Como consecuencia de la obsolescencia planificada, el consumo acelerado de bienes y productos electrónicos ha incrementado considerablemente la cantidad de residuos tecnológicos que se desechan anualmente en el mundo. La empresas aplican la obsolescencia programada para incentivar a los consumidores a adquirir nuevos productos aunque no los necesiten todavía.
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Aquí explicamos en qué consiste la obsolescencia programada y percibida, cuál es su historia y veremos ejemplos de obsolescencia percibida y cómo funciona. Además, comentamos el aporte del famoso documental sobre obsolescencia programada Comprar Tirar Comprar, un gran trabajo de investigación sobre estas practicas dentro del consumismo.
Qué es la obsolescencia programada
Cuando un producto ha sido previamente concebido y diseñado para que su vida útil dure por un tiempo específico, estamos ante una definición de obsolescencia programada. Es decir, una vez pasado ese tiempo determinado por el fabricante, el producto empezará a fallar. Esto con el objeto de desarrollar la necesidad en el cliente de reemplazarlo por una versión más actualizada.
Sin embargo, para que la obsolescencia programada funcione efectivamente, el cliente debe haber experimentado una excelente relación calidad-precio con el producto. Debe estar convencido de que ya era el momento de cambiar el bien y, además tener la confianza en el fabricante para adquirir el nuevo artefacto de la misma marca.
La historia de la obsolescencia programada se registra a finales de la década de 1920, cuando el agente inmobiliario ruso-estadounidense, Bernard London, sugirió la obligatoriedad mediante ley de esta práctica empresarial. Su idea, aunque no se materializó, buscaba poner fin a la depresión comercial vigente en esa época al tiempo que incentivaba el consumo de bienes.
¿Cuál era su plan? London le otorgó una fecha de vencimiento a cada producto, la cual determinaba la “muerte legal” del la mercancía. Por su parte, el diseñador industrial Brook Stevens hizo hincapié en la idea de “adquirir cosas” y persuadía a los personas para que sintieran el deseo de comprar algo más nuevo y mejor, antes de necesitarlo.
Para 1924, debido a que su vida útil alcanzaba unas 2.500 horas, la demanda de bombillas cayó considerablemente. Fue en diciembre de ese año que se creó el cartel de Phoebus, donde decidieron disminuir la vida útil de todas las bombillas a unas 100 horas. De este modo, implementaron una obsolescencia programada de las bombillas, y pudieron potenciar el consumo de esos productos, ya que las personas necesitaban reemplzar las lámparas antes de lo normal.
Con las medias de Nylon ocurrió algo parecido. En 1940, el fabricante Dupont descubrió que la fibra sintética que componían las medias era irrompible. En consecuencia, decidió sustituirla por calidades más bajas y frágiles para que el producto no perdiera rentabilidad y los consumidores tuvieran que comprar nuevas medias cada tanto.
Actualmente, la mayoría de los productos electrónicos son objetos de osbolescencia tecnológica. Estos se empiezan a considerar como un objeto obsoleto, aun cuando puedan funcionar perfectamente. De esta forma, son bienes programados a fallar cuando se presente en el mercado un nuevo Gadget o un software más actual.
La obsolescencia en la industria
Ingeniería de valor
Con la ingeniería de valor se busca minimizar la cantidad de material para la fabricación de un producto, sin que se reduzca notablemente su vida útil. Este proceso de diseño garantiza que las partes del producto puedan fallar casi al mismo tiempo.
Obsolescencia farmacéutica
En la industria farmacéutica también se encuentra muy presente la práctica de la obsolescencia programada y consumo controlado. Esta se evidencia en la fecha de caducidad de los medicamentos, la cual limita el uso seguro de los fármacos a un tiempo determinado arbitrariamente.
De acuerdo con el Programa del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), se pudo demostrar que al menos un 90 % de los fármacos sin abrir permanecían estables y no presentaban casos de toxicidad, pasados cinco años de su fecha de caducidad.
Obsolescencia funcional
La obsolescencia funcional tiene lugar cuando se introduce en el mercado una innovación o mejora de un producto, presentándolo como superior en comparación al resto. Esto genera en los consumidores la percepción de que el producto anterior es menos deseable o está obsoleto.
El reemplazo de los teléfonos móviles simples cuando surgieron los móviles inteligentes es uno de los mejores ejemplos de obsolescencia planificada y percibida.
Aunque con esta práctica se generan desperdicios, se tiene la creencia de que los consumidores obtienen cierta compensación al adquirir un producto “superior”.
Obsolescencia pseudo funcional
En contraposición a la obsolescencia funcional, puede suceder la introducción de un producto que aparente tener algún cambio innovador. En estos casos, se trata de obsolescencia pseudo funcional, ya que el producto parece novedoso cuando en realidad no lo es.
