Como sabemos, la felicidad no tiene una fórmula exacta, pero sí puede medirse. O por lo menos así lo puntualiza Meik Wiking, fundador del Instituto de Investigación de la Felicidad de Copenhague y escritor de varios libros acerca de este tema.
Basándose en el informe anual de la Red de Soluciones para un Desarrollo Sostenible de la ONU, que revela cómo algunas sociedades son más felices que otras, Wiking decidió crear esta institución.
Y es que Dinamarca siempre se sitúa en los primeros lugares de la lista de países más felices (este 2018 quedó en tercer lugar, antecedido por Finlandia y Noruega).
Pero, ¿cómo hacen estas naciones para que sus ciudadanos tengan altos índices de bienestar? A continuación, te hablamos de esta institución y de sus teorías sobre el secreto de la felicidad.
Meik Wiking tiene un título en Ciencias Empresariales y Políticas y trabajó para el ministerio de asuntos exteriores de Dinamarca, ‘Vilstrup Research’ y como director para el ‘Think Tank Monday Morning’. Aunque la gran pregunta es: ¿cómo pasó de la política al estudio de la felicidad?
En 2012 quedó intrigado por la resolución de la ONU en la que se instaba a los países a definir y adoptar parámetros para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y, con 33 años, decidió fundar el ‘Happiness Research Institute’ (Instituto de Investigación de la Felicidad) de Copenhague, teniendo en cuenta que Dinamarca es uno de los países que año a año lidera el ranking.
«Desde entonces mi carrera y mi trabajo consisten en averiguar tres cosas: cómo medir la felicidad, por qué unas personas son más felices que otras y cómo mejorar la calidad de vida», dijo Wiking en una entrevista para La Vanguardia en 2017.
¿Y qué es la calidad de vida? Según la ONU y la OMS, hay ciertos estándares para medir la calidad o nivel de vida de un individuo o sociedad, que van desde condiciones económicas, sociales, políticas, de salud y hasta naturales; es decir, todas las áreas de bienestar del ser humano.
Tal y como señala en su web, esta organización «explora por qué algunas sociedades son más felices que otras». El objetivo es «informar a quienes toman las decisiones sobre las causas y los efectos de la felicidad humana, hacer del bienestar subjetivo parte del debate sobre políticas públicas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de todo el mundo».
El instituto mide el bienestar en base a los puntos de referencia de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y las Naciones Unidas y se centra en tres dimensiones: la cognitiva, la afectiva y la eudaimónica.
La primera estudia la satisfacción de las personas con la vida en general, mientras que la segunda examina las emociones y la última se concentra en el propósito y significado de la vida.
Lo que hacen es, básicamente, asociarse con gobiernos y organizaciones para establecer una especie de agenda o parámetros para mejorar la calidad de vida, así como determinar cuáles son los mejores proyectos para contribuir a ese fin.
Diferentes circunstancias pueden afectar el nivel de felicidad de un individuo o colectivo, y dicho nivel de felicidad puede medirse, así como se mide el PIB de un país o el crecimiento económico.
«Lo que nos importa es cómo se sienten las personas sobre su vida. Creemos que las personas mismas son los mejores jueces de si son felices o no. Trabajar con medidas subjetivas es difícil, pero no imposible», indican.
Todas estas investigaciones no ocurren solo de la mano de Wiking. En su lista de expertos figuran Anne Henderson, Michael Birkjær, Alejandro Cencerrado, Isabella Arendt, Mads Falkenfleth, todos analistas; así como diseñadores gráficos y asesores.
Los métodos utilizados para «medir la felicidad» son cuantitativos y cualitativos, así que, básicamente, realizan seguimientos a las personas por un periodo de tiempo con la finalidad de ver cómo los cambios en las circunstancias de la vida afectan las diferentes dimensiones de la felicidad.
El último estudio del Happy Research Institute reveló que las personas que sufren psoriasis, una enfermedad autoinmune que causa sarpullido escamoso, son menos felices. Se trata de su proyecto PsoHappy, que recabó datos de más de 50.000 personas con la afección en cuarenta países del mundo.
Meik Wiking fue calificado por el periódico The Times como «el hombre más feliz del mundo».
Aseveró que vivir en uno de los países nórdicos más felices, ayuda. Y la razón de tanta felicidad es sencilla: sus ciudadanos tienen acceso a salud gratuita, a la universidad, existe igualdad de género e incluso buenas pensiones.
«No es que bailemos por las calles (…) Si, por ejemplo, yo perdiera mi trabajo, podría seguir manteniendo un nivel de vida relativamente alto. No creo que haya nadie en Dinamarca que no pueda dormir pensando que sus hijos no van a ir a la universidad», dice Wiking.
Los daneses buscan el tiempo para cumplir con sus tareas diarias (trabajo, casa, hijos), pero también dejan un momento del día para relajarse. Es uno de los países con regímenes impositivos más alto, pero también reportan bajos índices de incertidumbre y ansiedad.
Ha escrito varios libros, pero dos de ellos destacan por referirse a conceptos que buscan crear felicidad: «Hygge. La felicidad en las pequeñas cosas: descubre por qué los daneses son los más felices del mundo y cómo tú también puedes serlo» y «Lykke: En busca de la gente más feliz del mundo».
¿Qué es el «Hygge»? En una palabra danesa que significa «comodidad». Es hacer cada día las pequeñas cosas que nos hacen felices, como quedarse abrigado en casa durante una noche fría viendo televisión, disfrutar de una sábana recién lavada, comer galletas que acaban de salir del horno, acariciar a un perro; es decir, pequeños placeres que, aunque efímeros, son reciclables, o sea que pueden repetirse.
Para Meik Wiking, los daneses son muy felices porque se reúnen frecuentemente con sus amigos y familias, los que les da una sensación de paz y tranquilidad.
«Hay buenos motivos para observar un interés creciente en elHygge», apuntó el experto. De hecho, los daneses describen este concepto como una mezcla de ‘acogedor’ y ‘bienestar’ y afirman que se pueden seguir una serie de pasos para incorporarlo al día a día.
En una entrevista para Thecult.es comentó que el ‘Hyppe’ incluso se parece mucho a otros movimientos y estilos de vida actuales como el slow food (que significa poner atención y valorar los alimentos que se consumen, teniendo en cuenta su procedencia) o el ‘simple living’ (que se define como un estilo de vida basado en la simplicidad).
Otro de los libros de Wiking hace referencia al concepto ‘Lykke’, que de hecho significa felicidad. A su juicio, la felicidad se puede imitar a través de historias y ejemplos inspiradores de otras personas que dicen haberla alcanzado.
En su obra ofrece seis factores para ser felices: unión o comunidad, dinero, libertad, confianza, salud y bondad.
Medir la felicidad no es fácil, como enfatiza el propio Wiking, porque a cada persona le hacen felices diferentes cosas, pero sí es posible adoptar estos conceptos y adaptarlos para alcanzar un estado de bienestar y, por ende, la felicidad.