La palabra estrés tiene muchas connotaciones negativas y, de hecho, existen varios mitos alrededor de los efectos que puede tener en nuestro organismo esta tensión física y emocional que experimentamos de vez en cuando.
No se trata de desmentir que el estrés excesivo puede ser dañino para nuestra salud, sino de hacer hincapié en que los momentos de angustia son algo inherente a los seres humanos, pues siempre habrá algún factor que los desencadene.
Un poco de tensión para producir más
La American Psychological Association (APA) utiliza la figura retórica del violín para explicar por qué es necesario un poco de estrés para motivarnos a rendir más:
«El estrés es para la condición humana lo que la tensión es para la cuerda del violín: muy poca tensión y el sonido es apagado y desafinado; demasiada tensión y el sonido es estridente o la cuerda se rompe. El estrés puede ser el beso de la muerte o la sal de la vida».
Uno de los mitos que desmiente esta asociación es que el estrés es igual en todos los seres humanos, ya que una situación puede resultar estresante para una persona y para otra no.
Asimismo, también rechaza que no se pueda hacer nada para afrontar el estrés, pues estableciendo prioridades y actuando sobre los problemas es posible disminuir los niveles de ansiedad.
Por lo tanto, según las conclusiones de la APA, se trata de saber manejar el estrés para que la persona se sienta más productiva y feliz.
No hay una técnica infalible para acabar con el estrés
Otra de las creencias populares es que todas las técnicas para reducir los niveles de estrés funcionan para todo el mundo. No obstante, cada individuo tiene un punto de vista particular y una reacción diferente ante una determinada circunstancia.
Si existiera una técnica verdaderamente efectiva tendría que adaptarse a las necesidades de cada persona.
Otro aspecto a tener en cuenta es que el hecho de que no se manifiesten síntomas no quiere decir que el organismo no esté sufriendo. Por eso no es recomendable enmascarar el estrés con medicación.
Por último, la APA también desmiente la suposición de que los síntomas secundarios del estrés, como el dolor de cabeza o la acidez estomacal, son normales y que incluso deben ser ignorados.