El concepto de imaginarios culturales pertenece al campo de la sociología, que es una ciencia relativamente nueva en cuanto a contar con sus propios métodos científicos, aunque ya desde la Antigua Grecia hay tratados sobre la interacción de los grupos humanos. Así como todos los conceptos, el de imaginarios sociales tiene diferentes enfoques filosóficos, de manera que los materialistas lo entienden de un modo y los idealistas de otro, existiendo también posiciones más amplias. Para la presente exposición se han tomado en consideración varios puntos de vista, aunque sin entrar en materia filosófica.
Estereotipos sociales y culturales:
Qué son, tipos, ejemplos y su influencia en la sociedad
Para definir qué es un imaginario cultural resulta pertinente recordar lo que ya estableció Aristóteles (384-322 a.C.) en cuanto a que el ser humano depende de los demás para sobrevivir. Adicionalmente, desde los tiempos inmemorables el hombre ha tenido la necesidad de darle una dirección a su mundo, pero siempre dentro de un entorno social.
Desde la década de 1960 existe la idea de imaginario colectivo que se le atribuye al francés Edgar Morin (1921), quien postuló que el mismo está conformado por todos los valores y deseos de una sociedad, la cual se alimentan tanto de lo tangible como de la imaginación, ya que las sociedades viven en una realidad concreta pero se imaginan un mundo mejor.
Luego el griego-francés Cornelius Castoriadis (1922-1997) introdujo en la década de 1980 un novedoso concepto, que fue el imaginario cultural como instrumento de análisis social, el cual ha sido explicado desde diferentes enfoques filosóficos. Este concepto también se nutre con el relativismo cultural, según el cual cada sociedad hay que entenderla de acuerdo a sus condiciones particulares y sobre todo en base a su historia.
Las teorías sobre imaginarios sociales o culturales se basan en corrientes filosóficas y se explican de diferentes formas. La idea de Castoriadis hace énfasis en el lenguaje y en el proceso de socialización y postula, entre otros muchos aspectos, que las sociedades se crean a sí mismas y, para perdurar en el tiempo, inventan instituciones.
Siguiendo al mencionado autor, estas instituciones, aparte de darle coherencia a la vida social, también pueden ser un elemento de riesgo en manos de grupos hegemónicos, ya que desde las mismas se controla a las masas y hasta se puede transformar la psique humana, lo cual se observa tanto a lo largo de la historia como en los tiempos actuales.
Otra definición interesante de imaginario social establece que es una forma de expresión, mediante la cual los individuos cuentan acerca de sus propios mundos imaginarios en una interacción dinámica que, además de pertenecer a un determinado contexto geográfico y político, se va modificando con el tiempo y de acuerdo a las condiciones materiales.
Cuando se habla de imaginarios culturales se puede estar haciendo referencia a cualquiera de los conceptos mencionados, así como al imaginario colectivo según Jung o a varios otros. Para ilustrar el tema, a continuación se exponen algunos ejemplos de qué son los imaginarios sociales. Los dos primeros tipos de imaginarios sociales se refieren a instituciones, mientras que el tercero habla de mitología.
La Edad Media comienza en el siglo V con la caída del Imperio Romano de Occidente y por consenso se asume que termina con el descubrimiento de América, por lo cual tuvo una duración de diez siglos y dejó marcas indelebles para los tiempos posteriores. Durante esta larga etapa todo se explicaba a través de la Biblia, lo que al mismo tiempo fue uno de los mecanismos culturales de sometimiento.
Lo esencial de este imaginario social era el pecado cometido por Adán y Eva, por lo cual fueron expulsados del paraíso terrenal y obligado el hombre a ganarse el pan con el sudor de su frente. Con este argumento los siervos aceptaban su situación como un designio de Dios sin rebelarse.
Pero el pecado original recae principalmente sobre Eva, por lo que la mujer era considerada como un ser maligno en potencia, que debía estar sujeta a un estricto control, primero por el padre y luego por el marido, siendo aceptable los castigos corporales si alguna conducta no era la apropiada.
