Martín Carrasco, dueño de la Casa Postal, es un asturiano que ha dedicado gran parte de su vida a atender su negocio. Esta pequeña tienda situada en la calle Libertad de Madrid guarda un gran tesoro aún no descubierto por muchos.
Además de vender cromos y juguetes de hojalata, la Casa Postal se ha dedicado a la compra y venta de postales de España. En este momento posee una existencia de más de un millón de piezas.
Durante todos estos años, Martín Carrasco ha ido sumando cada vez más postales, pero además ha llevado a cabo un trabajo de clasificación. La postal más antigua está fechada en 1887, y con ella comienza la clasificación hasta llegar al año 1905, considerada la Edad de Oro de la tarjeta postal.
Parte de estas valiosas piezas fueron buscadas en otros continentes, donde habían sido enviadas hace más de 100 años.
De la incalculable colección de la Casa Postal, Carrasco ha seleccionado unas 3.000 y sin ningún tipo de ayuda ha editado un libro de 600 páginas, en el cual muestra imágenes de una España desconocida para muchos.
Las postales pretenden inmortalizar un momento de dicha y son la manera de exportar lo mejor de un lugar o un instante memorable. Normalmente eran enviadas por viajeros acomodados, al mismo tiempo que eran conservadas y coleccionadas, en gran parte, por gente pobre que desahogaba en ellas la ilusión de viajar o conocer un sitio en particular.
Desde ya hace unos 60 años, museos como el Metropolitan de Nueva York han ido adquiriendo grandes cantidades de tarjetas postales por su gran valor histórico y artístico, considerándolas el arca de Noé de la modernidad.