La belleza de Helena, la mujer más guapa de Grecia, desembocó en una de las peores barbaries de la historia antigua: la guerra de Troya. Cuando el príncipe Paris eligió a Afrodita como la diosa más bella, esta le prometió a Helena –la reina de Esparta– como esposa. Con lo que no contaba el troyano era con la respuesta de su esposo Menelao.
Su hermano Agamenón, el rey de Micenas, dispuso una enorme flota para hacer frente a la injuria. Cuando estaban a punto de partir, los vientos se pararon, tan sólo regresarían cuando el jefe de la expedición sacrificase –a la diosa Artemisa– a su hija Ifigenia, como así sucedió.
Cuando los griegos llegaron a su destino, Agamenón convirtió a Criseida, la hija de Crises, el sacerdote de Apolo, en su amante. El vilipendiado padre imploró ayuda al dios que en respuesta envió una peste sobre los ejércitos griegos.
Al cabo de nueve días, Agamenón, presionado por los héroes aqueos, no tuvo más remedio que devolver a Criseida, eso sí, a cambio tomó a Briseida –hasta ese momento en posesión de Aquiles– en su lugar. Este gestó provocó la cólera del héroe y su retirada de la contienda.
Casandra era hija del rey Príamo de Troya y sacerdotisa de Apolo, con quien pactó que a cambio de un encuentro carnal obtendría el don de la profecía. Sin embargo, y a pesar de que el dios cumplió lo prometido, la troyana se negó a mantener relaciones sexuales, motivo por el cual Apolo la castigó a que ninguna persona diera créditos a sus vaticinios. Por esta razón nadie la creyó cuando predijo el ardid del caballo de Troya.
Tras la guerra Agamenón convirtió a Casandra en su amante y se la llevó a Micenas, en donde ambos fueron asesinados por la reina Clitmenestra, que se había dejado seducir por Egisto. Tiempo después dos de los hijos de los reyes de Micenas –Electra y Orestes– vengarán el asesinato.
La verdad es que las mujeres no salen bien paradas en la Odisea, o son descritas como pérfidas hechiceras (Circe y Calipso), como embaucadoras (Sirenas) o bien como monstruos (Escila y Caribdis).
Circe es, según Homero, maga y experta en drogas, vive en una isla con la única compañía de sus criadas. Su gran diversión es convertir a los hombres en animales, y esto es precisamente lo que hace con los compañeros de Ulises.
Afortunadamente el dios Hermes le contará al héroe griego el secreto para escapar a su magia: añadir una planta llamada moly a cualquier brebaje que ella le entregue.
Calipso, por su parte, se enamora de Ulises y le ofrece la inmortalidad, pero el rey de Ítaca prefiere regresar a su hogar antes que permanecer en un tedio perpetuo junto a la hechicera.
En contraposición a todas estas mujeres está la figura de Penélope, la fiel y casta esposa que espera impaciente el regreso de su esposo, utilizando todo tipos de argucias para hacer frente a la legión de pretendientes.
La obra maestra de Eurípides es “Medea”, la historia de otra maga, la hija del rey de Cólquida. Una mujer enfurecida tras ser repudiada por su marido, al que había ayudado a conseguir el vellocino de oro, y que trama un terrible crimen para vengarse de él: acabar con la vida de los hijos que tuvo con Jasón.
Otro personaje femenino excepcional creado por Eurípides es Lisístrata, la ateniense que declara la primera huelga de la historia de Grecia al convencer al resto de las mujeres para que no tengan relaciones sexuales con sus maridos hasta que no depongan las armas.