El Parque Nacional de Yellowstone, que comienza en Wyoming y se extiende por Idaho y Montana, es uno de los más antiguos de Estados Unidos y del mundo. Sus géiseres y fuentes termales atraen a miles de visitantes al año.
Recientemente, un evento cautivó a locales y turistas. Ear Spring, una fuente termal que llevaba décadas inactiva, entró en erupción escupiendo cantidades sorprendentes de basura acumulada. La mayoría es basura reciclable para la que hoy en día existen muchos usos y tratamientos inocuos para el medio ambiente.
Basura histórica
La Asociación de Estudio y Observación de Géiseres compartió en redes sociales un vídeo del momento de la explosión del géiser, que lanzó por los aires cientos de monedas, un chupete, un bloque de cemento y otros objetos que han sido arrojados dentro de su cavidad a lo largo de los años.
Según señala la revista Live Science, el chorro de agua alcanzó nueve metros de altura. Esta fuente termal llevaba al menos seis décadas inactiva.
Los funcionarios que resguardan Yellowstone publicaron la noticia en la cuenta oficial de Facebook del parque:
«Los empleados encontraron un extraño surtido de objetos esparcidos por el paisaje alrededor de su ventilación. Algunos son claramente históricos», escribieron.
Actos que asfixian al mundo
A pesar de que la mayor parte de la población estadounidense conoce las consecuencias de abandonar basura en la naturaleza, es habitual que algunas personas que visitan Yellowstone consideren que las cavidades de los géiseres son una suerte de pozo de los deseos y arroje monedas.
Pero lo curioso de este caso es que entre el inventario de piezas que escupió Ear Spring también había, entre otras cosas, un chupete de 1930, un ladrillo de cemento, latas de bebidas, colillas de cigarros y una botella rota.
Ante el insólito descubrimiento, las autoridades recordaron que «los objetos extraños pueden dañar las fuentes termales y los géiseres«, y se espera que endurezcan las medidas de seguridad y los castigos por atentar de esa forma contra accidentes naturales tan fascinantes y únicos como los géiseres de Yellowstone.
Ni es un caso aislado, ni podemos abrazar la irresponsable hipótesis de que la basura fue tirada en épocas en la que el respeto por la ecología brillaba por su ausencia. Si ese fuera el caso, no habríamos sido testigos de imágenes tan impactantes como las de la playa de Versova.
La casi inexistente degradación de la basura que ha sido arrojada hace más de 80 años al interior del géiser, debería hacer reflexionar sobre la exagerada cantidad de materiales similares que vertemos en nuestras playas, mares y océanos. Solo en el Pacífico, las especies marinas tienen que convivir con un parche de basura flotante de 80.000 toneladas. Aplicar sanciones y no concienciar es tratar los síntomas y no el problema.