Las fobias son miedos u odios irracionales a cosas que normalmente no deberían generar este tipo de sensaciones o sentimientos. Años de evolución nos han programado para temerle a animales más grandes, o con grandes dientes; o en general a cualquier cosa que amenace nuestra vida.
Al hacerse más compleja nuestra mente, los seres humanos adquirimos temores distintos y menos lógicos. Temor a las alturas, a los lugares cerrados, a las multitudes, a las agujas o hasta a los payasos.
Los payasos no fueron, al principio, los personajes bonachones y graciosos que vemos hoy en los espectáculos infantiles. Se trataba, en cambio, de personas condenadas a hacer de su propia ridiculez la alegría de otros.
En la era medieval, los reyes y otros cortesanos eran adeptos a la costumbre de tener un bufón. Este personaje se flagelaba moral y físicamente para provocar la risa de los nobles de la corte y podían llegar a extremos tremendamente duros para ello. Se trataba de un ritual muy sádico.
A partir de ese triste personaje surgieron otros como el arlequín, los mimos y los payasos que conocemos actualmente. Los dos últimos utilizan maquillaje blanco para modificar sus rasgos faciales e impresionar al público. Los payasos, además, complementan su atuendo con ropa llamativa, de colores vivos, varias tallas más grandes que ellos, y usan narices postizas y pelucas. Todo esto debería producir risa debido a que es bastante ridículo, como con el antiguo bufón de la corte.
Lamentablemente, a veces ese truco resulta muy mal y la gente termina odiando al personaje que representa o es víctima de terror ante la grotesca aparición. Se ha comprobado que los niños no aceptan fácilmente que un cuerpo humano tenga una cabeza rara, y se cree que este puede ser el origen de la fobia a los payasos, también conocida como coulrofobia.
Hace décadas, el escritor Stephen King realizó una novela de terror que cambiaría definitivamente la forma en que la gente ve a los payasos. Se trata de “It” (Eso), texto protagonizado por un monstruo capaz de convertirse en cualquier cosa para atraer a sus víctimas. Solía usar la forma del payaso Pennywise, y atraía a los niños con globos. La adaptación de esa película al cine fue tremendamente influyente en la popularización de la imagen de un payaso diabólico y en le extensión de la coulrofobia.
Los payasos son personajes que intentan hacer reir a la gente, pero en ocasiones los elementos con los que se conectan a su oscuro pasado pueden hacer aflorar los temores más terribles.
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