Nunca abandones tus sueños… No sé si podré decir o escribir algo más importante alguna otra vez. Tal vez podría añadir: No tengas miedo. Y después, como el último oráculo tras su postrero vaticinio, sumergirme en la memoria del tiempo, tras aquietar para siempre el agua de las fuentes…
Y entonces, arroparme con los gruesos mantos del silencio y el olvido y partir en pos de la décima Musa hacia la lejana e ignota línea del horizonte, a las tierras fronterizas para desaparecer y perderme en ellas para siempre, (tal vez sea lo mejor que pueda hacer).
“Eres un patético mortal” fue la última frase que susurró la Musa en mi oído, mientras introducía sus dos manos en mi pecho y me arrancaba el corazón para llevárselo como prenda acordada o pactada por las palabras, las historias, la poesía…
La seguí con la mirada, su hermosa silueta se desdibujaba hasta perderse a lo lejos. Todavía, en las noches sin sueño, puedo escuchar el eco de su risa burlona ante la soberbia y la vanidad de los hombres.
“Miserables mortales, nunca aprenderéis nada”, repetía con cansancio y sin esperanza.
¿Acaso se puede vivir sin corazón? No lo sé. Yo puedo vivir, aunque sea una vida extraña, carente de calor, invisible… Lo que es seguro es que no se puede vivir con miedo y sin sueños.
Sigue tus sueños, no importa que no los alcances, buscarlos da sentido a toda una vida, a toda tu vida. Sigue tus sueños y no permitas a nadie que te los arrebate.
Siempre habrá algo o alguien dispuesto a ello, a arrebatártelos, a cortar tu camino utilizando todos los recursos a su alcance, recursos como el engaño, el chantaje emocional, la manipulación de vuestros sentimientos, bajar tu autoestima para que no creas en ti, la violencia física o sicológica…
No, no lo permitáis, haced de vuestra mente una fortaleza que os proteja para que nada ni nadie os pueda condicionar. Reflexionad, pensad, leed. Cada segundo de vuestra vida os pertenece, es vuestro.
Sois seres únicos e irrepetibles y tenéis derecho a vivir y ser la persona que lleváis dentro de vuestra alma. Sacadla fuera, sacadla a la luz sin miedo.
Samuel, Héctor no abandonéis vuestros sueños. Beatriz no abandones tus sueños. Ana no abandones tus sueños, John no abandones tus sueños… Apreciado lector, no abandones tus sueños…
El camino puede ser difícil y el tiempo puede ser largo, pero si logras alcanzarlos nada de eso importará y todo el esfuerzo empleado en ello lo darás por bueno, como un viaje maravilloso y único que no te hubieras perdido por nada del mundo.
Recuerda, nunca abandones tus sueños, haz lo correcto, haz el bien. No olvides que los sueños son como la libertad, nadie te la puede quitar, si no la entregas por tu propia mano.