Observar detalladamente las obras de Salvador Dalí es adentrarse en un mundo donde la imaginación y la razón no tienen límites. Aunque las pinturas de Salvador Dalí resultan ser las más conocidas, este genio destacó en otras disciplinas artísticas, como la escenografía y la escultura, detalladas a continuación por medio de 50 de sus obras más sobresalientes.
Curiosidades que no sabías sobre Salvador Dalí:
Un genio único y excéntrico
A continuación repasamos las mejores obras de arte, las esculturas, las escenografías y la biografía corta de Salvador Dalí, máximo exponente del movimiento artístico conocido como surrealismo. A pesar de disponer de mucha información sobre Salvador Dalí, la protección de los derechos de autor no nos permite publicar las que consideramos mejores imágenes de obras de arte del Dalí, motivo por el cual incluimos un enlace a cada obra, con el objetivo de ayudar a entender mejor los aportes de este excéntrico genio al arte mundial.
Salvador Dalí ha sido reconocido en todo el mundo como pintor. Así, los cuadros de Dalí significaron su entrada al surrealismo, pero tuvieron una impronta caracterizada por sus imágenes impactantes, esto producto de su imaginación inagotable.
Se estima que existen unas 1500 obras de Salvador Dalí y, una y otra vez, una pieza superó a la anterior, por lo que los cuadros más famosos de Dalí siguen dando de qué hablar en la actualidad. A continuación, están listadas las más famosas obras de Salvador Dalí y su significado, y si quieres ver todavía más, encontrarás al final un vídeo con otras obras importantes del artista.
Es el primero de los cuadros de Salvador Dalí conocidos. Pintado cuando apenas tenía seis años de edad, es notable la influencia temprana del impresionismo en el autor hasta que, con los años, fue utilizando técnicas cubistas hasta llegar al surrealismo. Se encuentra en el Museo Salvador Dalí de San Petersburgo, Florida.
Dentro las obras más importantes de Salvador Dalí, El gran masturbador tiene un lugar destacado.
En El gran masturbador, Dalí refleja: una figura antropomórfica como autorretrato; una cabeza femenina acercándose a unos genitales de hombre; una langosta descompuesta en el lugar de la boca y las hormigas en su vientre representan la putrefacción; las conchas marinas recuerdan su infancia cercana a las playas; el lirio simboliza la masturbación como acto sexual limpio; la cabeza de león refleja el deseo sexual.
En otra escena aparece una pareja abrazada, simbolizando a Dalí y a su esposa Gala. La pieza de arte está en el Museo Reina Sofía de Madrid.
En este cuadro, que se encuentra en la Staatsgalerie Modernet Kunst, en Múnich (Alemania), Dalí recuerda a su madre, fallecida en 1921. En esta obra de arte, Dalí pinta una llanura desértica del Ampurdán, la figura antropomórfica de autorretrato, con cuerpo de una enorme roca amarilla con aberturas, algunas de ellas con la frase «ma mère» (mi madre, en francés); sus fobias: las hormigas, sinónimo de decadencia, arañas, monstruos; la figura de un anciano con un cuchillo en la mano en señal de protección de Dalí de las mencionadas alimañas (posible alusión a su padre).
Otro de los cuadros famosos de Dalí es el que tiene al poeta francés como protagonista. En esta pieza de arte se refleja el triángulo amoroso entre Éluard, Gala y Dalí, recordando que Gala estuvo casada con el francés cuando comenzó un amorío con el artista español.
Este es el cuadro de Dalí con el precio de venta más alto, al ser adquirido por un comprador anónimo en 2011 por 15,9 millones de euros.
La paranoia se hizo presente en Dalí cuando sintió que no encajaba dentro del surrealismo, algo que le trajo muchos conflictos con otros de sus exponentes. En este cuadro refleja ese sentimiento, cuya yacente protagonista se transforma en un león y un caballo a la vez. Esta sensación delirante va a ser repetida por Dalí en pinturas surrealistas posteriores.
