Enrique IV fue una figura bastante polémica, si se toma en cuenta que el apodo con que era conocido es una suerte de spoiler psicológico: el Impotente. Con todo, logró obtener una hija, pero este acontecimiento no estuvo ausente de habladurías.
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Todo esto ha estimulado la pregunta de los investigadores de por qué tuvo este comportamiento. ¿Estaba realmente enfermo para tener ese calificativo? ¿Cuál hubiese podido ser esa enfermedad? Algunos investigadores han tomado los registros que hay sobre su persona y han dado con una teoría interesante.
Hijo único de Juan II y la reina María, desde temprana edad estuvo bajo el cuidado de Juan Pacheco, un miembro de la corte puesto para vigilar sus acciones. Esta persona según los estudios que se han hecho era homosexual y arrastró al futuro monarca a realizar la misma práctica. Este es uno de los rasgos determinantes de su vida privada.
El segundo será su famosa impotencia, la cual será visible desde los doce años. Es así como no se esperaba que cuatro años después su matrimonio con doña Blanca de Navarra tuviera un final feliz.
La unión duró trece años y durante ese tiempo el matrimonio no logró consumarse. Pero lo curioso es que se sabe que en esa época mantuvo relaciones con otras mujeres, pues hay testimonio de ello.
Todo esto llevó a que la gente pensara que había sufrido una suerte de maleficio para que no tuviese herederos legítimos. Este rumor se mantuvo hasta que solicitó la anulación de la unión conyugal.
Al casarse con la hermana del rey de Portugal, Juana, finalmente trajo al mundo a una heredera de igual nombre que su madre. Sin embargo, no se salvó de que, por su fama de impotente, se le considerara más bien el resultado del adulterio de esta con Beltrán de la Cueva.
A partir los registros de la época señalan que a partir de ahí se distanció de su esposa y se dedicó con vehemencia tanto a la caza como a la práctica de la homosexualidad, la cual generó, no en pocas ocasiones, conflictos con algunos de los miembros de la corte.
La investigación médica de personajes históricos sin embargo trae una teoría. En efecto, la enfermedad es real, y es muy probable que se tratara de una displasia eunucoide. Esta era sin duda el producto de su condición homosexual, pero también de un tumor en la hipófisis, resultado de la hormona del crecimiento y la prolactina.
Así lo demostraría el análisis que se le hizo a su cuerpo, donde se puede percibir entre otras cosas que tenía una cabeza muy grande, unas manos extraordinariamente largas y un pie desviado, todo esto síntomas de la enfermedad.
Probablemente, de no haberla tenido su vida no habría pasado por tanto escándalo a nivel social.