No es la primera vez que el séptimo arte se ve seriamente amenazado por una pandemia. Existe el antecedente de la devastadora gripe de 1918, también conocida como la gripe española, que se originó en Kansas, Estados Unidos, el 4 de marzo de 1918, y que se propagó rápidamente por todo el planeta debido al ir y venir de soldados durante la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, en el caso actual, se piensa que la recuperación puede ser más difícil, no por la dimensión de la pandemia, sino por los condicionantes tecnológicos del momento y porque se han cerrado la gran mayoría de las salas de cine a nivel mundial.
El cine ya ha conoce de vaivenes, especialmente a raíz de varios eventos del siglo pasado. De ellos, el de mayor trascendencia fue la gripe española, la pandemia más terrible sufrida hasta ahora por la humanidad.
Este virus acabó con la vida de aproximadamente 50 millones de personas entre los años 1918 y 1920, con un 75% de los fallecimientos ocurridos en el 1918, cuando también finalizaba la Primera Guerra Mundial después de cuatro largos años de conflicto.
Sin embargo, a pesar de la gravedad, los cines nunca estuvieron totalmente cerrados, ya que no existieron decisiones gubernamentales radicales y, en la mayoría de los casos, las medidas fueron de orden profiláctico.
Por ejemplo, en algunos países como el Reino Unido, únicamente se prohibió el acceso de los niños al cine, se implementó la ventilación de las salas durante media hora entre función y función y se eliminaron las alfombras, pero no llegaron a cerrar.
Aunque nunca se clausuraron los cines de manera global, sino que se aplicaron ciertos controles, la industria sufrió un duro golpe, ya que todas las empresas productoras pararon sus proyectos y muchos pequeños estudios cerraron definitivamente.
Pero, una vez superada la tragedia, se produjo un reajuste de toda la actividad. Se desarrolló el cine estadounidense y florecieron grandes compañías cinematográficas, como es el caso de Hollywood –fundada en 1911–, que se convirtió en la meca del cine.
De 1918 datan películas que se han convertido en clásicos y que posteriormente han servido de inspiración, como Mujercitas y Tarzán de los Monos, aunque se considera que el cine tiene su renacimiento a partir de los años 70, concretamente con la película Tiburón (1975), que marca un antes y un después por su lanzamiento con una exitosa campaña de marketing.
Con la llegada del año 2020 y la aparición del coronavirus como nueva pandemia mundial, el cine vuelve a estar en serio riesgo, según opinan los especialistas, mayor aún que en épocas pasadas. No solo porque se han cerrado todas las salas a nivel mundial, sino porque es más que probable que el hábito de ver películas cambie radicalmente.
El uso de plataformas de streaming, que ya venía en crecimiento, ha aumentado considerablemente desde la llegada del Covid-19, tanto que se estima que en la actualidad ocupa cerca del 70% de la transmisión de datos de Internet. El tema es tan preocupante, que plataformas como Netflix y Disney+ han decidido reducir la calidad de su imagen para aligerar la carga.
La paralización de la industria del cine ha provocado que se hayan postergado importantes lanzamientos, como Fast and Furious, la nueva película de James Bond titulada No Time to Die y el último film de Marvel, Black Widow.
Igualmente, el Festival de Cannes, que se lleva a cabo cada primavera, ha sido suprimido del calendario del 2020, la menos por el momento.
El futuro es incierto, nadie sabe con exactitud qué es lo que va a pasar y no dejan de aparecer interrogantes acerca del devenir de la industria cinematográfica. Sin embargo, se apuesta por su recuperación, ya que el hecho de ir al cine va mucho más allá de ver una película. En realidad constituye todo un ritual que está compuesto por ingredientes que no se encuentran en las películas en streaming por muy buenos equipos que se tengan.