El Ebro registra estos días en Aragón un incremento de caudal calificado de ordinario, si bien ha obligado a activar el plan de emergencias ante potenciales daños en fincas e infraestructuras próximas a sus riberas. El Ayuntamiento de Zaragoza, por donde pasará la crecida durante la tarde del viernes, también ha activado su plan de Protección Civil en fase de alerta amarilla.
De momento el Ebro lleva un caudal de unos 2.000 metros cúbicos por segundo tras superar los 7 metros de altura en Novillas.
Si bien no hay peligro para núcleos de población ni ha hecho falta evacuar a residentes, sí requiere atención ante los problemas en infraestructuras rurales.
El cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) fue el primero en movilizarse en la madrugada de este jueves, con 60 efectivos y 26 medios desplegados en Luceni, Gallur y Novillas para ayudar en las tareas. La Guardia Civil refuerza la vigilancia en caminos, carreteras y explotaciones agrícolas ante posibles afecciones.
“No estamos hablando de una crecida extraordinaria como las de años pasados”, puntualizó el delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, durante su visita a Luceni para coordinar el operativo.
La concentración de precipitaciones registrada en Lesta, Sos del Rey Católico, Sangüesa o Gallur en las últimas 48 horas ha hinchado de forma considerable el caudal del Ebro a su paso por la región, en algunos puntos incluso triplicando los valores habituales. Si bien no se esperan graves consecuencias, sí obliga a extremar la vigilancia.
Por parte del consistorio zaragozano, Policía Local y Bomberos controlan los accesos a senderos próximos al río y vigilan posibles desbordamientos.
“Que no se acerque a las riberas y respete los cortes preventivos de acceso que se establezcan”, solicitó el concejal de Protección Civil, Félix Fernández.
Las autoridades también supervisan zonas como Torrero o barrio Jesús, donde históricamente ha habido afecciones en episodios similares. Los principales temores se centran en que la crecida coincida con horas punta, provocando curiosos que busquen obtener imágenes del río.
“Un caudal elevado resulta peligroso y puede arrastrar a personas o vehículos estacionados de forma imprudente”, adviertió Fernández.
Los agricultores ribereños ya han empezado a notar los efectos de esta crecida, con algunas parcelas anegadas y caminos de acceso cortados, si bien esperan poder bombear el agua en cuanto el nivel descienda las próximas horas. Los daños por fortuna parecen limitarse de momento a pérdida de fertilizantes y retrasos para los cultivos.
El alcalde de Novillas, Santiago Recio, también confía en que el susto quede solo en eso gracias a la rápida coordinación entre administraciones. “La UME nos está apoyando mucho, desatascan puentes, retiran troncos y ramas… Con su ayuda creo podremos superarlo sin problemas reseñables”, declaró.