Cultura

Libros que aparentamos haber leído

Seguramente todos, en alguna ocasión, nos hemos vanagloriado de una cierta “pseudointelectualidad” y hemos alardeado de haber buceado en determinadas joyas de la literatura universal cuando la realidad es que ni siquiera pasamos de la primera página.

Cuando se encuesta a lectores de medio planeta sobre esta cuestión, la nómina de libros suele tener muy pocos altibajos. Para fortalecer esta hipótesis en nuestro peculiar recorrido se han omitido expresamente el nombre de los autores y, en algún caso, el título, lo cual no es óbice para que puedan ser reconocidos con absoluta facilidad.

Del “Ulises”…, nada

 “Es una verdad universalmente aceptada que todo soltero en posesión de una gran fortuna necesita una esposa”.

Con esta rotundidad arranca un clásico de la literatura inglesa. Una novela en la que se cuenta la historia de las cinco hijas de la señora Bennett, una mujer temperamental cuyo objetivo en la vida no es otro que conseguir un buen matrimonio para cada una de ellas.

Una frase recurrente en conversaciones y memes es “el fin justifica los medios”. Una cita de la que conocemos, sobradamente, su procedencia. Sin embargo, no son tantos los que se han acercado a hojearla y muchos menos los que han leído este tratado de teoría política. Por cierto, el autor la escribió mientras cumplía una condena por haber conspirado contra los todopoderosos Medici.

¿Quién no conoce al burgués Leopold Bloom, el alter ego del autor irlandés? Pero, ¿quién ha leído sus andanzas? La verdad es que no ayuda que toda la novela –repartida en dos voluminosos tomos– transcurra en un solo día, el 16 de junio de 1904, y en una única ciudad.

De rusos…, poquito

La gran novela americana comienza con un sublime “llamadme Ismael”. En ella se dan cita el arponero Queequeg, el capitán Ahab y el oficial Starbuck. A pesar de que figura entre los clásicos de la literatura universal, ¿quién se ha aventurado a “embarcar” con la tripulación del Pequod?

Igual fortuna, en cuanto a penuria en número de prosélitos, han corrido “Guerra y paz” o la famosa distopía que asfixió hasta la médula a un sentimental Winston Smith.

Matar a un ruiseñor” –novela ganadora del premio Pulitzer– aborda temas muy polémicos como la desconfianza, la desigualdad racial o el abuso sexual. Todo se tambalea en una familia sureña cuando el patriarca –Atticus– decide defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca.

En este listado hay un autor que se repite, ya que son exiguas las hordas de lectores que pueden demostrar de forma fehaciente que han leído “Ana Karenina”, una novela de corte realista que critica la sociedad rusa de la época. Al final la protagonista se ve sumida en un conflicto psicológico que desemboca, como bien es sabido, en un trágico final.

De “El Quijote”…, lo justo

Tampoco son muchos los que han saboreado las peripecias de Holden Cauldfiel, un adolescente neoyorquino que es expulsado de Pencey Prep.

En nuestro listado tenemos también un lugar reservado para las letras francesas, para ese libro que narra las aventuras de un niño que abandona su planeta y emprende un viaje por otros mundos. Un libro de adultos con un título infantil y con multitud de metáforas políticas.

Dentro de nuestro suelo patrio, pocos pasarían con nota un examen sobre la obra cumbre de nuestras letras. Bastaría hacer preguntas del tipo: ¿Cuál era la profesión de Marcela?, ¿en dónde sufrió la condena Ginés de Pasamonte?, o ¿qué era en realidad el yelmo de Mambrino?

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