Dentro del mundo empresarial no existe nada más sagrado para una compañía, y al mismo tiempo peligroso, que la información y la manera en que la misma se difunde y hace uso de ella. Al conocer esta realidad, es bastante fácil percibir el verdadero daño que puede representar para una empresa el hecho de que para de sus datos confidenciales se filtren o se den a conocer entre sus competidores por medio de procedimientos tan deshonestos como es el espionaje industrial o espionaje corporativo.
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Independientemente que nos refiramos a este fenómeno como espionaje industrial o espionaje corporativo para referirnos a este fenómeno; la realidad es que este tipo de prácticas involucran toda una serie de actividades y procedimientos que violan abiertamente los derechos de la empresa en reservar parte de la información para sí mismas.
De hecho, incluso teniendo una percepción bastante superficial de qué es espionaje y cuál vendría siendo la finalidad de esta actividad, resulta más que evidente que nos encontramos ante una práctica ilegal. Ya que, tanto las empresas como los seres humanos tenemos pleno derecho a reservarnos cierto tipo de información; especialmente cuando la misma está relacionada con un elemento que resulte de gran valor para quien tiene acceso a dicha información.
Si bien para muchas personas el acceso a la información no pudiera parecer algo tan grave en comparación con otras actividades delictivas; el verdadero problema empieza cuando existe la posibilidad de adquirir una posición ventajosa o percibir un beneficio de manera deshonesta. Algo que muchos consideran como el principal objetivo de todas las actividades asociadas con el espionaje industrial.
Ya la propia definición de espionaje industrial, y de prácticamente todos los productos espionaje, se nos describe un conjunto de tácticas y procedimientos para tener acceso a datos privados de una empresa. Información que, por su misma condición y relevancia dentro de la institución, hacen que la adquisición de los mismos por medio del espionaje corporativo no pueda ser considerada menos que un delito.
Para una empresa, no existe nada más sagrado que la información. Sobre todo, cuando la misma está directamente asociada a procedimientos o tecnologías en las que se ha invertido dinero y tiempo para garantizar la calidad del producto.
Teniendo esto presente, no solamente resulta mucho más fácil identificar el motivo por el cual el espionaje industrial es considerado como un delito con penalizaciones fiscales que superan los millones de dólares. Además, nos permite tener una idea mucho más de definida no solamente de qué es el espionaje industrial en sí, sino la manera en que el espionaje corporativo puede llegar a perjudicar a todos y cada una de las personas que están directamente involucradas con las compañías involucradas.
Lo más preocupante de todo lo relacionado con el espionaje corporativo es que, como cualquier otra actividad delictiva, se ha convertido un negocio extremadamente lucrativo. Hasta el punto que hoy en día existen empresas de espionaje industrial; cuya actividad consiste en facilitar acceso a información confidencial de compañías.
Sin embargo, así como ha crecido y evolucionado el mercado del espionaje corporativo, también las medidas de seguridad y sistemas para almacenar se han vuelto cada vez más complejos y rigurosos. Todo esto, con la finalidad de salvaguardar los datos y procedimientos que le permiten a una compañía seguir siendo una institución rentable y competitivamente activa dentro del mercado.
Mientras más nos vamos familiarizando con el propio significado de espionaje, se hace cada vez más fácil tener una idea de los potenciales peligros que traen consigo este tipo de actividades. Sobre todo cuando hablamos específicamente del espionaje industrial, que se trata de datos que puede llegar a afectar muy negativamente la operatividad y el sistema de trabajo que existe dentro de la propia empresa.
Algo que siempre debemos tener muy en cuenta con respecto al delito de espionaje industrial, es que su objetivo principal como actividad dentro del sector industrial es la de proporcionar una ventaja estratégica a la competencia.
De este mismo principio, surge el hecho de que en la actualidad se conozcan un total de tres tipos de espionaje a escala industrial. Estos son:
El espionaje industrial tecnológico se especializa en la recolección de datos sobre investigaciones e inversiones en maquinarias diseñadas para contribuir de forma positiva con la eficiencia y la productividad de la empresa.
También conocido como espionaje industrial de tipo estratégico, los datos recolectados dentro de esta categoría van más enfocados hacia los procedimientos, alianzas y metodologías de trabajo que se implementan dentro de la compañía investigada para descubrir cómo dicho sistema influye directamente sobre la posición actual que la misma posee en el mercado.
Como su nombre lo indica, se trata de una práctica donde se hacen uso de los equipos de espionaje profesional para tener acceso a información que revelen las estrategias y protocolos que implementa una compañía para incrementar el interés del público por el producto que ella ofrece. En esta categoría del espionaje industrial se incluye la filtración de datos que revelen desde los puntos de distribución hasta acceso al plan de medios de la compañía.
