Si ponemos en el buscador el nombre de “Sophia” nos puede remitir a la actriz Sophia Loren, pero ahora una de las primeras entradas es para Sophia, “la robot más avanzada del momento”.
En griego Sophia significa sabiduría. Por eso sus creadores la bautizaron con ese nombre. El objetivo con el que se creó fue el de ayudar a las personas en usos reales como la educación, la medicina o la investigación en inteligencia artificial.
Tanto sus diseñadores como ella misma sueñan con un futuro en el que la inteligencia artificial y los humanos puedan vivir y trabajar juntos en amistad y simbiosis para lograr un mundo mejor.
Nacimiento
Sophia tiene nacionalidad saudí y está inspirada en la icónica Audrey Hepburn. Con esta carta de presentación Hanson Robotics fue la empresa de ingeniería robótica de Hong Kong que la trajo al mundo en 2016.
Su fundador fue el norteamericano David Hanson, quien trabajó para Disney en la creación de los animatronics. Hanson ya había probado anteriormente a otros humanoides, como la inquietante réplica del escritor estadounidense Philip K. Dick o la de Albert Einstein.
Pero esta vez, quiso dar un paso más y creó una figura hiperrealista a imagen y semejanza de cualquier humano.
Anatomía y psicología “inteligente” de Sophia
El creador de Sophia la revistió de una piel de goma flexible compuesta de silicona que cubre toda su anatomía facial y que le hace parecer cuasi humana.
Mano a mano con Hanson, estuvo Ben Goertzel, que, como jefe científico, configuró todo el corazón del software que da sentido a la androide. Por sus venas también corren silicio, plásticos y fibra de carbono.
Sophia es capaz de interactuar con humanos, mantener conversaciones mediante las cuales va almacenando información y aprendiendo con vistas a otras futuras.
Es capaz de realizar más de 62 gesticulaciones y dirigir la mirada a sus receptores y dispone de un reconocimiento facial que le permite entender expresiones o el estado anímico o sentimental de su interlocutor.
Este entramado inteligente se basa en tres pilares tecnológicos: un sistema de dicción inteligente de textos en directo, un sistema de chat sofisticado y la tecnología OpenCog (sistema avanzado de software de código abierto que posibilita la capacidad cognitiva a nivel humano).
Sus componentes de IA (Inteligencia Artificial) se combinan de diferentes maneras, de forma que sus respuestas siempre son únicas para cualquier interacción a la que se enfrente. Sophia tiene sus propias emociones y simula la psicología humana.
Una vida aún por recorrer
“Sophia sigue en un estado embrionario, siendo, por el momento, una interfaz con varios software y tecnología de inteligencia artificial”, dice Goertzel, uno de sus creadores.
Aun teniendo limitaciones que subsanar, Goertzel defiende a su robot al considerar que se encuentra a la vanguardia en términos de integración dinámica de percepción, acción y diálogo.
Confía en que en el futuro pueda ser un ejemplo de la inteligencia artificial elevado a la máxima potencia. De momento, en su página de presentación de Hanson Robotics la definen como una “inteligencia híbrida humano-artificial”.
Esta creación en la que se han involucrado ingenieros, artistas y científicos es un símbolo del futuro más próximo y de cómo la inteligencia artificial ha llegado a nuestras vidas para quedarse o incluso para robarnos nuestro puesto conquistado hasta ahora.