La mítica película «Stop Making Sense», que documenta el innovador concierto de la banda estadounidense Talking Heads en diciembre de 1983, regresa a los cines de todo el mundo en una versión restaurada en 4K, lo que permitirá disfrutar de las icónicas actuaciones con más nitidez que nunca.
Codirigida por el prestigioso cineasta Jonathan Demme en 1984, apenas unos años antes de ganar el Óscar por «El silencio de los corderos», «Stop Making Sense» revolucionó el género del concierto filmado con su original puesta en escena y su montaje fragmentado entre cuatro shows diferentes en el Teatro Pantages de Los Ángeles.
“La banda liderada por David Byrne ofreció una explosión de energía tan vívida que parecía que iba a prender fuego la pantalla», escribió un crítico cuando se estrenó por primera vez el 24 de abril de 1984.
Ahora, la productora Palm Pictures, responsable del lanzamiento original del documental, lo devuelve a la gran pantalla coincidiendo con el 40º aniversario del grupo.
Está considerado, por crítica y audiencia, el mejor documental musical de todos los tiempos
Se podrá ver desde el 8 de marzo en salas seleccionadas de todo el mundo, remasterizada en 4K a partir de los negativos originales y con sonido mejorado.
«Ver esta película en una sala llena de fans entregados, cantando y bailando las canciones, es una experiencia imprescindible para cualquier amante de la música», asegura un portavoz de Palm Pictures.
Pero lo realmente destacable de esta cinta es cómo su director, Jonathan Demme, consiguió trasladar a la gran pantalla la descomunal energía de la banda neoyorquina. Y eso que Demme no filmó un único concierto, sino cuatro actuaciones seguidas de Talking Heads en el Pantages. El resultado es un collage prácticamente perfecto de esos cuatro directos, editado con una maestría impecable por el futuro ganador del Oscar por «El silencio de los corderos» (1991).
Uno de los grandes aciertos de Demme fue rodar las dos primeras noches con las cámaras situadas a un solo lado del escenario, para no entorpecer las tomas. El resto de los conciertos se aprovecharon para capturar planos distintos y tener más material del que elegir en la posproducción. Incluso el director quiso filmar una quinta actuación sin público, pero los propios Talking Heads se negaron: eran conscientes de que la interacción con los fans era una parte fundamental de su espectáculo.
Y vaya si lo era. Porque, como se podrá comprobar de nuevo en los cines, los conciertos de la banda neoyorquina en esa gira eran una auténtica celebración funk, new wave y rock alternativo. Una fiesta liderada por el hiperactivo Byrne y su ya mítico traje oversize, todo hombros y hombreras imposibles, que le hacía parecer más pequeño si cabe.
Una banda en estado de gracia y un director innovador fueron los ingredientes de este éxito eterno
La puesta en escena, de hecho, fue toda una declaración de intenciones del talento histriónico de Byrne, que arrancaba los conciertos él solo, con una guitarra acústica, e iba sumando al resto de la banda progresivamente, canción a canción. El punto álgido llegaba con la demoledora «Burning down the house», cuando Talking Heads ya estaban al completo sobre el escenario.
Para capturar toda la teatralidad y el despliegue físico de Byrne y compañía, Demme y su director de fotografía Jordan Cronenweth («Blade Runner») optaron por planos largos, casi fijos, que zambullían al espectador en la experiencia del concierto. Una decisión arriesgada que marcó un punto de inflexión respecto al estilo más fragmentado y acelerado del videoclip imperante en la época.
Cuatro décadas después, «Stop Making Sense» sigue siendo un hito del rock, del cine…, y de la creatividad sin límites.
