En el mundo contemporáneo son comunes las falsificaciones de todo tipo. Con la llegada de la tecnología digital, los plagios, imitaciones y reproducciones se han popularizado de tal manera que se dan en todas partes y con todo tipo de objetos y productos.
El fenómeno de la falsificación tiene antecedentes importantes en la literatura y, debido a ello, muchos estudiosos tuvieron cierto escepticismo –a pesar de que todo indicaba que era auténtico– cuando se toparon con un manuscrito atípico que aparentemente nadie podía traducir: el manuscrito Voynich.
Al comprobar que no se trataba de un plagio o falsificación, intentaron interpretarlo, pero no lo consiguieron. Nadie nunca ha logrado descifrar el manuscrito, lo que lo ha convertido en el más oscuro de los enigmas y en el Santo Grial de la criptografía.
El nombre se le debe a Wilfred Voynich, un librero polaco que lo adquirió en 1912.
La existencia de este manuscrito no solo es antiquísima, sino también legítima. Una prueba del carbono catorce determinó que el pergamino sobre el que está escrito fue fabricado entre 1404 y 1438.
Quienes se han encargado de estudiarlo afirman que, en 1580, fue vendido al emperador Rodolfo II de Habsburgo por una enorme suma de dinero.
También se le realizó un estudio al alfabeto que lo compone y se descubrió que cumple con las leyes de Zipf (las cuales, a grandes rasgos, explican que hay un número específico de palabras comunes que abundan en un texto escrito con una lengua orgánica).
Este hallazgo elimina la idea de que se tratara de una estafa, debido a la suma rareza de las palabras.
Ante la imposibilidad de descifrar las palabras, las partes que más pueden hablarnos del texto son las imágenes que contiene el manuscrito.
Hay, como mínimo, tres grandes secciones que rigen el corpus según sus ilustraciones:
Si bien no se sabe aún cuáles son las plantas a las que se refiere, este apartado parece hablar de conocimientos de botánica o farmacología.
En este apartado aparecen cuerpos femeninos bañándose en una especie de piscina verde, lo que implicaría que podría estar tratando asuntosrelacionados con la biología, probablemente desde un punto de vista medicinal.
Finalmente está la parte donde aparecen dibujos de planetas, estrellas y signos zodiacales, lo que implicaría que se trata de una sección astrológica.
Además, fue en ese período cuando se llevó a cabo una paulatina división entre la astrología y la astronomía.
Después de analizar las ilustraciones, Voynich estaba convencido de que el libro escondía secretos importantes sobre alquimia, los cuales, una vez descubiertos, revolucionarían el conocimiento científico de nuestro tiempo.
Después de tanto esfuerzo en vano, los investigadores han optado por echar mano de la inteligencia artificial, la cual puede establecer patrones entre más de cuatrocientas lenguas que hay en el mundo.
Y, si bien no han podido hallar una respuesta definitiva sobre su sentido, consiguieron dos grandes avances:
1. Se determinó que más del 80% de las palabras del libro son de origen hebreo, pero su distribución y orden no dejan claro su verdadero significado.
2. Asumiendo que el texto estaba escrito bajo la técnica del alfagrama, el traductor articuló una frase que, aunque extraña, parece tener todo el sentido gramatical del mundo:
“Ella hizo recomendaciones al sacerdote, al hombre de la casa, a mí y a la gente”.
Paradójicamente, estos dos significativos avances en la ardua tarea de descifrar el manuscrito de Voynich no han conseguido más que acrecentar el misterio que le rodea.
El Dr. Gerard Cheshire, investigador de la Universidad de Bristol, ha sido el último en analizar el manuscrito y ofrecer novedosas teorías.
Según Cheshire, el libro está escrito en proto-romance, un idioma desaparecido que se hablaba en el Mediterráneo durante el medievo. Sobre su contenido, afirma que se trata de un manual terapéutico escrito por monjas dominicas para la esposa de Alfonso V de Aragón, María de Castilla.
Por lo que parece, estas teorías no tienen ninguna base sólida y no han tardado en ser desmentidas por expertos en la materia.