Patrizia es una artista de circo de cincuenta y tantos años que vive en un parque de caravanas en San Basilio a las afueras de una dura y sórdida Roma, donde además han perdido recientemente la electricidad y el gobierno se ha negado a restablecer el servicio.
Su vida cambia totalmente cuando un día, en busca de su perro fugitivo, se encuentra a una niña asiática de dos años, aparentemente abandona, sentada en uno de los columpios del parque. Por una nota de la madre, donde dice que la buscará en unos pocos días, Patty entiende que no puede dejar a la nena sola.
Desde ese momento Patrizia se hace cargo de la niña llamada Asia y, con la ayuda de Tairo, un adolescente que vive con su abuela en una caravana vecina, emprenden la tarea de buscar a la madre de la pequeña.
Esta es la historia de “La Pivelina”: una mujer adulta que, por su edad ya no puede tener hijos ni adoptar, revitaliza su maternidad a través de la pequeña Asia, que con su encanto va enamorando no solo al resto de los personajes sino también al espectador.
La cinta, dirigida por los artistas Tizza Covi y Rainer Frimmel, no es una película política, por el contrario narra la historia de un grupo de personas que se agradan y comparten a diario y cuyo lazo afectivo se va estrechando con la llegada de una “intrusa” demasiado encantadora como para querer separarse de ella.
“La Pivelina” que significa niña pequeña en la jerga romana es la ópera prima de la dupla Covi-Frimmel y muestra la transformación del trío principal de personajes en la medida en que se van relacionando con la niña. Con los días, el apego de ellos con la niña va creciendo, del mismo modo en que la Asia se va adaptando a su nuevo entorno.
Tairo termina “convirtiéndose” en ese hermano mayor que prefiere cuidar a la pequña nena antes que a su novia; y Walter, el marido de Patrizia, que antes se negaba a cuidar a Asia, y amenazaba con denunciarla a los autoridades termina rendido ante el encanto y picardía de la Pivelina.
Covi y Frimmel consiguen de Asia Crippa, una increíble y genuina actuación que conmueve y se roba el corazón de los espectadores. Por momentos la cinta logra crear una sensación de no estar frente a una historia de ficción; y muestra una cara realista y sincera de esa Italia que se aleja de la percepción de la “dolce vita”.
Bajo el sello de la productora Vento Film, la película de unos 100 minutos de duración contó con la participación de Patrizia Gerardi, Walet Saabel, Tairo Caroli y la pequeña Asia Crippa, quienes integraron el reparto de la cinta. El guión de la película estuvo a cargo de Tizza Covi.
La Pivelina se estrenó en 2009 en el Festival de Cannes en la Quincena de los Realizadores, donde además obtuvo el reconocimiento Label Euroa Cinema como la mejor película europea.
Ese mismo año, la cinta fue galardonada con el premio Principado de Asturias al mejor largometraje del Festival Internacional de Cine de Gijón.
La protagonista del film, Patricia Gerardi, también resultó ganadora del premio a la Mejor Actriz por el conmovedor trabajo que logró encarar con la interpretación de Patty.
Por si fuera poco, el largometraje fue reconocido como mejor película en el Festival Internacional de Cine de Valdivia (2009) y en el Bimbi Festival (2010), en este último, Gerardi, también se alzó con el título de mejor actriz.
Otros galardones y reconocimientos recibidos por el trabajo de Covi y Frimmel fueron en el Festival Internacional de Cine Independiente IndiLisboa (2010) y por el Sindicato Nacional Italiano de Periodistas de Cine (2010).
El trabajo de la dupla Covi-Frimmel se basa, en gran medida, en esa sensación de intimidad que muestran a lo largo de la película. Emplearon material de 16 mm y tomas de mano para rastrear y retratar la cruda realidad de los personajes marginales en locaciones auténticas y sinceras.
Tal como se acostumbraba en los primeros pasos del neorrealismo italiano a mediados de la década de 1940, Covi y Frimmel alternaron escenarios de estudio con locaciones reales, y fusionaron el trabajo de actores profesionales con miembros del elenco amateurs, para mostrar los episodios melodramáticos con un realismo descarnado.
El cine neorrealista italiano se caracteriza por tener una visión directa, con escenarios naturales, que aborda de forma casi íntima temáticas sociales de la vida de la clase trabajadora. Su estilo se acerca al documental, y suele contar con actores no profesionales que trabajan junto a los actores consagrados.
Además, las películas iniciales del neorrealismo italiano manejaban bajos presupuestos de producción y aprovechaban al máximo la luz natural en los rodajes para darle una mayor naturalidad a las tomas.
Artistas de la talla de Roberto Rossellini, Guisseppe De Santis y Luchino Visconti fueron percursores de este estilo cinematográfico que luego fue reconocido como la época dorada del cine italiano.
Películas como Roma Ciudad Abierta (1946), El Limpiabotas (1946) o El ladrón de bicicletas (1948) son las más grandes referencias de esas manifestaciones cinematográficas representativas de las duras luchas de la clase trabajadora italiana de esa época.
El movimiento artístico nació luego de la Segunda Guerra Mundial en Italia, como respuesta a las limitaciones y necesidades de los directores de cine italianos en la industria transalpina de la época.
A través de las películas, se mostró una nueva óptica de las luchas del mundo real y de las realidad sociopolíticas de aquellos años que se alejaban de la frivolidad que mostraba el cine realizado durante la guerra, como “teléfono blanco”.
El reconocimiento internacional del movimiento se dio a partir de 1946, cuando la película “Roma, Ciudad Abierta” de Roberto Rossellini ganó el gran premio en el Festival de Cine de Cannes.
Con los años, el cine neorrealista italiano logró influir en directores de otros países como el caso de las primeras películas de Berlanga y Bardem en la nouvelle vague francesa, el cine inglés, brasileño, indio y hasta el iraní.