Jessie Knight nació en 1904 en Croydon, un municipio de Londres, en el seno de una familia transgresora. Nieta del poeta inglés EA Lempriere Knight e hija de un artista circense y tatuador, Jessie ciertamente tenía el arte en sus genes.
En 1936 Jessie Knight abre su primera tienda de tatuajes en Highland Hampshire, Inglaterra.
En una época en la que la mujer solo se dedicaba a la vida del hogar, Knight fue de las pocas mujeres adelantadas a su tiempo. Ella no solo trabajaba, sino que, además, ya dirigía su propio negocio.
Knight, por ser mujer, creó una ingeniosa forma de promover sus servicios como tatuadora. Sus tarjetas de presentación iban con el siguiente lema:
“La famosa Jessie Knight: una experta artista de tatuajes a mano alzada.”
En 1955 participó de la competición Champion Tattoo Artist of All England, donde obtuvo el segundo puesto con un tatuaje que representaba una danza escocesa ocupando toda la espalda de un marinero.
La discriminación de género no podía faltar en una profesión que se decía era “solo para hombres”.
Knight fue víctima no solo de discriminación por ser mujer, sino que, durante un buen tiempo, sus diseños y tiendas fueron robados.
Igualmente, fue acusada de no mantener la higiene mínima que se requiere para el oficio, lo cual muchas veces fue desmentido por su propia familia.
Incluso llegó a ser acosada sexualmente por algunos clientes masculinos.
Mientras que el estilo del tatuaje de la época era más grotesco entre los hombres tatuadores, Jessie creó un estilo propio en el que los tatuajes tenían carácter y expresiones reales.
Muchos diseños de ella mostraban a mujeres fuertes e independientes, montando a caballo, bailando o empuñando armas.
Como sucede con muchas mujeres pioneras en alguna industria, su trabajo no fue reconocido hasta mucho después de su muerte, en 1992.
Actualmente parte de su obra, que fue celosamente guardada en secreto durante años, ha sido exhibida en el National Maritime Museum Cornwall.