Encabeza la lista de las obras más importantes de Dalí, La persistencia de la memoria. Si ha preguntado quién pintó los relojes derretidos, pues fue este autor, que lo creó en menos de cinco horas, un día en el que estuvo solo en casa. El significado de La persistencia de la memoria está en la temporalidad inconsciente y la memoria como nociones, donde los relojes derretidos representan lo diferente que transcurre el tiempo; las hormigas que caminan sobre el reloj que no está deformado son muestra del desprecio que sentía el autor por estos insectos. El retrato del pintor yace durmiente bajo un reloj derretido. El paisaje de fondo corresponde a unos acantilados costeros de Cataluña.
El cuadro se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York desde 1934.
El pintor Dalí se basó en una fotografía de la actriz estadounidense Mae West para realizar este cuadro, donde utilizó partes de su cuerpo a manera de muebles y ornamentos de una habitación: el cabello es una cortina, sus ojos unos cuadros enmarcados en la pared, su nariz una chimenea y sus labios un sofá. En ese contexto temporal, Dalí se interesó en la decoración de interiores, y este cuadro demuestra su talento para ello. Se puede observar en el Instituto de Arte de Chicago.
Muchos de los cuadros de Salvador Dalí representaron acontecimientos históricos de su contexto. Éste fue pintado seis meses antes del estallido de la Guerra Civil Española. Dalí, en un paisaje inspirado en el Ampurdán, refleja una figura amorfa que se inflige daño a sí misma, con rostro semisonriente que evoca al «Saturno devorando a sus hijos» de Goya. El horrendo monstruo daliniano significó la inminencia del conficto bélico, por lo que, tiempo después, el autor agregaría la premonición de este hecho como subtítulo de esta pieza.
La pieza se conserva en el Museo de Arte de Filadelfia.
En el Museo Boymans – van Beuningen de Róterdam (Holanda) reposa una de las obras de arte de Salvador Dalí más destacadas. La difusa imagen del cuadro de tonos sepia proyecta variadas cabezas y figuras como producto de la imaginación del autor. El mismo Dalí destacó que esta obra lo trasladaba a su infancia, donde sus sueños reflejaban borrosas escenas como ésta.
Otra de las pinturas surrealistas de Dalí es esta obra, en la que una jirafa llameante simboliza la guerra, tal vez como premonición a lo que será dos años después la Segunda Guerra Mundial. Dos figuras femeninas de gran altura se encuentran en primer plano, evocando un paisaje apocalíptico que representa los vestigios de los conflictos armados.
Este cuadro se encuentra en el Museo de Arte de Basilea, Suiza.
Dalí representa a su manera el mito griego de Narciso, que al ver su imagen reflejada en una fuente, se enamoró de sí mismo hasta que, absorto, terminó cayendo a las aguas hasta ahogarse. En el sitio donde cayó su cuerpo creció una hermosa flor con el nombre del joven. Muchas de las obsesiones del pintor están presentes en la obra, como las hormigas; además, el mismo Salvador Dalí fue un conocido narcisista, por lo que necesitaba y buscaba constantemente atención de su entorno social.
La obra reposa en la Tate Gallery de Londres.
Esta exquisita obra simboliza la dualidad representada en tres arboles secos y unos cisnes, los cuales se reflejan en el agua como elefantes. Si se observa la imagen al revés, los elefantes de Dalí se convierten en cisnes. La pieza fue despojada durante la Segunda Guerra Mundial por los alemanes en la llamada «ocupación francesa», permaneciendo en el museo parisino Jeu de Paime por cuatro años. Hoy en día, es propiedad de la compañía suiza Cavaliere Holding.
El mundo onírico es representado en una cabeza suspendida en el aire sostenida con muletas de madera. El rostro refleja la inmersión de un profundo sueño que, dicho por el propio Dalí, es como un monstruo pesado pero frágil a la vez.
