negativos, los expertos advierten ciertos indicios de estabilización.
Pese a estos persistentes síntomas recesivos, los expertos advierten ciertos indicios de estabilización a nivel europeo. Los nuevos pedidos y expectativas empresariales cayeron en febrero al ritmo anual más bajo desde marzo de 2022. Además, los plazos de entrega de proveedores se acortan y los precios de materias primas como metales o petróleo vuelven a moderarse paulatinamente.
En este contexto de ligera mejoría, el sentimiento entre fabricantes europeos se mantiene cautelosamente optimista de cara al futuro, confiando en una recuperación del consumo tras meses de inflación desbocada. No obstante, muchas compañías siguen recortando plantillas o invirtiendo poco para sanear balances.
El sector financiero también espera una progresiva reactivación económica, pero no prevé un repunte fuerte de la inversión empresarial hasta entrada la segunda mitad de 2023. Y es que la debilidad del contexto geopolítico y la vulnerabilidad energética de Europa frenan las expectativas a corto plazo.
