La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) no solo devasta la salud de quienes la padecen, sino que también impone una considerable carga económica a los pacientes, sus familias y el sistema sanitario español.
Un reciente estudio, presentado en el 22º Congreso del European Network for the Cure of Amyotrophic Lateral Sclerosis (ENCALS 2024), ha arrojado luz sobre los costes asociados a esta enfermedad neurodegenerativa, revelando cifras que oscilan entre los 7.556 euros anuales para pacientes en etapas iniciales y los 37.901 euros para aquellos en estadios avanzados.
El estudio, realizado con la colaboración de Biogen, una empresa líder en biotecnología, ha desglosado meticulosamente los diversos componentes que contribuyen a estos costes.
Entre ellos se incluyen los gastos directos relacionados con la atención médica, como consultas, hospitalizaciones y pruebas diagnósticas, así como los costes indirectos asociados a los cuidados informales proporcionados por familiares y amigos.
Uno de los hallazgos más impactantes del estudio es la carga financiera que recae sobre los propios pacientes y sus cuidadores.
Los costes asumidos directamente por estas personas varían entre 4.382 euros anuales en las etapas iniciales de la enfermedad y 33.066 euros en los casos más avanzados. Esta disparidad refleja la naturaleza progresiva de la ELA y cómo las necesidades de atención se intensifican a medida que la enfermedad avanza.
«Estos datos ponen de manifiesto la urgente necesidad de un mayor apoyo institucional para los pacientes con ELA y sus familias. No solo estamos hablando de una enfermedad devastadora en términos de salud, sino también de un desafío económico significativo para muchos hogares españoles», comentó el Dr. Jesús S. Mora, neurólogo y director de la Unidad de ELA del Hospital San Rafael de Madrid .
Además de los costes directos asumidos por los pacientes y sus familias, el estudio también cuantificó los gastos médicos adicionales.
Estos incluyen consultas, hospitalizaciones, pruebas genéticas, exámenes neurológicos, escáneres y análisis de sangre, que suman entre 3.174 y 4.835 euros anuales por paciente, dependiendo de la etapa de la enfermedad.
La frecuencia de las consultas médicas también varía significativamente según la progresión de la ELA. Los pacientes en etapas iniciales requieren un promedio de 15 consultas al año, mientras que aquellos en estadios avanzados necesitan hasta 24,7 consultas anuales.
Esta escalada en la demanda de atención médica se refleja igualmente en las tasas de hospitalización: mientras que solo el 10% de los pacientes en etapas tempranas requieren hospitalización, este porcentaje se dispara al 59% en los casos avanzados.
La Dra. María Jesús Álvarez, presidenta de la Sociedad Española de Neurología (SEN), señaló que el aumento en la frecuencia de consultas y hospitalizaciones a medida que la ELA progresa no solo representa un coste económico creciente, sino que también subraya la complejidad de la atención que estos pacientes requieren.
El estudio también abordó los costes indirectos de la ELA, que tienen un impacto significativo en la sociedad en general.
La pérdida de capacidad laboral tanto de los pacientes como de sus cuidadores representa una considerable merma económica. Los datos revelan que solo el 27% de los pacientes en etapas iniciales pueden mantener su actividad profesional, cifra que se reduce drásticamente al 3% en casos avanzados.
Los cuidadores también se ven obligados a realizar ajustes considerables en su vida laboral. El 80% de los cuidadores de pacientes en etapas iniciales reportaron cambios en sus condiciones de trabajo, mientras que este porcentaje fue del 60% para cuidadores de pacientes en fases intermedias y del 17% en casos avanzados.
Alberto Rábano, director del Banco de Tejidos de la Fundación CIEN (Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas), comentó que los datos demuestran que la ELA no solo afecta al paciente, sino que tiene un efecto dominó en toda la familia.
También aseguró que es crucial que las políticas de apoyo tengan en cuenta también a los cuidadores, cuya calidad de vida y situación laboral se ven comprometidas.
El impacto de la ELA en la calidad de vida de pacientes y cuidadores también fue objeto de análisis en el estudio.
Utilizando la escala EQ-5D, donde 1 representa un estado de salud perfecto y 0 la muerte, se observó una disminución dramática en la calidad de vida de los pacientes.
Mientras que el valor medio del índice de salud de la población española es de 0,916, los pacientes con ELA en estado inicial presentan un índice de 0,69, que se desploma hasta -0,05 en casos avanzados.
Los cuidadores tampoco quedan exentos de este impacto negativo en su calidad de vida. Su índice de salud disminuye a 0,84 en las fases tempranas de la enfermedad y cae hasta 0,65 en los estadios avanzados.