Lo que hace del espionaje corporativo una táctica tan peligrosa dentro del mundo corporativo, es la cantidad de estrategias y procedimientos que existen para tener acceso a cualquier tipo de información.
Pero no hace falta ser un experto en seguridad y resguardo de datos industriales para saber que en la era moderna llevar a cabo actividades relacionadas con el espionaje corporativo se ha simplificado considerablemente. Todo gracias a la dependencia actual que existe dentro del sector industrial por las computadoras como herramientas para adquirir, almacenar y brindar acceso a los datos.
Sin embargo, esto no quiere decir necesariamente que las tácticas más clásicas del espionaje industrial han quedado obsoletas en comparación al espionaje informático. Más bien, las mismas tácticas asociadas al espionaje industrial clásico se han puesto al corriente con los nuevos tiempos.
Un punto que siempre hay que tomar en consideración con respecto la forma en que opera y se desarrolla el espionaje corporativo, es que lo primero que se necesita es un elemento que esté directamente conectado con la principal fuente de información. Es por esto que a pesar de la automatización y las ventajas estratégicas que presenta el mundo digital, el elemento humano siempre está presente dentro de todos los procedimientos que existen en el espionaje industrial.
El soborno es uno de los recursos más eficientes dentro del espionaje corporativo para permitir el acceso de un tercero a información clasificada de una empresa. Generalmente, este tipo de metodología se aplica con algunos de los miembros de la junta directiva; ya que suelen ser personas que cuentan con más facilidad para ingresar a datos más relevantes cómo a carteras de clientes.
Resulta algo sorprendente ver como en la mayoría de los ejemplos de secretos industriales famosos adquiridos por terceros son llevados a cabo por ex-trabajadores de la empresa como una manera de desquitarse por el trato recibido dentro de la misma.
Los hackers son individuos que han convertido al espionaje corporativo en un negocio sumamente rentable y con una demanda en constante crecimiento. Desde registros de ventas hasta planos para el diseño de un nuevo envase, su experiencia en el mundo digital hace que sea relativamente fácil para ellos poder acceder a cualquier tipo de dato que se encuentre almacenado en una computadora; sobre todo, si cuentan con la complicidad de algún interno.
Infiltrar trabajadores dentro de la empresa en donde desean sustraer información es probablemente una de las estrategias más antiguas del espionaje corporativo, y también una de las más efectivas. Pues al tener contacto con trabajadores en puestos estratégicos dentro de la competencia, esto le brinda a la empresa acceso constante a una fuente de información tan precisa como confiable.
Hoy en día es imposible encontrar empresas que no cuenten con el apoyo de herramientas digitales para almacenar y brindar acceso instantáneo a la información. Esto ha convertido al uso de malware o virus informáticos, en una práctica cada vez más asociada a las tácticas del espionaje industrial de la era moderna.
Si hay algo que abunda en internet y revistas especializadas en negocios, son los artículos sobre casos de espionaje industrial. Y lo más perturbador de todo el asunto, es que muchos de los casos de espionaje más icónicos han sido llevados a cabo por compañías con una enorme presencia dentro de los mercados internacionales.
Pero, sin importar quiénes son las empresas involucradas dentro de las historias de espionaje industrial narradas en los medios; ciertamente son noticias que tiene la capacidad de impresionar desde todo punto de vista. Esto ha hecho que, en la mayoría de los casos, muchas personas tiendan a dudar de los datos presentados dentro de la narrativa.
El espionaje corporativo es una actividad tan bien ejecutada y son tan simples de encubrir, que las investigaciones pueden durar abiertas durante años. Incluso, algunos pueden sacar a la luz nueva información que señalan a nuevos colaboradores o incluso empresas completas involucradas dentro de los hechos.
Al igual que resto de prácticas asociadas con actividades ilegales, el espionaje corporativo no es un sistema perfecto. De hecho, basta con el más mínimo error de cálculo para que toda la operación se derrumbe por completo; esto es algo que puede apreciarse en historias de espionaje industrial como:
Las industrias de tecnología representan un segmento del mercado en donde el espionaje industrial es una práctica bastante recurrente. El caso IBM contra Hitachi, también conocido como JapScan, fue una noticia que salió a la luz a comienzo de los años 80’s en donde Hitachi tuvo que pagar un total de 300 millones de dólares a IBM después de que varios empleados de la misma empezaran a compartir información clasificada con la junta directiva de Hitachi a cambio de dinero.
