Japón atravesó en marzo de 2011 sus días más terribles y catastróficos desde la Segunda Guerra Mundial cuando el suelo nipón fue sacudido por el terremoto más fuerte que haya azotado Japón en su historia escrita. La inestabilidad que sufriría el país asiático a principios de ese mes no se debería solamente al movimiento telúrico, sino también al tsunami que este provocaría y que daría lugar, a su vez, al accidente nuclear más importante que haya visto la humanidad desde lo ocurrido en Chernóbil 25 años antes.
Todos estos eventos han dejado secuelas que marcaron a la sociedad japonesa por lo que restó de década, especialmente el terremoto y el accidente nuclear. Las pérdidas económicas se han calculado en varios miles de millones de dólares, mismas pérdidas que motivaron una pequeña crisis humanitaria en el país asiático.
El terremoto en Japón: la tierra se quiebra
A las 2:46 PM, hora local, un terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter golpeó el noreste de Tokio. Esta magnitud se actualizaría posteriormente a 9, y finalmente a 9,1, haciéndolo el movimiento telúrico más fuerte jamás registrado en Japón, y el cuarto más fuerte a nivel mundial desde el comienzo de los registros modernos en el año 1900. Su epicentro se ubicó aproximadamente a 70 km al este de la península Oshika de la prefectura de Tōhoku, y el hipocentro a una profundidad marítima de 29 km aproximadamente.
Este terremoto de 6 minutos hizo que el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico emitiese una alerta de tsunami dirigida al Océano Pacífico entre el espacio entre Japón y los Estados Unidos. Aproximadamente 1 hora después del movimiento, la costa este de Japón fue golpeada por olas de hasta 9 metros que barrieron vehículos, causaron el colapso de edificios, y cortaron vías terrestres.
Durante el mismo 11 de marzo ocurrieron varias réplicas telúricas importantes que incrementaron todavía más el daño infraestructural. Réplicas de 7,4, 7,9, y 7,7 ocurrieron a las 3:08, 3:15: y 3:26 PM en Japón, respectivamente. En total, se calcula que la nación ha sufrido alrededor de 1800 réplicas después del terremoto de marzo de 2011, muchas de ellas ubicándose desde los 6,0 en la escala de Richter.
Tsunami a la vista
El movimiento telúrico derivado de este terremoto en Japón resultaría en la formación de olas que golpearían la línea costera del Pacífico en las islas de norte de Japón. Ocurrido el terremoto, algunas estimaciones sugieren que al tsunami le habría tomado entre 10 y 30 minutos llegar a las áreas que fueron las primeras afectadas por él.
Los daños causados por el maremoto fueron incluso superiores a los del terremoto que le dio lugar. Una gran parte de la Prefectura de Kuji y la sección sur de Ōfunato, incluyendo su zona portuaria, fueron casi completamente destruidos por el tsunami. Una porción bastante importante de Rikuzentaka también fue vastamente destruida por el maremoto, que en ese lugar alcanzó una altura de aproximadamente 3 pisos.
El tsunami que hubo en Ōfunato fue particularmente grande al tener una altura aproximada de 40,1 metros, o 132 pies. El tamaño de estas olas hizo que se encontraran equipos de pesca en la parte alta del acantilado cercano a esa zona. Algo similar ocurrió en la prefectura de Iwate, donde el tsunami alcanzó una altura de alrededor de 37.9 metros, lo que permitió llegar a una montaña ubicada a unos 200 metros de la línea de costa.
Este tsunami se propagó por todo el Océano Pacífico, alcanzando la costa pacífica de tanto América del Norte como América del Sur, por lo que se emitieron varias alertas en los países con fronteras hacia el Pacífico. No obstante, la altura de estas olas fue mucho menor respecto a aquellas que golpearon el país nipón.
Daños materiales del terremoto y el tsunami
Uno de los primeros reportes de daños de tanto el terremoto como el tsunami en Japón fue publicado por la Agencia Nacional de Policías de Japón. En este reporte del 3 de abril de 2011 se señalaba que 45.700 edificios fueron destruidos y que 144.300 fueron dañados por el terremoto y el tsunami. Trescientos hospitales de 20 camas o más de la prefectura de Tōhoku fueron dañados por el desastre, 11 de ellos estando completamente destruidos.
Este mismo organismo actualizó su reporte en septiembre de 2018, señalando a 121.778 edificios como “totalmente colapsados”; 280.926 como “medianamente colapsados”, y 699.180 como “parcialmente dañados”.