Esta es una de las obras famosas de Dalí más aclamadas. Fue pintada durante su permanencia en los Estados Unidos, durante el contexto de la Segunda Guerra Mundial. El cadavérico rostro manifiesta dolor y miedo, y en sus ojos y boca se repiten caras idénticas, como símbolo de angustia infinita por los sucesos bélicos.
Se conserva en el Museo Boymans – van Beuningen de Róterdam (Holanda).
Esta obra, pintada durante el exilio de Dalí en Estados Unidos, muestra en primer plano a su esposa reclinada en una mesa, observando a otras mujeres y un grupo de mendigos. En dicho mueble, están un frutero y un busto de Voltaire que, alternativamente, aparece y desaparece.
Esta es otra de las obras famosas de Dalí que adornó uno de los lujosos apartamentos de la coleccionista de arte y empresaria polaca Helena Rubinstein ubicado en Park Avenue, Nueva York. En ella, una figura femenina desnuda y recostada contempla un llano arenoso, al tiempo que una figura casi invisible evoca a una virgen, cuyo pie reposa sobre la llanura y su rostro es, a la vez, una bandada de pájaros.
Un huevo es la pieza central de esta obra (en el cual está dibujado un mapamundi), como símbolo de renacer, y un hombre emergiendo de él. A su vez, un niño observa junto a una mujer este hecho. La obra representa la búsqueda de nuevos horizontes del pintor, que tuvo que huir del continente europeo a raíz de los conflictos armados de ese entonces, hasta llegar a Estados Unidos, donde adopta un nuevo estilo de vida.
Este cuadro es otro ejemplo del surrealismo en las obras de Salvador Dalí. En la pieza, que reposa en el Museo Thyssen – Bornemisza de Madrid, aparece su amada Gala totalmente desnuda levitando sobre una roca con un paisaje costero al fondo. Junto a ella flotan también una granada y dos gotas de agua, y una abeja revolotea a su alrededor, provocando el sueño de la mujer. En otro plano, de otra granada emergen dos tigres y una bayoneta, los cuales están dispuestos a interrumpir el sueño de la durmiente.
Esta es una de las pinturas surrealistas en la que, una vez más, Gala Dalí es protagonista, posando desnuda y sentada de espaldas, recordando la obsesión adolescente del pintor al retratar mujeres de esa manera. Gala contempla una estructura similar a su cuerpo, que consta de columnas, arcos y escalones, como si se tratase de un recinto.
Muchos de los cuadros de Dalí fueron dedicados a figuras religiosas. En este caso, San Antonio Abad es dibujado desnudo en un desierto, protegiéndose por medio de una cruz ante el tropel de tentaciones que quieren abordarlo: mujeres desnudas, tormentas, castillos, elefantes con patas de araña, obeliscos; los cuales representan placeres terrenales.
Los elefantes de Dalí serán una constante en gran parte de sus trabajos. En esta ocasión, dos elefantes caminan en un desierto con el atardecer al fondo, a pesar de sus pesados cuerpos, los animales tienen frágiles patas de araña, y sobre sus espaldas, llevan obeliscos, recordando el monumento de Bernini, Roma. Los elefantes simbolizan solidez, pero apoyada ante una inminente fragilidad.
Entre los nombres de las obras de Salvador Dalí, resalta el de este maravilloso cuadro. Gala Dalí representa a la griega Leda que, según la mitología, fue seducida por Zeus, transformado en cisne, hasta dar a luz un huevo de donde emergieron Cástor y Pólux. En la pieza, Dali personifica al cisne, al mismo tiempo que usa a los recién nacidos como símbolo de almas gemelas, el pintor y su esposa. Otros objetos flotan alrededor de Leda, como una escuadra, un libro rojo y gotas de agua.
Este cuadro, que se conserva en el museo de Fukuoka, hace referencia una vez más a la religiosidad, teniendo a una virgen como elemento central, inspirado en piezas renacentistas. La Madonna, con el rostro de Gala Dalí, cuenta con una abertura en su tronco de donde se asoma el niño Jesús, que también tiene una abertura con un trozo de pan en medio. Ambos están en un pedestal que no tocan, y sobre ellos, un huevo pendiendo de una concha marina simboliza la vida. La bahía gironesa de Portlligat es el paisaje.
