Muchos jóvenes de regiones donde el mar no estaba lejos se vieron obligados a hacer las Américas. Buscaban fortuna en países iberoamericanos, huyendo de la pobreza con la ilusión de encontrar una vida mejor.
Muchos de estos emigrantes apenas sabían leer o escribir. Cuando partieron, ni habían salido de su pueblo. No todos tuvieron suerte, un gran número de ellos no lograron salir de la pobreza que les llevó a emprender esta aventura y se vieron solos y pobres lejos de sus hogares amigos y familiares.
Algunos acudían por tener ya allí parientes o familiares, que les escribían para que les ayudaran en los prósperos negocios emprendidos. Otros se aventuraron a un futuro incierto.
Los principales destinos para los españoles eran allí donde tuvieran el mismo idioma. Algunos no regresaron nunca a España y se quedaron, sobre todo, en Cuba, México y Argentina.
Los más desafortunados, regresaron pobres y solo unos pocos consiguieron regresar con grandes fortunas. A estos emigrantes españoles de las Américas que regresaban ricos se les llamó coloquialmente «Indianos».
Para tener prestigio, estos nuevos ricos adquirieron algún título nobiliario, compraron y restauraron antiguas casas solariegas o construyendo nuevas casas de estilo colonial, muy vistosas casonas o casas de indianos.
La arquitectura de estas casas era de estilo colonial. El indiano tiene un gran cariño al lugar donde hizo su fortuna, por lo que busca elementos que lo recuerden.
Casas grandes, normalmente de dos pisos, con balconadas en la fachada, muchos detalles de líneas neoclásicas, neogóticas y modernistas adaptadas a la arquitectura colonial y un gran patio ajardinado con palmeras en la parte posterior, presidido por fachadas decoradas con arcos y bellas pinturas murales.
Nace así el arquetipo del indiano: nuevo rico inculto viajero, con chaleco blanco, sombrero panameño y un habano, poseedor de un gran coche y de la casa más ostentosa del pueblo.
El regreso de estos triunfadores animó a los indecisos, aumentando el número de emigrantes a partir de 1900.
Muchos fueron mecenas en instituciones benéficas o culturales, aportaron grandes cantidades de dinero para construir escuelas, iglesias ayuntamientos hospitales, asilos, traídas de agua, luz eléctrica, y carreteras.
El origen de algunas de estas fortunas estuvo en cuestión, ya que muchos se enriquecieron con la trata de esclavos. Como Antonio López y López, ennoblecido con el título de marqués de Comillas.
Buena parte de la industria textil de Cataluña se inició con los ahorros de ultramar y por generaciones de grandes emprendedores.
Para el pueblo, el regreso de un indiano era un gran acontecimiento. Los vecinos y las autoridades le recibían con gran entusiasmo incluso con bandas de música.
Cuando un indiano decidía regresar a su país de origen normalmente lo comunicaba con antelación, y encargaba a alguien de confianza que supervisara la construcción de su nueva casa.
Nuestros antepasados quedaron maravillados con esos personajes que marcharon pobres y regresaron con una gran fortuna.
Elegantemente vestidos, con criados negros o mulatos, maderas, palmeras y contando mil aventuras.
Pero los que no regresaron, o los que regresaron a sus pueblos tan pobres como marcharon o murieron lejos de su tierra, no se les llamó nunca Indianos.
En la ciudad de Santa Cruz de La Palma, en la isla de La Palma se celebra cada lunes de carnaval la fiesta de los indianos, uno de los carnavales más singulares de España.
Se hace una parodia del desembarco de los indianos, con la tradición de empolvarse o «enharinarse”.
A las 12 del mediodía del lunes de Carnaval, desde la plaza del ayuntamiento, se celebra un acto que se conoce como la Espera, que da la bienvenida a los indianos con una fuerte atmósfera cubana.
Todos cantan la negra Tomasa y, al paso de los indianos, todo queda cubierto de talco.
En esta fiesta se pueden ver a hombres con pantalones blancos o traje de lino, sombrero panameño y a mujeres con trajes de época también de blanco, sombrillas de encaje, y algunos con maletas.
Durante todo el día se escucha la música cubana, se toman mojitos y se come caña de azúcar.