Jamie Evans y Sara Davies, miembros del Centro de Investigación de Finanzas Personales de la Universidad de Bristol, han publicado recientemente el estudio que llevaron a cabo para comprender cómo el hábito de ahorrar influye en el bienestar.
Las conclusiones son las que se esperaban. Existe una relación directa positiva entra el ahorro y la salud mental. Las personas con mayor nivel de ahorros tienden a estar menos ansiosas, a tener mayor seguridad y a estar más satisfechas con la vida, lo que se traduce en un mayor optimismo hacia al futuro, en un sueño de mayor calidad y en los consiguientes beneficios para la salud que esto conlleva.
El impacto de ahorro en la calidad del sueño es más significativo en adultos en edad de trabajar con ingresos bajos. Solo un 40% de las personas no ahorradoras que se encuentran en el grupo con ingresos más bajos de la sociedad británica están satisfechas con su vida, frente a un 53% de los ahorradores regulares que cuentan con el mismo nivel de ingresos.
El estudio también concluye que el ahorro evita el endeudamiento, previene de dificultades económicas, aumenta la resiliencia financiera y facilita el cumplimiento de metas personales y profesionales.
Las personas que ahorraron durante al menos 2 de los 6 años que duró el estudio eran un 33% menos propensas a acumular deudas superiores al 10% de sus ingresos. Por otro lado, el 12% de los que no han ahorrado en los últimos 10 años estaban atrasados en el pago de sus facturas, mientras que solo el 2% de los que ahorraron de forma habitual lo estaban.
Un 82% de los jóvenes que ahorraron de forma regular lograron ser propietarios de una vivienda en un plazo de 10 años, en comparación con solo un 15% de jóvenes propietarios que no ahorraron para la compra.
Se estima que solo 6 de cada 10 personas son capaces de ahorrar una parte de sus ingresos, a pesar de los estragos de la inflación que repercute en un aumento de la facturas y de la cesta de la compra. Y es que, tal y como afirman los autores del estudio, lo que mejora la resiliencia financiera y repercute positivamente al bienestar es el hábito de ahorro, no la cantidad ahorrada.
Evans y Davies estudiaron los hábitos de ahorro de diferentes grupos en diferentes rangos de edad durante 6 años, e integraron una gran cantidad de literatura académica sobre la relación de ahorro y bienestar, además de los resultados de diversos estudios relacionados anteriores, incluyendo el denominado Undestanding Society, el cual hizo un seguimiento del ahorro realizado por un grupo de personas durante un periodo de 10 años.
Incluso en condiciones complejas en las que factores como la acumulación previa de ahorros y situaciones personales agravantes y atenuantes podían interferir en los resultados, las conclusiones de la investigación son claras: ahorrar supone un aumento del bienestar y no hacerlo supone un detrimento.
El 59% de los españoles no tiene contratado ningún producto de ahorro y el 68% ha sido incapaz de mantener estables sus ahorros.
Pero, según recoge el estudio, el ahorro no es la variable que mayor impacto tiene en la satisfacción y bienestar de los individuos estudiados. En la lista de acontecimientos principales, por delante del ahorro, que influyen en la salud mental y en el descanso de la población británica, se encuentran la pérdida de empleo; la pérdida de un ser querido; casarse, divorciarse o separarse; el nacimiento de un hijo; mudarse a una nueva casa, comprar un propiedad o pagar la hipoteca; sufrir una enfermedad crónica o tener una discapacidad.
Durante el 1º trimestre de 2024 la tasa de ahorro de los hogares españoles estaba en un 6,2% de su renta disponible bruta, lo que supone un 83% más que el mismo periodo de 2023, aunque se prevé un caída de la tasa provocada por un crecimiento del consumo superior al de la renta disponible.
Según datos del banco de España, un 59% de los españoles no cuentan con ningún producto de ahorro, y solo el 41% tiene al menos uno, lo que indica un problema de cultura de ahorro en el país, si lo comparamos con el resto de países europeos. Además, solo un 42% de los españoles han logrado mantener estables sus ahorros, mientras que el resto de ahorradores han tenido que reducirlos.
Un escaso 60% de los españoles logran ahorrar a final de mes, y las cantidades de ahorro promedio oscilan entre los 150 y 170 € por persona, resultado directo de la inflación, de los bajos salarios profesionales y de la desaceleración económica, con previsiones que apuntan a un crecimiento del PIB de un 1,8% en 2024 en el caso más optimista.