A lo largo de su carrera, la religiosidad estuvo de manifiesto en algunos de los cuadros famosos de Salvador Dalí. Éste representa la cruxifición de San Juan de Ávila visto desde arriba, apoyado sobre la bahía de Portlligat, donde unos pescadores se encuentran en su puerto. El santo es pintado en su forma más humana, y uno de los pescadores recuerda al famoso pintor Velásquez, inspiración de Dalí.
Impresionado por el poder de las bombas atómicas que explotaron en Japón en 1945, la energía nuclear fue la referencia para este cuadro, en el rostro de su esposa Gala está deconstruido por medio de esferas, simulando átomos danzando en su fuerza gravitatoria.
Siguiendo con el periodo atómico que plasma Dalí, recrea el cuadro elaborado por Leonardo Da Vinci en alusión a la Última Cena de Jesús. Se encuentra en la Galería de Arte de Washington.
Algo tan simple como una rosa con una gota en el medio, levitando sobre un paisaje árido por donde pasea una pareja que divisa el horizonte y el cielo nublado, es la escena elaborada en una de las pinturas de Dalí como símbolo de la sexualidad femenina.
Haciendo una interpretación propia de este hecho histórico, Dalí plasma a un joven Colón que desembarca a tierra envuelto en un estandarte, como si fuera un dios griego. Dicho estandarte está adornado por la virgen María, representada por Gala Dali. A su vez, un monje que, según es Dalí, se arrodilla ante Colón y unos jóvenes sosteniendo banderas, aparecen también en la pieza.
Un hecho que marcó la vida de Salvador Dalí fue la muerte de su hermano mayor. Sus padres consideraron que, al nacer, el futuro artista era la reencarnación de su primer hijo, también llamado Salvador, por lo que siempre vivió pensando que lo sustituía. En la obra, Dalí representa a su hermano y a sí mismo (su familia decia que eran idénticos) por medio de cerezas: las oscuras simbolizan al Salvador muerto y las claras al Salvador vivo.
La pieza psicodélica muestra muchas de las obsesiones de Dalí: las abejas, su esposa Gala, recuerdos de su infancia, amigos rosas y torsos de Venus. Asimismo, los coores de la bandera española y una especie de plaza de toros asentada en un paisaje catalán forman parte de este cuadro que recuerda la etapa paranoica – crítica del pintor.
Otra de las disciplinas en las que desarrolló su talento fue en la escultura. De igual manera, el surrealismo de Dalí se manifestó en sus obras más célebres que, junto a sus pinturas, fueron y siguen siendo notables para sus admiradores.
Entre las esculturas de Salvador Dalí,contramos:
Un busto femenino sin extremidades evoca la sexualidad, en su cuello reposan mazorcas de maíz que acompaña una gargantilla. Muchas hormigas recorren su rostro, y sobre su cabeza se encuentra una representación del Ángeus de Millet asentada sobre un pan francés, símbolo fálico.
La clásica victoria de Samotracia, esculpida durante el periodo helenístico, fue interpretada y homenajeada en esta pieza, constituida no por una, sino por dos nikés. Además la obra sirvió como tributo al poeta francés Raymond Roussel, surrealista al igual que Dalí.
El dios romano Mercurio es representado en esta escultura, esculpida por Dalí en 1973, época en la que el artista se inclinó por la mitología como inspiración de sus piezas.
Una figura femenina sin brazos ni cabeza escala un caracol marino. Persiste la obsesión de Dalí por la mujer.
El aspecto religioso sirvió de influencia en las esculturas dalinianas, como en el caso de esta obra, que se puede apreciar en el Ayuntamiento de Alicante. El santo está representado como una figura deforme y arrugada, propia del surrealismo.
