En muchas ocasiones una fotografía capta toda tu atención, y puede ser por cualquier motivo: su belleza, su mensaje, su color, etc. A lo mejor el autor solo ha pretendido captar un momento, pero hay imágenes que te hacen preguntarte cuál será su historia. Porque soy de los que piensa que detrás de cada fotografía hay una historia.
El zeppelin en la Primera Guerra Mundial:
Dirigibles llenos de bombas devastando ciudades
Pero muchas veces son diferentes preguntas las que me hago: ¿quién la hizo?, ¿quién es o quiénes son las personas de la imagen?, ¿dónde se hizo? La mayoría de las veces la pregunta no tiene respuesta y, en otras ocasiones, conocemos al autor y lo que quería reflejar en esa instantánea. Incluso algunas, son fotos que han pasado a la historia.
Sobre una de estas imágenes icónicas vamos a escribir hoy. Se trata de la famosa foto captada por el objetivo del fotógrafo Joe Rosenthal, “Raising the Flag on Iwo Jima”, cuando un grupo de marines alzan la bandera de las barras y estrellas en la cima del monte Suribachi, en la isla de Iwo Jima, en plena Guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
En el caso de las fotografías en escenarios bélicos es habitual cuestionarse si es natural o hay algo de postureo. ¿Es este el caso? No exactamente, pero invita a una mínima indagación.
Recordemos que nos encontramos en plena batalla por la toma de Iwo Jima y un punto estratégico era el volcán Suribachi. A costa de muchas bajas, los marines estadounidenses consiguen llegar a la cima el 23 de febrero de 1945.
Con un trozo de tubería de drenaje tres soldados montaron la bandera para alzarla a las 10:20, no era muy visible al ser de pequeñas dimensiones, pero había desatado el júbilo entre la tropa. La aparición de algunos soldados japoneses contraatacando e intentando evitar esa muestra de la bandera, con lo que suponía de derrota para ellos, hizo imposible inmortalizar el momento.
Hubo que esperar a la toma definitiva de la cima y sobre medio día, con el terreno despejado de enemigos, se subió otra bandera de mayor tamaño, momento que fue captado por el fotógrafo de guerra Joe Rosenthal, convirtiéndose probablemente en la foto más famosa de la IIª Guerra Mundial y por la que obtuvo el premio Pullitzer.
De los seis marines captados plantando la bandera, tres morirían en los días siguientes.
Nada más ser revelada por la agencia Associated Press fueron conscientes del impacto que tendría esa imagen, y el efecto propagandístico que provocaría entre la ciudadanía. Así fue, y a las pocas horas figuraba en las portadas de todos los diarios y revistas estadounidenses.
El propio presidente Roosevelt se percató inmediatamente de las posibilidades que tenía la imagen en un momento delicado el que se estaba viviendo. Rápidamente, se puso manos a la obra para utilizarla como reclamo en la recaudación de fondos para la guerra. Así, ordenó que los marines supervivientes que salían en aquella foto regresaran a los Estados Unidos y sirviesen para promocionar bonos de guerra, logrando recaudar más del doble de lo que tenían estimado al principio.
Todo este proceso de la recaudación de fondos y la campaña propagandística fue inmortalizado muchos años después por el cineasta Clint Eastwood en su película Banderas de nuestros padres, donde narra las vicisitudes de los protagonistas y su evolución personal.
Ellos, que evidentemente fueron utilizados, siempre rechazaron la condición de héroes, resaltando que ese apelativo se lo merecían mucho más los compañeros caídos en Iwo Jima. De hecho, los tres vieron siempre con recelo y cierto remordimiento el haberse salvado de forma fortuita por su aparición en la foto, mientras sus compañeros seguían luchando, es más, a los otros tres, como ya se ha comentado, no les llegó la noticia a tiempo y murieron en combate a los pocos días. Como decía el propio Rosenthal:
«Yo tomé la foto, pero Iwo Jima la tomaron los marines».
Ambas banderas, la que izaron los primeros soldados y la segunda de la fotografía están guardadas en el Museo Nacional del Cuerpo de Marines en Quantico, Virginia.
Joe Rosenthal había nacido en Washintong D.C. un 9 de octubre de 1911, contaba, por tanto, con 34 años en el momento de la toma de la famosa fotografía. Como curiosidad el ejército no le admitió en primera instancia como reportero de guerra debido a sus problemas de vista, pero consiguió acompañar a los marines en aquel desembarco y cruel batalla por la conquista de Iwo Jima.
Esa instantánea, lógicamente, fue un espaldarazo a su carrera. La mayor parte de ella la realizó en el San Francisco Chronicle durante 35 años. Y allí acabaría retirándose en 1981.
Joe Rosenthal falleció en San Francisco el 20 de agosto de 2006, tenía 94 años.
«Lo que veo detrás de la foto es el esfuerzo de llegar hasta ahí arriba. La devoción de esos jóvenes por su país y los sacrificios que hicieron»