Actualmente, en gran parte del planeta es casi imposible entender la vida cotidiana sin el uso de los teléfonos móviles, televisores, ordenadores y electrodomésticos. Estos aparatos, junto con el uso de Internet, forman parte esencial de la vida de las personas.
El consumo de estos equipos ha hecho crecer empresas multinacionales de proporciones colosales, casi impensables hace apenas 100 años.
Una vez que un equipo pasa de moda, es sustituido por uno más moderno. En algunos casos, se revende y se convierte en un producto de segunda mano. En otros casos, termina en un vertedero.
La ciudad de Acra, en Ghana, tiene uno de los muchos vertederos que se han ido instalando en África. El país africano importa grandes cantidades de estos productos de segunda mano, donde casi el 20 por ciento pasan a engrosar la contaminación tecnológica.
Las piezas en desuso que llegan al vertedero son desarmadas y les son extraídos los materiales que poseen algún valor, como el cobre y el aluminio. Este proceso de extracción se realiza sin tener la mínima protección en cuanto a elementos y sustancias tóxicas que se encuentran en los equipos.
La basura sobrante, que no tiene ninguna utilidad ni valor, se quema, generando altos niveles de contaminación y enfermando a las personas que trabajan en el vertedero y a las que viven cerca.
Como consecuencia del acelerado ritmo de producción y consumo de productos tecnológicos en el mundo, estos vertederos se están multiplicando constantemente, convirtiéndose en un problema ambiental serio.
La tecnología representa otro riesgo para la salud, pues los dispositivos inteligentes que se encuentran constantemente conectados exponen a las personas a radiaciones electromagnéticas. Esto ha derivado en un incremento de pacientes que sufren el Síndrome de Hipersensibilidad Electromagnética (EHS), otra consecuencia de la contaminación tecnológica.
Los individuos diagnosticados con esta condición son intolerantes a estas radiaciones y necesitan ropa adecuada, incluso deben dormir en camas diseñadas especialmente para ellos. Cada día son más las denuncias presentadas ante los tribunales de países como Italia o Francia por casos de electro-hipersensibilidad.
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Nuestra Asociación hace upcycling con materiales de todo tipo (incluido material electrónico) para cuidar el medio ambiente y de paso dignificar la biodiversidad urbana (en concreto los gatos callejeros). Contenedores de basura de todos los tamaños, partes de frigoríficos, congeladores, lavadoras, neumáticos, cajas de porexpan, moquetas, etc. son reutilizados para hacer lo que hemos bautizado como CatDonalds (puntos de alimentación 24h) y CatHotels (además tienen zonas para descanso protegidos). Incluso hemos hecho un modelo de CatDonalds -a petición de la Asociación que gestiona las Ferias animalistas de la ciudad de Barcelona- que tiene instalados un portátil, un monitor adicional y un Ipad reutilizados donde se muestra en video nuestra labor. Pueden ver todo esto en http://www.llobregats.com