Siguiendo con la inspiración romana, esta vez Dalí se basó en la figura de Marco Ulpio Trajano, nacido en la hoy Sevilla en los tiempos de la Hispania. La figura emula a Trajano sobre su caballo regresando victorioso de las campañas militares de esa época.
Para rendir tributo al mar Mediterráneo y a la clásica mitología, Dalí creó esta pieza, en la que la visión onírica de los elementos descritos florecen en esta obra.
Así como en sus pinturas, los elefantes también fueron una temática en las piezas de esculturas de Dalí. En esta oportunidad, el animal esculpido es una obra fabulosa inspirada en relatos literarios, dándole un giro con el sello del surrealismo de Dalí.
Siguiendo la temática religiosa pero con el giro daliniano, la obra trata de una fantasía onírica, representada en un ángel que toca un clarinete.
Basado en la novela homónima del inglés Charles Dodgson bajo el seudónimo Lewis Caroll, Dalí esculpe a Alicia, con rosas como manos y cabellos saltando la cuerda, cada salto es, según interpretación del autor, un estado mental alterado, dando rienda suelta a la imaginación que siempre tuvo.
Las obras del surrealismo de Dalí fueron mucho más allá de los lienzos, acuarelas y óleos para trasladarse a otros contextos. Sus piezas de arte dieron vida a diversas obras de teatro y ballets donde el artista tuvo participación especial. Algunas de ellas son:
Una obra de su amigo García Lorca sirvió de inspiración para que Dalí contribuyera en la decoración de la representación teatral. Se estrenó en junio de 1927 en Barcelona.
Dalí comenzó a interesarse en el ballet, por lo que participó en la escenografía y aportes al vestuario de esta obra (este último estuvo a cargo de la diseñadora Coco Chanel), que se presentó por primera vez en Nueva York el mencionado año.
Otra coreografía de Massine fue escenificada en Nueva York en 1941, y Dalí no solo participó en la escenografía, sino en el vestuario y libreto de la pieza. El telón se conserva en el Teatro – Museo Dalí de Figueres.
En esta ocasión, Dalí decoró otro poema de García Lorca adaptado a ballet, inspirado a su vez en un café madrileño que ambos frecuentaban.
Un poema del francés Verlaine fue adaptada como ballet y presentada en Nueva York, presentando decorados surrealistas y vestuarios del genio Dalí. Actualmente, el telón reposa en The Dalí Museum de Florida.
Una vez más, la dupla Massine – Dalí se hizo sentir: el telón del «Tristán loco» fue realizado por el artista español, pieza presentada en el International Theatre de Nueva York en diciembre del mencionado año. Circulando por Europa se perdió la pista de la obra de arte, reapareciendo en Bruselas en 2016.
El aclamado cineasta Alfred Hitchcock recurrió a Dalí para realizar una secuencia que presentaría en su película de misterio Spellbound. El español produjo 20 minutos de escenas, de los cuales unos pocos estuvieron en la versión final.
El relato del reconocido novelista inglés fue usado como pieza teatral, que sería otra colaboración de Dalí en cuanto a su escenografía se refiere.
Dalí diseñó la decoración de otro ballet, Los Sacos del Molinero, basado en la novela de Pedro Antonio de Alarcón y estrenado el 24 de abril de 1949 bajo la coreografía de Massine.
El libro Don Juan Tenorio de José Zorrilla fue adaptado como pieza escénica, en la que Dalí colaboró en la escenografía de la obra presentada en Madrid en 1949. Varios bocetos con sus ideas aún se conservan en el Museo Reina Sofía.
Para entender las obras de arte de Dalí resulta importante explicar lo que es el surrealismo.
El surrealismo es un movimiento artístico-cultural surgido en Francia después de la Primera Guerra Mundial, teniendo auge en toda Europa en 1920 gracias a representantes como Joan Miró, Max Ernst, Yves Tanguy, Meret Oppenheim, Man Ray, Óscar Domínguez, Marcel Duchamp y Dalí.
