El texto literal que enuncia este mito dice así: Un hilo rojo conecta a aquellos cuyo destino es encontrarse sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. Este hilo puede estirarse, contraerse o enredarse, pero jamás romperse. Es originario de la cultura Oriental y tiene un significado mucho más profundo del que se le da en primera instancia.
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Este mito narra cómo los dioses anudan un hilo rojo al meñique de aquellos que han sido elegidos para conocerse y amarse. De esta forma, las personas que están en cada uno de los extremos del hilo estarán predestinadas a ser queridos entre sí, independientemente de cualquiera que sea la situación; es por ello por lo que el hilo jamás se romperá.
Pero ¿por qué el dedo meñique? Se debe a la existencia de la arteria cubital, la cual conecta el corazón con este dedo y que, según la fábula, esta vena sería el hilo rojo en sí; se extendería por el mundo hasta llegar a unirse con el meñique de la otra persona y, a través de él, alcanzar dicha arteria para finalizar el recorrido en su corazón.
A pesar de lo mucho que gusta la idea de que esta leyenda se refiera al amor romántico y de pareja, no hay que ignorar el hecho de que en ningún momento es mencionado que se enlace a un tipo en concreto de amor. Por lo tanto, es aplicable a todas esas personas que resultarán relevantes a lo largo de la vida de dicha persona.
Este mito sería el equivalente a lo que en la cultura Occidental llamamos “almas gemelas”. La leyenda no deja ningún tipo de acontecimiento al azar, sostiene que las relaciones más cruciales en la vida de una persona ya están predeterminadas. Este hilo rojo se ata en el momento del nacimiento haciendo que la persona se encuentre con todos aquellos con los que tiene que encontrarse.
La pregunta más común llegado a este punto es, ¿Cómo se sabe quién es la persona al otro lado del hilo rojo? La respuesta es sencilla, simplemente se sabe: si es la persona indicada no habrá ningún tipo de dudas y se sentirá una paz interior incomparable con ninguna otra sensación.
Tras esto, hay que tener en cuenta todos los tipos de amor, y no asumir que el alma gemela o el otro extremo del hilo rojo siempre será una pareja; en numerosas ocasiones la persona que más marca la vida de alguien es un mejor amigo o un familiar, por ello no se debe dar toda la importancia al amor romántico.
Esta visión del amor y el destino es clara: todo esta predestinado, sin embargo, está en la mano de cada uno creer en las casualidades o en las causalidades; es decir, pensar que todo es casual o que aquello que pasa en su vida tiene una causa y un propósito. A día de hoy, la respuesta a la pregunta de si realmente el destino existe en el ámbito del amor es aún una incógnita, cada persona tienen la suya propia.
Patricia Núñez es estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Apasionada de la fotografía, la moda y la belleza.
en si yo si tengo un hilo rojo pero yo se que lo tengo, pero eso si te quedas poco con el, me refiero que se encuentran en pocas rencarnaciones