Existe un famoso texto de intención educativa sobre cómo debía comportarse la mujer en el hogar, indicando que tenía que mostrarse siempre alegre y cariñosa, ocultando sus penas. Incluso una de las expresiones populares rezaba que “tres cosas ahuyentan al marido del hogar: las goteras en el techo, el humo de la chimenea y una mujer regañona”.
Por otra parte, lo importante no era el conocimiento sino la fe, por lo que saber leer y escribir le estaba reservado a los clérigos, y la educación consistía en aprenderse de memoria, a fuerza de repetición, los textos que éstos recitaban.
El mundo de los países musulmanes es diverso y complejo. Una de sus características principales es la existencia de los códigos de conducta llamados sharías, por los que se rigen, lo cual es un buen ejemplo de imaginarios culturales. Estos códigos son distintos según la región, ya que mezclan contenidos del Corán con enseñanzas de Mahoma y normas legales establecidas por cada grupo tribal.
En el caso de los talibanes, que son fundamentalistas, su sharía está por encima de la Constitución, lo cual quiere decir que no pueden existir leyes que contravengan alguna norma social contenida en el código de conducta. Al mismo tiempo, este código se presta a variadas interpretaciones, lo que permite que el marido, dueño absoluto de la mujer cuando se casa, decida qué castigos aplicar a su esposa.
De esta manera se explica qué imaginarios culturales reproducen las violencias basadas en género en Afganistán, donde las mujeres van totalmente tapadas totalmente por el burka, el esposo puede mutilarla cortándole las orejas si sospecha de alguna conducta que considere inapropiada y son lapidadas por acusaciones de adulterio.
México es un país de una riqueza cultural sin igual. Actualmente existen 68 lenguas autóctonas reconocidas oficialmente, la cuales corresponden a un número similar de pueblos que en muchos municipios son mayoría. Según un estudio, más del 20% de la población total del país se asume como indígena y aproximadamente el 50% dice tener raíces de algún pueblo originario, acerca de lo cual las mayoría se siente orgullosa.
Dentro de la mitología mexica, el dios Mictlantecuhtli, también conocido como Popocatzin o señor de los muertos, era muy importante. Él reina en el Mictlán o nuestra casa común donde todos llegamos en algún momento. Los mexicas acostumbraban a rendir honores a Mictlantecuhtli con sus ritos particulares, a los que luego incorporaron elementos católicos como la cruz, especialmente porque la Santa Inquisición castigaba el paganismo, lo cual evidencia los mecanismos de cambio cultural aplicado a los indígenas.
En la actualidad, los días 1 y 2 de noviembre gran parte de los hogares mexicanos levanta un altar para honrar a sus seres queridos fallecidos, con ofrendas que consisten en las cosas que en vida les gustaba, ya que se cree que ellos pueden venir a compartir con los vivos en estas fechas. Esta fiesta es considerada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, además de ser un símbolo nacional y un relevante imaginario cultural mexicano.
Los libros que a continuación reseñamos contienen información muy interesante acerca de culturas o momentos históricos, ilustrando sobre qué son los imaginarios culturales y cómo se construyen, internalizan y expresan.
Esta obra trata sobre importantes valores sociales de los japoneses, los cuales son inculcados a través del proceso de socialización. El autor es Alberto Di Martino, PhD graduado en la Universidad de Kioto, quien ha vivido muchos años en Japón.
La autora de esta obra es la investigadora e historiadora francesa Thiesse Anne-Marie, especialista en temas culturales, con doctorado en la Nueva Sorbona. El tema del libro es acerca de los elementos esenciales: idioma, antepasados, héroes, etc., que crean el sentido de pertenencia a una nación.
Este libro pone al descubierto cuáles son los imaginarios sociales actuales que imponen el consumo a través de herramientas como el marketing y la publicidad. Sus autores son Luis Enrique Alonso Benito y Carlos Jesús Fernández Rodríguez, ambos sociólogos y economistas, además de docentes universitarios españoles.
Esta obra es sumamente ilustrativa, no sólo para recordar o conocer cómo era la España de la década de 1960, sino para comprobar cómo se dan cambios radicales en los imaginarios culturales de las sociedades. Su autora es Monserrat Huguet, quien es Doctora en Historia y profesora universitaria en Madrid.