En él, la irracionalidad y el ensueño sobrepasan la realidad, siendo automática respuesta del subconsciente del individuo, relacionándose directamente con los estudios del austríaco Sigmund Freud sobre el psicoanálisis.
En el surealismo de Salvador Dalí, por ejemplo, es notable cómo objetos cotidianos parecen cobrar vida como si de un sueño se tratase, haciendo que en sus cuadros surrealistas se refleje una especie de superrealidad.
A través de esta resumida biografía de Dalí lograremos comprender un poco mejor la mente de este extraordinario artista:
Salvador Dalí i Domènech (también conocido como Eugenio Salvador Dalí) nació en Figueres, Gerona, el 11 de mayo de 1904. Desde niño tuvo interés por el arte, desarrollando su talento con los años, notorio en cualquier dibujo de Dalí de ese entonces.
Se inspiró en el pintor Diego Velásquez, de quien adoptaría su particular bigote, presente en las imágenes de Dalí más representativas.
En 1922 comenzó estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde el excéntrico estilo de Dalí comenzó a aflorar, tanto en su apariencia como en sus obras.
Tuvo su primera exposición en 1925 y visitó París, donde conoció a Picasso. A pesar de su expulsión de la Academia de Bellas Artes por altercados personales, Dalí pintó incansablemente.
Las obras de arte del surrealismo estuvieron presentes en su repertorio, teniendo contacto con los máximos exponentes de dicho movimiento en 1929. Ese mismo año, conoció a la que fue su esposa, Gala, lo que lo convierte en uno de los años más importantes de biografía Salvador Dalí.
Consagrado como pintor, recurrió a otras artes, compartiendo con otros artistas audiovisuales. Para entonces, las fotos de Dalí y sus obras daban la vuelta al mundo, alcanzando su madurez artística.
Las obras surrealistas de Dalí también reflejaban los acontecimientos históricos más relevantes de esa era. En 1964 recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica, máxima distinción de España.
En años posteriores, se fundaron museos en donde se expusieron las obras de arte de Salvador Dalí más llamativas, creadas por el nombrado marqués de Dalí de Púbol, título nobiliario vitalicio concedido por el rey Juan Carlos I de España en 1982 gracias a sus aportes culturales.
Después de un incendio en el Castillo de Púbol, su residencia, se trasladó a Torre Galatea, en Figueres, donde falleció el 23 de enero de 1989.
De manera esquemática repasamos las preguntas más frecuentes relacionadas con la figura del pintor Salvador Dalí para aclarar todas las dudas acerca de este personaje destacado, además de fomentar la investigación sobre quién fue Salvador Dalí.
Salvador Dalí fue un pintor, escultor, grabador, escenógrafo y artista español, uno de los más notorios representantes del surrealismo del siglo XX.
Salvador Dalí nació en la ciudad de Figueres, provincia de Gerona, Cataluña, el 11 de mayo de 1904.
El primer cuadro realizado por el pintor Dalí fue el llamado “Paisaje cerca de Figueras”, hecho en 1910, cuando solo contaba con 6 años de edad.
La obra más importante de Salvador Dalí, por su reconocimiento a nivel mundial, es “La Persistencia de la Memoria” (1931).
Salvador Dalí hizo aproximadamente unas 1500 pinturas, a lo que se deben agregar las decenas de esculturas, grabados, ilustraciones, litografías, vestuarios y diseños escenográficos, entre otras obras artísticas.
Para ver las obras de Dalí, basta con visitar:
Los detalles de las pinturas de Salvador Dalí han sido objeto de admiración de muchos, esto junto a la personalidad única, excéntrica y narcisista que caracterizó a este legendario artista y que se percibe fácilmente en las fotos de Salvador Dalí. El surrealismo de Dalí fue más allá del propio objetivo de este movimiento europeo, y eso forma parte del legado de este genio artístico español. Basta con ver las obras de Salvador Dalí para percibir el sello personal que supo aportar a sus mágicas creaciones y a su vida en general.