En el Valle del Cauca de Colombia, los indígenas se enfrentan en una lucha mortal con la policía, grupos de narcotraficantes y la deforestación para poder recuperar sus tierras.
“Liberación de la madre tierra”, así llaman los indígenas al movimiento que pelea por recuperar tierras ancestrales. Y a través de una bandera verde y roja exigen sus derechos.
Con el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de izquierda ha terminado la guerra civil más larga del mundo. Sin embargo, actualmente los indígenas que luchan a muerte por recuperar los espacios que fueron dominados anteriormente por los guerrilleros.
Las plantaciones de azúcar, centros turísticos y granjas que ahora se expanden a lo largo del territorio que ocupaban los guerrilleros, se ven amenazados por los activistas indígenas que reclaman sus tierras ancestrales.
Los NASA, el grupo indígena más organizado y grande del Valle de Cauca, promueve operaciones de ocupación y trabajos de monocultivos. Estas acciones comunales se conocen como “minga”, en las que cientos de personas se unen para cortar y quemar siembras de caña de azúcar, para finalmente construir sus campamentos y plantar mandioca y maíz.
Para los NASA, esta es una lucha con raíces históricas y espirituales en las que se enfrentan dos visiones: una de ellas busca armonía con la naturaleza, y la otra quiere obtener los mayores ingresos posibles, sin importar el impacto que pueda causar en el medio ambiente o en las personas.
Las creencias y formas de pensar de los indígenas colombianos les ha hecho enfrentarse contra el estado, la ley y los mayores proveedores de azúcar del país.
El gobierno de Colombia piensa de una manera muy diferente y dice que es el estado quien tiene la responsabilidad de proteger la propiedad privada en el Valle del Cauca. Sin embargo, se ha comprometido a hacer frente al proceso de destrucción de las tierras, ha demarcado zonas de conservación y trabajará en la defensa de los bosques.