El uso de plásticos tiene un gran impacto negativo en el ambiente y en el entorno. En primer lugar, está hecho a partir de combustibles fósiles. Es decir, petróleo. Un recurso no renovable que puede tardar hasta 1.000 años en degradarse.
Esta lenta degradación ha hecho que océanos y algunas localidades del mundo estén inundadas en plástico, lo que afecta a quienes hacen vida allí y, en especial, a los animales de la zona.
Como alternativa, se presentan los bioplásticos. Un ejemplo de estos es el ácido poliáctico (PLA). La principal diferencia es que son creados a partir de recursos renovables. Entre ellos, el almidón de maíz y la caña de azúcar. Su uso ha ido en aumento por grandes marcas. Es el caso de Lego, que empezó a fabricar sus piezas a partir de bioplásticos.
¿Son realmente ecológicos?
Por un lado, reducen la huella de carbono, evitan el uso de recursos no renovables y su degradación, en teoría, es mucho más rápida. Kartik Chandran, profesor de la Universidad de Columbia, explica a State of the planet que son una mejora si se comparan con el plástico tradicional, pero siguen siendo perjudiciales para el medio ambiente.
Un estudio elaborado por la Universidad de Pittsburg en 2010 descubrió que los bioplásticos son causantes de un mayor nivel de contaminación. Para llegar a esta conclusión, estudiaron una muestra de plásticos tradicionales creados a partir de restos fósiles, y bioplásticos hechos con fuentes renovables. Se investigó todo el proceso, incluyendo el ciclo de creación de los productos.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que, a pesar de sus ventajas, los bioplásticos son más contaminantes pues su producción involucra el uso de fertilizantes, pesticidas y otro tipo de químicos. Lo hacen para impulsar el crecimiento de las cosechas y para poder convertir material orgánico en plástico.