“El éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo” Winston Churchill.
Cuando pensamos en ser exitosos, normalmente creemos que debe ser un estado ideal en donde todo lo que nos propongamos saldrá bien, que estaremos envueltos en una poderosa aura invisible e invencible de energía de alta vibración, joviales, en positivo, superando los obstáculos que se nos presentan poniendo algo de empeño más un tanto de dedicación, y disfrutando a nuestras anchas de todos los logros obtenidos.
Mucha de la gente que escribe sobre este tema se centra en esos conceptos, y se extienden en su análisis e interpretación con el fin de ofrecer cada vez más consejos así como herramientas para lograr ser exitosos en la vida.
Esto sin duda es bienvenido, muy bueno y hasta necesario, pero debemos tener presente que así como la vida es un ciclo, es decir, que no es lineal porque tiene sus altos y bajos, también lo son todos los proyectos que nos propongamos, sean de negocios, emprendimientos, personales, educativos, románticos, entre otros tantos.
Sí, aunque suene incoherente, el fracaso es un gran regalo. Una vida sin cambios, sin alteraciones, aunque sean insignificantes, no es feliz; todo lo contrario, es aburrida, insípida, carece de sentido y no te da la posibilidad de prosperar en todos los ámbitos.
Si bien el fracaso está asociado con la pérdida y nuestro principal deseo es que bajo ningún concepto esto suceda, es muy común y hasta me atrevo a decir que indispensable, puesto que nos permite evolucionar, reparar lo que haya que reparar, reconocer para seguir adelante, entendiendo que es una lección que nos ayuda siempre a trascender.
Sugerencias para enfrentar el trance del fracaso
1. Vivir el duelo del fracaso y darse tiempo para superarlo
No todos reaccionamos de la misma manera ante estas situaciones de derrota, incluso puede tomarnos más tiempo para superarlo que a algún familiar o amigo que haya atravesado por una situación parecida; pero necesitamos darnos ese lapso para remendar el corazón y los sentimientos.
Tomemos conciencia de que la autocrítica nos destruye, así que cuanto más indulgentes seamos con nosotros, mejor salud emocional tendremos, y, claro está, será menor el riesgo de padecer depresión o ansiedad.
Recordemos que superar el duelo es un proceso que hay que respetar sin echarnos culpas o conteniendo lo que sentimos.
2. Procurar realizar actividades o tareas que entretengan o distraigan
Una buena opción es salir o divertirnos con la familia o amigos, ir al gimnasio, practicar algún deporte, caminar o dar paseos al aire libre, practicar nuestro pasatiempo favorito…
En fin, podría darte una lista infinita de posibilidades, pero somos nosotros al final quienes debemos escoger la que nos guste y hacerlo sin reparos, pues esos momentos preciosos nos desconectan del dolor y misteriosamente refrescan el alma.
3. Hacer una evaluación de lo que salió mal
Cuando llegue el momento en que estemos más tranquilos, que seguro llegará, debemos hacer un examen de lo que ocurrió junto con los factores que se encadenaron para que se desencadenara el fracaso, a fin de sacar una conclusión.
Si lo hacemos en compañía de una persona proactiva es mucho mejor, pues nos ofrecerá su punto de vista objetivo y sobre todo positivo.
Todo lo que nos acontece, sea bueno o no tanto, nos ofrece una enseñanza que a la larga formará parte del archivo de nuestras experiencias, y nos dará la sabiduría de no repetir lo que ocurrió.
El ser humano no falla como las máquinas sino que comete errores, por lo tanto evitarlos es posible.
4. Arriba ese ánimo
Los fracasos van y vienen, forman parte de la vida y la condimentan, pero el desánimo es una opción.
Hacernos un regalo, un gusto, descansar, comprar un libro inspirador y leerlo hasta el final, oír música, juntarnos con gente desenfadada y ocurrente, realizar algo que nos produzca mucho placer, son formas de subir el ánimo, ya que con esto nos acariciamos y consentimos, pero también es una forma de saber que la persona más importante en el mundo somos nosotros.
Al ser humano en esencia no le gusta sufrir, perder o padecer, por eso persigue obstinadamente las condiciones de vida perfectas para el disfrute, el placer, la tranquilidad o la paz.
Sin embargo, hay que saber que el fracaso es ineludible y que nadie va a escapar de él así como de sus consecuencias; de ahí que darle la lectura correcta es vital para prepararnos para lo mejor que está por venir.
Por eso, seamos agradecidos, aprovechemos la maravillosa ofrenda que nos da la vida con el fracaso y aprendamos la lección, porque a fin de cuentas ganar no es una necesidad ni perder es una amenaza.