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La OMS alerta de que las grasas trans son responsables de más de 500.000 muertes al año

La confitería dulce o salada, el croissant de las mañanas o los alimentos fritos de las cenas no son tan inofensivos como parece. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a estas costumbres alimenticias debería prestársele mayor atención y frenar su consumo, sobre todo, si se trata de productos industrializados.

Los alimentos procesados industrialmente suelen contener altas cantidades de grasas trans. Causantes de afecciones cardiovasculares graves, las grasas trans son responsables de la muerte de, al menos, medio millón de personas al año en todo el mundo. La cifra, dada a conocer por la OMS en uno de sus últimos informes, es seguida por una serie de recomendaciones para reducir la ingesta de este tipo de alimentos.

Tras el informe, la agencia sanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pide a los gobiernos de todos los países mayor colaboración para crear políticas regulatorias que permitan erradicar la distribución de alimentos que contengan grasas saturadas en los supermercados.

Sabrosos…, pero dañinos

La bollería industrial como panes, donuts y croissants, así como los alimentos deshidratados (sopas y salsas) y los snacks salados (patatas fritas o tostadas) son ricos en grasas saturadas. La lista de productos de consumo masivo altos en grasas trans incluye otros artículos que no faltan en los frigoríficos y alacenas de cualquier familia media: congelados preparados, helados, galletas, barritas energéticas y productos precocinados. Todos, generalmente, ocupan un puesto relevante en la ingesta diaria de las personas.

Estudios nutricionales establecen que los productos lácteos como los quesos, mantequilla y la leche, principalmente los de vaca u ovejas, también contienen grasas trans, pero su concentración es menor que en los artículos procesados. Por esta razón, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dice que eliminar las grasas industrializadas es primordial para la salud pública.

Controles industriales y cifras mundiales

Nestlé México

Gigantes de los alimentos como Nestlé, Mars y PepsiCo ya están cumpliendo los requerimientos de la Alianza Internacional de Alimentos y Bebidas (IFBA, por sus siglas en inglés), para eliminar las grasas saturadas de sus productos procesados.

De acuerdo con el secretario general de esta organización, Rocco Renaldi, las empresas de la alianza han reducido las trans hasta en un 98,8%.

La preocupación de las autoridades de la salud se confirma con un reciente estudio nutricional en países europeos realizado por la Universidad de Cambridge, en el que se demuestra que el 46% de los alimentos comprados por las familias, corresponden a productos procesados y ultraprocesados.

El informe, en el que también se evalúa la incidencia de la obesidad, reflejó que el 20% de los alimentos adquiridos contenían ingredientes culinarios procesados y el 34% eran no procesados o mínimamente procesados. El parámetro más bajo se presentó en Portugal con un 10,2% e Italia con 13,4%, mientras que los más altos fueron Alemania con 46% y el Reino Unido con 50,4%.

Los resultados fueron relacionados con la mala salud nutricional debido al consumo de alimentos fabricados mediante la utilización de ingredientes y aditivos industriales que asemejan su sabor con frutas o carnes, pero de una manera no natural. Llegaron a la conclusión de que las personas han reemplazado las comidas tradicionales del hogar por panes y postres manufacturados, cereales azucarados, comidas congeladas y refrescos.

¿Por qué son peligrosas las grasas trans?

De acuerdo con la OMS, la ingesta de grasas trans debería limitarse al 1% de la energía calórica de la dieta diaria. Esto significa que en un consumo diario de 2000 calorías promedio en un adulto, el aporte graso no debería exceder los 2,2 gramos, lo que equivaldría a 150g de queso o 50g de mantequilla.

Para el director del Departamento de Nutrición de la OMS, Francesco Branca, sobrepasar estos parámetros va en detrimento de la salud de las personas, pues elevan los niveles de colesterol y constituyen un factor de riesgo para el padecimiento de enfermedades circulatorias y cardíacas.

También están vinculadas con la diabetes debido a que contribuyen a causar resistencia a la insulina. El consumo de grasas trans también aumenta marcadores de inflamación y está relacionado con el síndrome metabólico.

Los vasos sanguíneos también pueden verse alterados por daños en la pared interna, causando una disfunción endotelial, con lo que se reduce la capacidad de dilatación de las arterias hasta un 30%.

Aunque los resultados no son concluyentes, existen estudios científicos que han relacionado la ingesta de grasas trans en el periodo premenopáusico con el riesgo a desarrollar cáncer de mama.

Aun cuando la obesidad se relaciona con diversas variables de inactividad física, los hábitos alimenticios contemplan la causa principal, por la prevalencia de alimentos procesados en la ingesta diaria.

Alerta con los alimentos hidrogenados

Los alimentos de origen animal contienen grasas trans de manera natural, pero su concentración es muy reducida y no acarrea riesgos para el humano que lo consuma. Sin embargo, a las que se les debe poner mayor atención es a las grasas trans artificiales, que han sido hidrogenadas mediante procesos de industrialización de los alimentos.

La hidrogenación ocurre cuando se introducen moléculas de hidrógeno en un aceite vegetal de manera no espontánea.

Durante el proceso de hidrogenación se altera la estructura química del aceite, mediante la utilización de catalizadores de metal y altos niveles de presión e hidrógeno. Se aplica para cambiar el estado del producto de líquido a sólido o para la prolongación del periodo de caducidad.

Este procedimiento se utiliza para tratar la soja, el girasol o la canola. Por eso los expertos nutricionistas recomiendan el consumo moderado de aceite de oliva extravirgen como grasa saludable.

La industria alimenticia también utiliza el proceso de hidrogenación para la fabricación de otros productos como los helados o salsas, o para freír los snacks, con lo que eleva sus niveles de saturación.

En conclusión, las grasas trans están presentes en casi todos los alimentos que se adquieren en el supermercado, sobre todos en los procesados industrialmente. Aunque, en la actualidad, las empresas productoras están cumpliendo las regulaciones para reducir la saturación de las grasas en sus productos, todavía es necesario poner atención en lo que se consume a diario.

Leer las etiquetas de los embalajes en la que se detalla la información nutricional es una buena forma de llevar un control del consumo. Hay que fijarse en la cantidad de grasa total y grasas trans por cada ración, y que en la lista de ingredientes no aparezcan las palabras “parcialmente hidrogenado”.

Referencias:

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