La prefectura de Chiba fue objeto de una importante licuefacción de suelos, viéndose afectadas localidades como Funabashi, Narashino, Ciudad Chiba, entre otras. Tokio sufrió un destino similar en lugares como Koto, Edogawa, Minato, entre otras. Por su parte, la isla Honshu, que es la principal de Japón, se movió unos 2,4 metros hacia el Este como consecuencia del terremoto. La ciudad portuaria de Asahi también estuvo seriamente afectada.
Inmediatamente surgió una campaña de ayuda internacional para apoyar a Japón en el marco de la crisis por el terremoto y el tsunami. Al interno del país, uno de los entes más representativos no gubernamentales en este contexto fue el Partido Comunista de Japón (PCJ), que hizo una recolección de fondos para ayudar a las víctimas. Dicha recolección no hizo distingo político, por lo que personas ideológicamente cercanas como Waki Shigeo (alcalde de Asahi en ese entonces y miembro del PCJ) y otras no tanto se beneficiaron de la recolección.
Crisis nuclear en Fukushima
Además del tsunami, el terremoto en Japón también fue factor en el desarrollo del accidente nuclear ocurrido en la central de Fukushima, que se inició el mismo día del terremoto y el maremoto posterior. El incidente tuvo un nivel 7 de gravedad por parte de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA), haciendo de éste el accidente nuclear más grave desde el accidente de Chernóbil de 1986.
En este evento ocurrieron 3 fusiones nucleares, 3 explosiones de hidrógeno y la liberación de contaminación radioactiva entre el 12 y 15 de marzo, todo esto por la pérdida del refrigerante que enfriaba los reactores 1, 2 y 3 de la central nuclear, que fueron los que estaban activos para ese momento. Ninguna de las explosiones ocurrió en los reactores, por lo que no hubo una explosión nuclear a gran escala.
Inicialmente, el gobierno japonés decidió evacuar a más de 45.000 personas en un radio de 10 kilómetros alrededor de la central de Fukushima. El gobierno decidió expandir el radio de evacuación a 20 kilómetros el 13 de marzo, con el que se llegó a la cifra de 170.000 personas evacuadas, y a 30 kilómetros el 25 de ese mes en vista del incremento de la radiación. La policía japonesa también estableció un radio de 30 km para impedir el acceso de la población.
Alrededor de 50.000 personas se quedaron en sus casas por su propia voluntad. A esta población se le sugirió no salir de sus casas, cerrar ventanas y desconectar los sistemas de ventilación, no beber agua del grifo y no consumir productos locales. El gobierno también suministró Yodo en estado estable (Yodo 127) a la población afectada como medida de prevención frente al posible desarrollo de cáncer de tiroides debido a la exposición al yodo radiactivo presente en la atmósfera como consecuencia del accidente.
Secuelas
El accidente no provocó muertes directamente relacionadas a la radiación liberada por los reactores. No obstante, sí se registraron decesos indirectos en la población evacuada, especialmente entre las personas de la tercera edad que fue víctima de ansiedad, estrés postraumático y depresión al verse obligados a abandonar sus hogares. También hubo fallecimientos en el grupo de pacientes hospitalizados en estado crítico que tuvieron que ser trasladados.
En octubre del año 2015 se registraría el primer diagnóstico de cáncer relacionado con la limpieza de la planta nuclear. Se trató de un trabajador de 41 años de la TEPCO (Compañía de poder eléctrico de Tokio) que fue diagnosticado con leucemia. Al saberse esto, el gobierno japonés indemnizó al hombre bajo el concepto de accidente laboral.
El reporte más frecuente sobre el terremoto de Japón o del Gran Este Japonés, que data del 20 de diciembre de 2020, indicó que se había registrado un total de 15.899 personas fallecidas, 6.157 heridos y 2.529 desparecidos como consecuencia del terremoto a lo largo de 20 prefecturas japonesas. Por su parte, un reporte de 2015 señalaba que 228.863 personas todavía vivían lejos de sus casas, sea en residencia temporal o habiéndose relocalizado de manera permanente.
El terremoto generó una redistribución de la masa de la Tierra que resultó en una muy ligera de reducción en la duración de los días terrestres, siendo estos 1,8 microsegundos más cortos que antes del terremoto. El eje de la Tierra también cambió un poco debido al movimiento telúrico, moviéndose aproximadamente entre 10 y 25 centímetros.