Flor marchita (Pexels)
Creo que todo el mundo que tenga un mínimo de corazón esta conmocionado por la muerte de Laura Luelmo.
Estos días seguía las noticias con esperanza de que la pudieran encontrar con vida. Tenía la esperanza de que esta vez fuera diferente, esperanza de que esa jovencísima profesora apareciera con vida.
Ponía las noticias, pero apenas decían que aún no la habían encontrado, y cambiaba de canal sin escuchar más. No tenía capacidad de aguantar el dolor que me producía su desaparición temiendo el peor desenlace, como finalmente se ha producido.
Una hermosa vida segada en flor, una bella joven con toda la vida por delante. Un universo entero destruido, lleno de proyectos y sueños oscurecidos cruelmente, injustamente.
Me hiere el alma y me debilita la muerte de Laura. No puedo evitar la tristeza que siento… Se abre una cicatriz por la que una vez sangré.
Ha sucedido lo que me temía: que había una alimaña depredadora en la zona. Un hombre de esa localidad que ya había violado a otra mujer y cumplido más de 2 años de cárcel por ello.
Nadie del pueblo avisó (ni vecinos, ni guardia civil, ni nadie) a Laura, advirtiéndole que se había instalado a pocos metros de un asesino violador. Dejaron sola a la jovencísima profesora, sin una información vital para su seguridad, para poder haber elegido otro lugar de residencia.
Qué cierto es que el mal tiene fuerza y llega a triunfar porque los buenos callaron y no hicieron nada al respecto…, y ahora solo podemos sentir dolor por Laura.
¿Cuándo se acabará esto? ¿Cuándo se dejarán de recoger cadáveres de mujeres? ¿Cuándo habrá algo de prevención efectiva por parte de los responsables de las distintas policías y control de los depredadores que en cuanto tienen ocasión cosechan una nueva víctima? ¿Cuándo dejarán los políticos sus discursos vacíos y medidas o leyes que no funcionan y harán algo efectivo al respecto?
Por desgracia, hemos perdido a Laura… Que sea la última, por favor.
Me temo que cuando se vuelvan a apagar las luces de la noticia, jueces, policías, políticos y la sociedad en general volverá a olvidar una vez más sin hacer nada, ni tomar medidas efectivas que eviten una nueva muerte. Hasta que una nueva desaparición vuelva a abrir los telediarios y esta trágica rueda de sufrimiento siga girando sin solución de continuidad.
No tengo palabras que puedan aminorar el dolor de sus padres, familiares y amigos. Siento por lo que estáis pasando, de verdad. Siento profundamente la muerte de Laura.
