¿Cuántas veces nos ha venido a la mente algún recuerdo que creíamos olvidado y que se nos activa al percibir un olor determinado? Una esencia, un perfume o una especie aromática… El olfato, ese sentido a veces menospreciado, es de gran utilidad para construir imágenes y almacenar muchísima de la información que guardamos en nuestra memoria.
Los aromas pueden traernos evocaciones positivas y también negativas, y son parte de lo que llamamos comunicación no verbal. ¿Recuerdas la película Perfume? Si no la viste, solo te diremos que el protagonista nació en la inmundicia, lo que lo llevó a desarrollar un agudo olfato asesino. Lo cierto es que la ciencia admite la posibilidad de que una fragancia dejada en la escena de un delito podría ayudar a resolver crímenes.
La revista Science and Justice ha publicado recientemente un estudio piloto que sugiere que detectar la huella de un perfume podría ayudar a aclarar asesinatos, ataques sexuales u otros delitos donde hubo contacto físico con el agresor, aunque fuera breve.
Los expertos en análisis de transferencia de aromas refieren que hay componentes químicos de los perfumes que pueden mantenerse durante horas o días, y que, conforme pasa el tiempo, se van desvaneciendo en las telas. Añaden que la huella aromática de cada persona es diferente, pues es una mezcla del perfume que usamos, los olores corporales y otros factores, por lo que estas fragancias personales tienen potencial para ser utilizadas como evidencia criminal.
Nadie huele igual. Esto puedes comprobarlo cuando compartes una misma marca de perfume con otra persona. Aunque uses el mismo frasco de la fragancia, cada uno desarrolla un olor corporal diferente.
Simona Gherghel, investigadora de la University College de Londres y líder de este estudio, señala que la fragancia individual tiene un enorme potencial para la ciencia forense, pues el 60% de hombres y el 90% de mujeres usan perfume. “Aunque hay mucho trabajo en la ciencia forense sobre las transferencias —por ejemplo, la transferencia de fibras o de residuos de armas de fuego— hasta ahora no ha habido ninguna investigación sobre la transferencia de perfumes”.
Los científicos comprobaron que una tela de algodón perfumada que está en contacto solo un minuto con otra prenda traspasa 15 de los 44 químicos del perfume, lo que podría abrir el camino a pruebas forenses más específicas.