Opinión

La luz no tiene sombra

«No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad.» – Carl Jung.

La vida está compuesta de claros y oscuros, dos realidades tan iguales como diferentes que no pueden existir la una sin la otra; como el vivir y el morir; la felicidad y la tristeza; la abundancia y la carencia; lo bonito y lo feo; la salud y la enfermedad.

Cada quien en su momento decidirá a cuál apostar, sin embargo, cuando perdemos la perspectiva, el equilibrio se pierde y uno de estos opuestos pesa más que el otro.

Normalmente sucede con el negativo, lo que implica que nos descuadremos y por un instante nos paralicemos.

No hay un solo ser humano que no haya tenido que enfrentar un momento de oscuridad, incluso los mas exitosos. Sin embargo, la misma vida enseña que es en adversidad cuando más se crece y se desarrollan nuestras fortalezas.

La sombra es un buen lugar para resguardarse en un día de extremo sol, pero también se puede convertir en nuestra mayor limitante cuando la utilizamos para ocultarnos del día a día.

Hay momentos en los que vivimos a la sombra de nuestras propias creencias, sin sentirnos cómodos con nada de lo que nos rodea, en lugar de explotar todas nuestras cualidades y convertirnos en el centro de nuestro ser.

Siempre enfrentaremos circunstancias difíciles en nuestra vida que quisiéramos desaparecer.

Muchas veces obviamos que la claridad se encuentra a nuestro lado y que podemos ver la luz cuando lo deseemos, resaltando lo bueno y lo mejor dentro de la tragedia del día a día.

El asunto es que a veces preferimos estar a oscuras y la mayor parte del tiempo preferimos seguir en nuestra zona de confort y que nada ni nadie nos saquen de nuestra sombra conocida.

“Todos ellos han tenido la tentación de rendirse, pero siguieron adelante, por eso recordamos sus historias, porque nadie recuerda las historias de quienes volvieron atrás”. – Sam a Frodo en El Señor de los Anillos.

Los seres humanos se convierten usualmente en aquello que creen que son, ganadores o perdedores, bonitos o feos, y es ahí donde su sombra, que es una manifestación de su propia persona se nutre y desarrolla, por eso existen personas que no reconocen su potencial ni en sus mejores momentos.

El tiempo nos enseña que son esos momentos en oscuridad los que más valoramos en nuestra vida, porque nos hacen ver cuánto mejoramos para superarlos y avanzar para conseguir nuestras metas, es decir, el lugar donde debemos brillar.

Lo claro y lo oscuro son las dos caras de una misma moneda y aunque la lancemos al aire y no sepamos cuál nos va a salir, lo importante es que estemos preparado para vivir cualquiera de las dos circunstancias, porque ambas, las luces y sombras, lo positivo y lo negativo, son necesarios para seguir creciendo y para que logremos nuestros objetivos.

No huyamos de nuestro lado oscuro, de nuestros errores, de nuestras caídas porque al hacerlo estaremos huyendo de lo que somos. No usemos la oscuridad para abandonar en lo que creemos y ocultarnos de la lucha.

Tenemos que aprender a vivir con la oscuridad, ella siempre nos recordará nuestras luchas, heridas y cicatrices.

Vamos a reírnos con ella, a seguir sus enseñanzas en el mas profundo silencio, vamos a lograr una concentración perfecta, vamos a dominarla para que no sea más pequeña que nuestra realidad.

No somos nada sin nuestro lado oscuro de la misma manera que el sol y la luna se necesitan para seguir viviendo.

Si en el fragor de la lucha, cuando llega el éxito, hemos olvidado nuestros momentos de oscuridad, es momento de que nos sentemos, respiremos, meditemos y nos miremos en lo mas profundo de nuestro ser y no olvidemos de donde venimos y hacia donde vamos, ya que es ahí en la soledad de nuestra alma en donde encontraremos sentido a nuestra vida y conoceremos el verdadero valor de la felicidad.

Claro y oscuro forman parte de nuestra vida. Como reaccionemos ante ellos es lo que somos, en un caso representa lo que no queremos ser y en otro lo que puede que seamos.

Es la lucha entre lo que conocemos, lo que ignoramos, lo que aceptamos y lo que evitamos o sencillamente no queremos ver. Y en ese momento, solo en ese instante, es donde entenderemos de que estamos hechos y sabremos a que podemos enfrentarnos

La experiencia siempre nos enseñará que el punto medio entre lo que sabemos y lo que desconocemos es difícil de lograr.

Para poder desarrollarnos dentro del equilibrio que debemos tener al buscar el éxito tenemos que tomar una buena dosis de aceptación de la realidad: estamos hechos de claros y de oscuros y por eso mismo hay partes de nosotros contra los que nos cuesta luchar.

La aceptación de nuestras experiencias oscuras puede implicar mucho sacrificio pero también implica cambio, cambio y aceptación de lo que somos y no capaces de hacer.

Implica, por lo tanto, conocerse a uno mismo y desarrollar mecanismos de resiliencia que nos permitan luchar en nuestra propia batalla.

En la vida no todo es claridad, ni las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en ocasiones nos obnubilan el camino y es en las sombras donde conseguiremos las respuestas.

«Un hombre que no ha pasado el infierno de sus pasiones nunca las ha superado. Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser” – Carl Jung.

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