Científicos holandeses están trabajando en un nuevo modelo arquitectónico de pistas de aterrizaje, una propuesta novedosa que podría tardar más de 20 años en ver la luz.
Actualmente, el viento cruzado es un elemento que pone en riesgo la estabilidad de una aeronave en pleno trabajo de aterrizaje, por eso, el Centro Aeroespacial de Holanda avanza en el desarrollo de un nuevo arquetipo de pista que facilite el despegue y el aterizaje de aviones con el menor riesgo posible.
La principal característica es que ya no serían diseñadas en línea recta, como las que conocemos hasta la fecha, sino que tendrían una forma circular para aprovechar mejor el viento y permitir que hasta tres aviones puedan hacer maniobras y despegar o aterrizar de manera simultánea.
Según los cálculos de los investigadores, la pista debería tener un diámetro de 3.500 metros y una longitud de 10 kilómetros.
Los controladores aéreos tendrían muchas más opciones para decidir qué punto de toda la pista es más favorable para que los aviones tomen tierra, teniendo en cuenta la dirección en la que sopla el viento en cada momento.
Profundizando sobre otros detalles, Henk Hesselink, investigador del Centro Aeroespacial de Holanda, señala que la altitud de los bordes de la circunferencia sería un poco más alta que su centro, tal como pasa con los velódromos en las carreras de ciclismo. Pero “en este caso no sería una elipse sino un círculo”, agrega.
Esta no es la primera vez que se maneja la posibilidad de experimentar con un nuevo modelo arquitectónico de pistas de aterrizaje, pues ya antes se intentó plantear un cambio de paradigmas en el modelo de construcción, tal y como apunta Hesselink:
«Había una revista en la que se pensaba que en unos años todo el mundo iría volando a su trabajo, así que idearon pistas de aterrizaje circulares en las azoteas de un rascacielos de Nueva York, donde podrías aterrizar y aparcar tu avioneta como si fuera un coche.»
Un poco más adelante, en los años 60, aviones militares de Estados Unidos probaron aterrizar en pistas de vehículos de forma casi circular con el aval de los pilotos tras asegurar que con esta modalidad “era más fácil el contacto con la tierra porque te mantienes gracias a la acción de las fuerzas centrípetas”.
Las expectativas son altas, pero las pistas circulares tardarían unos 20 años, explican los científicos. Este proyecto del Centro Aeroespacial de Holanda tiene también la participación de institutos de Alemania, Polonia, Francia y España.