La mitología griega relata impresionantes hazañas protagonizadas por los dioses y titanes del Olimpo. Una de las más famosas es la leyenda de Hércules, el héroe de extraordinaria fuerza que fue sometido a numerosos desafíos con el fin de expiar la culpa que venía arrastrando producto de una desafortunada acción que cometió contra su propia familia. Aunque la historia de Hércules ha sido mencionada en diversas series, películas y otros ámbitos de la cultura popular, lo cierto es que estas referencias distan mucho de lo que realmente representó Hércules en la mitología griega. A través de este artículo, conocerás los detales más importantes para descubrir quién fue Hércules y su relevancia en el mundo grecorromano.
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Siempre ha existido una cercana relación entre la mitología griega y Hércules, el cual fue hijo de uno de los más renombrados dioses del Olimpo y una mortal y que, desde bebé, demostró una fuerza descomunal que lo caracterizó por toda su vida. Así, aunque no se considere a Hércules como dios griego, debido a su origen mestizo, supo combinar su comportamiento humano con la veneración que logró gracias a las tareas que realizó y de las que salió victorioso.
Es por ello que detallaremos algunos aspectos fundamentales para saber quién era Hércules y el renombre que tuvo este personaje tanto en la cultura griega como en su exaltación como héroe romano.
El mito en torno a la figura de Heracles o Hércules comenzó desde antes de su nacimiento, ya que nació producto de un amorío que Zeus tuvo con una hija del rey Electrión, llamada Alcmena, después de que el mítico dios del Olimpo adoptara la forma del esposo de la mujer, Anfitrión que, a su vez era nieto de Perseo. Así, Zeus pudo hacerse pasar por el marido de Alcmena y concebir a Hércules, que nació como mellizo de Ificles que, curiosamente, sí era hijo de la fémina y de su esposo.
Aunque muchos asuman a Hércules, hijo de Zeus y Hera, la realidad es que nació como ilegítimo, infidelidad que inmediatamente fue descubierta por la celosa esposa de Zeus, al punto de llevarla a hacer todo lo posible por matar al niño, sin saber que sus acciones demostrarían el inmenso poder que tendría el futuro guerrero.
La principal de las características de Hércules, su fuerza, quedó en evidencia después de que la esposa de Zeus, Hera, decidiera vengarse de la infidelidad de su esposo. Para ello, la ofendida mujer envió a la cuna del bebé dos serpientes para atacarlo. No obstante, el pequeño Hércules logró estrangular de forma sorpresiva a ambos reptiles con sus propias manos.
A pesar de la gloria que tuvo como héroe, no tuvo igual suerte en el amor, tal y como se demuestra en la historia de las mujeres de Hércules. Se casó con su primera esposa, Megara, después de que el padre de ésta, el rey Minio Ergino de Orcómeno, le concediera la mano de su hija en un matrimonio arreglado, como forma de agradecimiento que el monarca tuvo hacia Hércules por defender de forma valerosa al pueblo de Tebas.
Con Megara tuvo tres hijos, y la armonía en el hogar de Hércules era tal que la siempre vengativa Hera, celosa por las acciones de su marido y por el éxito del hijo ilegítimo, orquestó un plan para manipular a Hércules a tal punto que lo condujo a la demencia, condición que llevó al guerrero a asesinar a su cónyuge e hijos.
Al recobrar la cordura, decidió alejarse hacia tierras salvajes como castigo propio a lo que había hecho a su familia, y en ese vagar por lares remotos, decidió acudir al Oráculo de Delfos para ponerse a la orden de los dioses y así poder cumplir la penitencia acordada por la atrocidad que había cometido.
La comunicación de Hércules entre los dioses griegos lo llevó a dirigirse a la ciudad de Argólida, dirigida por su primo, el monarca Euristeo, que le encomendaría doce misiones para así expiar su culpa, trabajos que describiremos más adelante.
Después de alcanzada su gloria, Heracles volvió a casarse con una mujer llamada Deyanira, pero con ella encontró la muerte, ya que la mujer, creyendo que su esposo la engañaba, decidió derramar sobre la túnica del guerrero la sangre del centauro Neso, que resultó ser un veneno mortal que mató al héroe. Zeus decide llevarlo al Olimpo para hacerlo portero del cielo, y Hera, después de la sed de venganza e ira que tuvo contra el joven, por fin pudo asumirlo como su propio hijo.
Producto del sincretismo de la cultura griega con la romana, a esta mítica figura se le denomina con dos nombres, por lo que el Hércules griego es conocido como Heracles. Sea cual sea el caso, la leyenda de Heracles fue ampliamente difundida por la producción literaria de ambas civilizaciones clásicas, destacándose obras griegas como El escudo de Heracles, con Hesíodo como autor, y la reconocida Ilíada de Homero.
Por otra parte, este héroe quedó inmortalizado a través de diversas disciplinas artísticas, resaltando las imágenes de Hércules que lo muestran realizando los trabajos que le fueron asignados por su primo, el rey Euristeo. Además, la mitología de Heracles trascendió en otras culturas, las cuales tomaron algunas referencias vinculadas con el semidios griego. Uno de los más claros ejemplos es el relato egipcio que protagoniza el dios Khonsu, que fue sometido a labores similares a las mencionadas en la historia de Hércules.
