Los servicios sexuales que ofrece la agencia LumiDolls eran únicos en su clase, ya que se trataba de un prostíbulo de muñecas totalmente realistas que permitía cumplir todas aquellas fantasías eróticas, sin límites. Y hablamos en pasado porque el negocio se vio obligado a cerrar tan solo dos semanas después de abrir. Y no es que fuera mal, todo lo contrario, el enorme boom que causó llamó la atención de las autoridades, que acudieron al local y, tras no contar con la licencia adecuada, forzaron su cierre.
A pesar de la efímera vida laboral de estas muñecas, su historia y sus condiciones de trabajo no dejan de ser sorprendentes:
El cliente podía elegir el tipo de ropa, la situación y la postura con la que quería que su RealDoll le esperase. La variedad también era digna de mención: se podía escoger entre una rubia con rasgos europeos y enormes pechos, de nombre Katy; una morena con características africanas llamada Leiza; Lili, una muñeca asiática de baja estatura; y una versión de un animé japonés, con impactante cabello azul, conocida como Aki.
Una experiencia extravagante y fuera de lo normal
Estas “chicas” eran muy realistas, con movimientos de articulaciones bastante fluidos y una impresionante sensación al tacto, o al menos así lo aseguraron los pocos que pudieron tener un rato a solas con alguna de las SexDolls.
Los dueños del negocio prometían “la experiencia más placentera, excitante y erótica” para satisfacer todos los deseos sexuales del cliente de la forma más acertada posible.
Además de contratar los servicios dentro del club ubicado en Barcelona (y que cerró abruptamente), las muñecas también se podían pedir a domicilio (algo que no sabemos si sigue estando disponible). Los precios rondaban entre los 80€ por un servicio de 30 minutos y los 170€ por hora y media. En todos los casos la discreción estaba garantizada.
Muñecas sexuales libres de enfermedades
El tema de las enfermedades venéreas es un punto delicado a la hora de hablar de sexo, por lo que los dueños de las muñecas de silicona de Barcelona se encargaban de lavarlas y desinfectarlas minuciosamente antes y después de cada encuentro (¿seguro?). Como explicaban en su página web:
“Garantizamos unos altos estándares de higiene. Aun así, siempre recomendamos usar las LumiDolls con preservativo”
En cada habitación había preservativos, lubricantes y películas porno a disposición de los clientes, y, por supuesto, siempre con la presencia de la escultural compañera de silicona, dispuesta a dejarse hacer cualquier cosa sin decir ni mu.
A pesar del cierre de su primer local en España, y según informan en su página web, la empresa sigue disponiendo de burdeles de LumiDolls en España, Rusia, Japón o Italia, pero parece que el negocio está más basado en la venta de las muñecas por internet, algo que se consigue desde hace ya varios años por módicos precios (no inferiores a 1.000€). Y, como era de esperar, también hay modelos masculinos para aquellas que quieren probar una experiencia nueva (y silenciosa).
Y para variar solo muñecas, no? Pues que pongan muñecos que aquí parece que solo el cuerpo femenino está en venta y solo los hombres heterosexuales tienen derecho a tener fantasías y muchas tetas. Es que me cabrea!
Ojalá abrieran uno de estos burdeles en Mexico!!!!