Este libro es un tratado teórico que explica los mecanismos mediantes los cuales las sociedades crean sus propias realidades a partir de elementos que pueden ser totalmente subjetivos. El autor es el investigador, sociólogo y teólogo luterano Peter L. Berger, quien falleció en Estados Unidos en 2017.
El autor de esta obra es el asturiano Gabriel García Noblejas, quien cursó estudios sobre idioma y cultura chinos en Pekín y actualmente es traductor y profesor universitario en España. Éste es el libro perfecto para entender cuáles son los imaginarios sociales que han llevado a China a ser una gran potencia mundial.
Este libro es uno de los más recomendados si se quiere entender cómo el hombre ha llegado hasta la identidad actual a través de la historia, así como cuáles son los valores predominantes en el imaginario moderno. El autor es el filósofo canadiense Charles Taylor, especialista en temas sociales del momento.
El autor de esta obra es Manuel Viera, Doctor en Historia del Arte Contemporáneo graduado en la Complutense. El libro trata sobre el rol que jugaron las Exposiciones Universales en cuanto a un imaginario social de progreso y cómo la Torre Eiffel se convirtió en el símbolo de la modernidad europea.
Según el reconocido filósofo canadiense Charles Taylor (1931), el imaginario cultural moderno predominante está definido de acuerdo a las visiones de los Estados industrializados de occidente. Por tal motivo, para muchas naciones que no están en esta órbita, podría entenderse como el etnocentrismo cultural de las naciones occidentales desarrolladas. Sin embargo, debido a la globalización, países como India y Japón, así como otros en vías de desarrollo, adoptan los mismos modelos.
A continuación describimos algunos ejemplos de imaginarios sociales en la actualidad relativos a los Estados modernos, donde se observa que el valor principal es la libertad.
El modelo político de los imaginarios culturales modernos es la democracia, que se fundamenta en la soberanía popular y en la igualdad de derechos de todos los ciudadanos, estando expresamente prohibida la discriminación racial, social o de género.
Los gobiernos deben ser elegidos por votación popular y defender los derechos individuales, entre los que especialmente destaca la libertad de expresión, así como promover las asociaciones en pro de descentralizar el poder.
En este tipo de gobierno se presupone que el poder ha sido delegado por la ciudadanía y los que ostentan los cargos públicos son servidores de la Nación. Igualmente, se entiende que la obediencia de los ciudadanos no es al presidente sino a las leyes y a la Constitución.
Según Taylor, el modelo económico de los Estados modernos debe verse como “un conjunto interrelacionado de actividades de producción y de consumo que persiga la prosperidad”. El modo de producción de estos países es el capitalista y se defiende la economía liberal, donde el estado interviene sólo para regular ciertas actividades. Se asume la libre acción de la oferta y la demanda, lo que según esta corriente económica crea el equilibrio adecuado entre la producción y el consumo, e igualmente logra la estabilización de los precios.
La escuela es la principal institución para la socialización del individuo y también el lugar idóneo para abordar distintos temas relativos a representaciones sociales. Hay muchos ejemplos de imaginarios sociales en la escuela, que se pueden observar en el pensamiento de los famosos pedagogos de la historia como es el caso de María Montessori y su Escuela Nueva.
En cuanto al rol de la escuela en los estados modernos, en Europa se rige por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1947, la cual determina que la educación es un derecho. Igualmente, por el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, donde se establece que “los fines de la educación son el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento y respeto de los derechos humanos y libertades”.
Una de las principales características del imaginario colectivo moderno en cuanto a la educación es la laicidad de la misma, dejando abierto el espacio para que los padres puedan enviar a sus hijos a otros centros educativos privados si prefieren una educación religiosa.
Habría muchísimo más que contar acerca de los imaginarios sociales, especialmente sobre los diferentes enfoques de acuerdo a las corrientes filosóficas, y muy particularmente lo relativo a la teoría junguiana del inconsciente colectivo donde los imaginarios culturales adquieren otra dimensión mucho más profunda.