Ferrari-McLaren es un buen ejemplo de hasta dónde es capaz de llegar un trabajador de una empresa cuando el mismo no se siente valorado o debidamente reconocido por la empresa. En el año 2007 Nigel Stepney, en aquel entonces jefe de mecánicos de la escudería Ferrari, hizo llegar documentos sobre el desarrollo de un nuevo vehículo a McLaren justo después de que la marca italiana le negara el puesto de responsable de pista.
En ocasiones, algunas denuncias por espionaje corporativo son percibidas como una excusa para crear un “show mediático” que permita dañar la imagen pública de una marca, valiéndose de secretos industriales famosos como argumento para emprender acciones legales contra la parte demandada. Así ocurrió en el caso Tesla – Rivian, en donde la compañía de Elon Musk acuso abiertamente a Rivian de haberse apropiado de 178 de sus empleados para conseguir acceso a información sobre el diseño y costos de fabricación de motores eléctricos.
A pesar de que realmente resulta casi imposible eliminar la posibilidad de una acción de espionaje industrial, especialmente, en un mundo tan digitalizado como en el que vivimos. Esto no necesariamente quiere decir que no exista nada que se puede hacer para aprender cómo evitar el espionaje industrial.
Si bien es muy cierto que el espionaje corporativo se ha reinventado, con herramientas cada vez más precisas para tener acceso a los datos de sus competidores. Los software y herramientas digitales diseñadas para proteger y resguardar información a nivel industrial no se han quedado atrás.
De hecho, la amplia demanda que existe en la actualidad en el segmento del mercado dedicado al desarrollo de plataformas y sistemas industriales se ha convertido en el mejor aliado de las empresas para hacerle frente al espionaje corporativo. Pues cada software cuenta con una encriptación única que, al mismo tiempo, puede ser modificado para dificultar aún más el acceso de un tercero a al sistema al cual no está autorizado para entrar.
Pero cuando se trata de espionaje industrial, no todo es únicamente la seguridad de los datos almacenados digitalmente. La prevención del espionaje corporativo debe ser un aspecto que esté presente dentro de la misma filosofía de la empresa, y la mejor manera de lograr es a través de los protocolos de seguridad internos.
Desde el punto de vista más técnico, una actualización y replanteamiento frecuente de los protocolos de seguridad de la empresa puede ser algo bastante beneficioso cuando se trata de prevenir el espionaje industrial. Ya que al introducir cambios pequeños y con cierta regularidad dentro del funcionamiento general de la empresa, esto hará que el propio espionaje corporativo dentro de la misma se convierta en una tarea mucho más tediosa y complicada de descifrar para el invasor, sobre todo cuando se trata del acceso a información clasificada.
Una red de comunicaciones personalizada para la empresa es otra gran herramienta para hacerle frente a cualquier tipo de actividad que pudiese estar relacionada con espionaje corporativo. Al ser una plataforma diseñada a partir de un código único, esto ayuda a que la propia herramienta cumpla la función de almacén de información y zona segura para los datos que se encuentran dentro del mismo.
Si se analiza con cuidado la definición de industria, encontraremos que la propiedad intelectual representa un elemento crucial desde el punto de vista legal y operativo de la institución. Es recomendable que todos productos, procedimientos y maquinarias que utiliza la empresa estén protegidas por un registro legal, de esta manera siempre se contará con documentos que validen la pertenencia de todos los bienes materiales e inmateriales.
Jamás hay que dudar de la eficiencia de una herramienta legal, sobre todo cuando se trata de un tema tan delicado como es el espionaje corporativo. Siempre es conveniente tener una cláusula dentro del contrato en donde a cada trabajador se le expongan la importancia de la información que se le confía y de qué manera la empresa es capaz de operar ante cualquier tipo de irregularidades con respecto a esta situación; pues se ha demostrado que es un elemento disuasivo bastante efectivo.
Es importante que dentro de la filosofía de la empresa se especifique bien la cantidad de información a la que cada departamento puede acceder y con quienes se les es permitido compartirla. Un organigrama bien estructurado y un sistema de filtrado de información siempre son de utilidad para prevenir cualquier tipo de actividad ilícita que pudiese estar conectada con espionaje corporativo.
Al entender realmente en qué consiste y las verdaderas consecuencias del espionaje industrial, no es de extrañarnos que las empresas siempre tiendan a adquirir una postura defensiva con respecto a los productos que ofrecen al mercado y los procedimientos requeridos para su elaboración. Como cualquier otra actividad delictiva, el espionaje corporativo son un conjunto de protocolos diseñados es para perjudicar de manera negativa a la competencia, despojándola de la principal herramienta que tienen para trabajar, mejorar y hacer de su producto un artículo más acorde a las necesidades reales de sus consumidores.