En las últimas décadas, la figura de Hércules ha sido llevada a las pantallas de la televisión y el cine, mostrando considerables diferencias con el verdadero origen y desarrollo de este mítico guerrero. De igual forma, para las antiguas Grecia y Roma, Hércules era protector y consejero de la humanidad, y hoy en día se toma su nombre como símbolo de fortaleza.
Como ya se había mencionado previamente, Hércules tuvo que cumplir doce trabajos de forma consecutiva para así poder quedar absuelto de la culpa que arrastró por dado muerte a su familia. Estos desafíos eran imposibles de ser superados por cualquier ser humano, pero Hércules logró realizarlos de forma magistral.
Aquí te presentamos las doce misiones que el héroe tuvo que cumplir:
El león de Nemea fue uno de los más terroríficos monstruos mitológicos, ya que se creía inmortal e invulnerable a los numerosos ataques que recibió. No obstante, Hércules lo enfrentó y provocó su ahogamiento, tomando su piel como trofeo para usarla como vestimenta y su cabeza como casco.
La hidra de Lerna era una criatura con forma de serpiente y cien cabezas, una de ellas inmune a todo ataque y las otras que, una vez cortadas, podían regenerarse y duplicarse. Hércules cumplió con esta tarea junto a su sobrino Yolao, que lo ayudó cauterizando las heridas de la bestia para que, una vez que Heracles cortara sus cabezas, éstas no volvieran a crecer. Finalmente, Hércules cortó la cabeza central y la enterró para asegurarse que el enorme monstruo no reviviera.
A Hércules le tocó perseguir animales que eran considerados joyas y amenazas al mismo tiempo. El primero de estos mamíferos fue la cierva del monte Cerineo, que tenía pezuñas de oro y cuernos de bronce. Después de hostigarla por un año, Hércules provocó la fatiga del animal y lo cazó sin problemas.
Otro animal que el poderoso Hércules pudo vencer fue el cerdo salvaje del monte Erimanto (otras historias refieren a que se trataba de un oso), el cual, al igual que la cierva, persiguió hasta capturarla.
Aunque para muchos esta es una tarea singular, para Hércules no lo era, ya que debía limpiar en solo un día el excremento que se había acumulado durante treinta años. El ingenio y la fuerza de este poderoso hombre lo motivaron a romper algunas paredes del establo y a desviar el curso de los ríos Alfeo y Peneo, cuyas aguas limpiaron toda la suciedad.
Estas aves de pico, garras y alas de bronce se caracterizaban por alimentarse de carne humana fresca y por expulsar excrementos mortíferos. Aun así, Hércules logró dominarlas y matarlas con flechas.
Este toro que expulsaba fuego por la nariz y azotaba a la población de Creta fue otra de las bestias que doblegó Hércules, animal que, más tarde, alcanzó la muerte de manos de Teseo.
El gigante Diomedes era dueño de unas yeguas salvajes y carnívoras, que fueron robadas por Hércules después de que las motivara a comerse al gigante, domó a las bestias y las llevó a Tirinto.
La siguiente misión que cumplió eficazmente el poderoso héroe fue la de apoderarse del cinturón de Hipólita, no sin antes enfrentarse a las amazonas que cayeron en las intrigas de Hera.
Con el apoyo de Helios, dios de la luz y el sol, Hércules pudo dominar a los feroces toros rojos después de una prolongada pelea.
Se decía que las manzanas de oro del jardín de las Hespérides eran fuente de la eterna juventud, por lo que Hércules, con ayuda de Atlas, padre de las ninfas custodias de estos frutos, pudo tomar estas manzanas.
La última tarea que cumplió Hércules fue la de la captura de Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de serpiente que protegía al inframundo sirviendo de mascota de Hades. Con la ayuda de Hermes, Hércules derrotó previamente a Hades y pudo domar al temible perro.
El saber que Hércules existió, se consagró gracias a las pruebas que tuvo que sortear y llegó a la inmortalidad al ingresar al Olimpo ha sido fuente de culto de diversos centros de adoración, entre los que destacan los siguientes:
Construido en el Foro Boario en plena época romana, se trata de un recinto de planta circular rodeado por columnas al estilo griego, el cual llegó a inspirar al diseño de las iglesias del Renacimiento. De acuerdo a una leyenda popular local, a este templo sagrado no pueden ingresar ni las moscas ni los perros.
Altar también dispuesto en el Foro Boario de Roma, en el lugar donde se cree que Hércules mató al bandido Caco. Fue construido en el año 495 a.C. por Evandro, siendo el epicentro para la celebración de ritos exóticos dedicados al valeroso semidios. También se le conoce como Altar Magno.
La leyenda de Hércules logró trascender no solo dentro de la civilización griega, sino que también fue divulgada por la cultura romana y otros ámbitos artísticos que se inspiraron en el mito del hombre que fue la máxima representación de la fuerza. Por otra parte, la historia de Hércules ha sido tomada dentro de la industria del entretenimiento para su difusión a través de películas y series tanto animadas como de live-action, aumentando aún más la popularidad que este valeroso semidios ostenta desde los tiempos de la Antigüedad clásica.