El preservativo, además de ser un método anticonceptivo masculino así como una barrera profiláctica para la transmisión de enfermedades sexuales, puede tener otros múltiples usos que, quizás desconocías. Aunque muchos lo relacionan con un invento moderno, se sabe que su uso lleva otorgando seguridad y placer desde hace siglos.
Los egipcios ya utilizaron unos condones naturales de origen animal, según restos encontrados en la tumba de Tutankamón, eran fabricados con tripas de animales. Este primer preservativo del que se tiene constancia puede ser visto en el Museo del Cairo.
En el 2000, el Museo de Londres inauguró una exposición que mostraba los preservativos más antiguos del mundo. En la cultura oriental también se han encontrado vestigios que prueban que usaban papel de seda embadurnada de un ungüento aceitoso para la protección.
En 1564, el médico italiano Gabriel Falopio experimentó con una pieza de lino que actuaba como una caperuza en el glande masculino y junto con un cordel se ataba al pene para evitar enfermedades como la sífilis, que estaba en plena eclosión.
El condón encontró también detractores que decían que era una invención para anular el placer sexual, como el francés Astruc que habló de su “peligrosidad” durante el coito.
El condón mejor conservado data de 1813 y fue hallado en Lund (Suiza). Estaba compuesto de intestino de cerdo y tenía un manual de instrucciones en latín en el que se aconsejaba sumergirlo en leche templada antes de usarlo.
Asimismo, estos preservativos eran ineficaces, pues se reutilizaban hasta que se rompían finalmente y se usaban en condiciones insalubres y poco higiénicas.
El siglo XIX fue el siglo de la revolución en el concepto “condón”, al introducirse la vulcanización del caucho para su fabricación, precedente del futuro preservativo de látex. La principal desventaja que tuvo fue su naturaleza pegajosa. Pronto se intentó buscar alternativas para mejorarlo.
Charles Goodyear, conocido por sus neumáticos, lo impermeabilizó y consiguió, junto con Hancock, hacerlos resistentes, flexibles y que perdieran su pegajosidad. El resultado fue posible gracias a un proceso químico por el cual mediante calor se cruzaban y agrupaban moléculas de caucho y azufre (vulcanización).
Desde el siglo XX se fue fabricando distintas modalidades de preservativos, de colores, estampados, con rugosidades, sabores, con lubricantes, así como especiales para disfunciones eréctiles. Para aquellos que padecieran alergias al látex se ideó el condón de poliuretano.
Con la aparición del sida en 1981, el condón se reafirmó como el mejor método para evitar enfermedades de transmisión sexual.
Ya en el siglo XXI, todos estos materiales fueron siendo reemplazados por el preservativo invisible, que consiste en una sustancia gelatinosa que protege los genitales masculinos, así como los femeninos.
En 2015, la fundación de Bill y Melinda Gates apoyaron una investigación de la Universidad de Boston en la que idearon unos condones autolubricantes y con una mayor vida útil, pudiendo aguantar hasta 1.000 penetraciones.
El condón, además de controlar la natalidad y servir para la prevención de enfermedades sexuales, también puede tener otros usos, algunos de ellos pueden ser:
Además de encender el placer sexual también se puede usar para encender fuego. En primer lugar se rellena el preservativo de agua y se pone encima de restos de yesca, a modo de lupa de forma que los rayos de sol penetren por el preservativo y puedan producir la llama.
El agua y el látex, que es un gran inflamable, provocarán el fuego en la yesca apilada.
Si no quieres estropear tu móvil o reloj ante un ambiente acuático con la ayuda del preservativo libre de lubricante podrás impermeabilizarlos de forma que puedas usarlos sin temor a que puedan mojarse.
Para ello, tendrás que asegurarte de que el condón está lo suficientemente apretado para evitar filtraciones.
Como una forma de proteger a las mujeres de posibles violaciones se creó un preservativo con dientes y cuchillas que se incrustaban en el pene en el momento de que este se introdujera en la vagina durante la violación.
Este preservativo se denominó Rape-Axe y se insertaba en la vagina como un tampón. El violador tendría que acudir a un médico para poder desprenderse de esta trampa.
Rape-Axe se popularizó durante el Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010, pero finalmente retiraron su comercialización debido a la controversia que generaba.
Si rellenas el preservativo con agua congelada puedes usarlo para aliviar dolores musculares a modo de bolsa de hielo. Es una alternativa perfecta en caso de padecer dolencias o inflamaciones musculares.
Los cubanos practican la “pesca con condón”, para ello, reúnen cuatro preservativos inflados a los que se les coloca un sedal con un anzuelo donde se coloca la carnada.
Una vez se lanza al mar, los condones funcionan como velas para poder llevar el anzuelo donde se quiera.
Rellenar el condón con alimentos y ponerlos a hervir es también un uso que algunas personas le dan.
Los japoneses son pioneros en cocinar con preservativos e incluso han sacado al mercado un recetario de comida (‘Recetas hechas con condones que me gustaría prepararte’ de Kagami Kyosuke) preparada con estos instrumentos tan poco usuales en la cocina.