El caso de cargadores de baterías o adaptadores de corriente alterna son claros ejemplos de obsolescencia planificada.
Obsolescencia biológica
La agricultura también se ve afectada por este tipo de prácticas. La obsolescencia biologica consiste en la manipulación genética en las semillas que las vuelve estériles después de la primera cosecha. Esto obliga a los agricultores a comprar nuevamente para continuar con su producción.
Obsolescencia alimentaria
En la industria alimentaria también se encuentra presente esta práctica comercial. En todos los productos alimenticios se fija una fecha de caducidad. Si bien es cierto que los alimentos perecederos, como la carne y pescados, necesitan un control temporal para eliminar los riesgos, existen otro tipo de alimentos que son más estables y duraderos y no presentan riesgos microbiológicos aun cuando se consideren caducados.
En el caso de los yogures, por ejemplo, vencido el lapso establecido por el fabricante, el producto puede continuar conservando sus nutrientes y ser apto para su consumo. En España, existe una regulación que establece que en los yogures el fabricante debe colocar una fecha de consumo preferente (tiempo en que el producto tiene las calidades ofrecidas por la marca) y no de caducidad.
Obsolescencia de software
Cuando los consumidores tienen que comprar la última versión de un software porque los desarrolladores ya no brindan el servicio técnico para una versión especifica, estamos en presencia de un ejemplo de obsolescencia de software.
Por ejemplo, en las programaciones de los ordenadores, algunos sistemas operativos dejan de recibir soporte pasado unos años, y aunque no dejan de funcionar, sí se vuelven más inseguros. Es el caso de Window XP qué caducó en 2014 y, más recientemente, Windows 7 en enero de 2020.
Las graves consecuencias de la obsolescencia programada
El medio ambiente es el más afectado con la práctica de la obsolescencia programada. Esta demanda el uso excesivo de recursos y materias primas para la constante fabricación de nuevos productos. Además de la elevada cantidad de chatarra electrónica que tanto fabricantes como consumidores generan en esa reposición constante de bienes, ya que muchos de esos elementos, algunos altamente tóxicos van a parar a la naturaleza.
En los Estados Unidos se descartaron más de 140 millones de teléfonos inteligentes en 2010. Si se toma en cuenta que la vida útil promedio de un teléfono inteligente es de alrededor de 2 años, y que el 95 % de los estadounidenses adultos tienen un teléfono móvil, la cantidad de basura tecnológica ha aumentado enormemente en los últimos años.
Peligro de toxicidad
Para la fabricación de productos electrónicos, las grandes empresas utilizan recursos y sustancias químicas altamente peligrosas como los ftalatos DEHP y DBP o el plomo tóxico o el cadmio. Estos materiales no solo causan daño al medio ambiente, también pueden afectar la salud de las personas. Algunas de esas sustancias están vinculadas a los problemas de fertilidad y a los indices de cancer.
Crecimiento de los vertederos
Países como Pakistán o Ghana reciben unas 41 millones de toneladas de basura electrónica que se genera cada año. Los dispositivos electrónicos obsoletos y en desuso son trasladados a lugares distantes como Agbogbloshie en Ghana –considerado el lugar más contaminado del planeta–, que funcionan como inmensos vertederos de ordenadores, portátiles y electrodomésticos que no fueron reparados.
Según un estimado de la Oficina Internacional de Reciclaje (Bureau of International Recycling) para el año 2025 se estarían generando cerca de 54 millones de toneladas de desechos electrónicos.
Conflictos geopolíticos
Muchos de los materiales utilizados para la fabricación de productos electrónicos, como el caso del coltán, son considerados minerales de conflicto. Esto significa que la explotación o extracción de estos minerales contribuye al financiamiento de guerras civiles y bandas delictivas de explotación ilegal. También perpetúa las violaciones de Derechos Humanos y explotación minera, tal como ocurre en la Republica del Congo, cuya reserva de cobalto representa el 60% de la existencia mundial.
Explotación laboral
A mayor consumo, mayor producción. Bajo esta premisa las grandes empresas necesitan sostener altos niveles de producción sin que se eleven sus costos y gastos. Para ello tienden a contratar mano de obra barata, la cual se encuentra mayormente en países como China, México, Bangladesh, Etiopía y otros, cuyas legislaciones labores no garantizan la debida protección a los trabajadores.
Legalidad de esta práctica
Uno de los principales países que ha luchado fervientemente contra la obsolescencia programada ha sido Francia. Desde el parlamento francés se han emitido conjuntos normativos que imponen penas de prisión y altas multas dirigidas a evitar la promoción y práctica de la obsolescencia programada. En 2015 se aprobó la Ley de Energía de Transición, la primera en regular la obsolescencia programada.
La organización gálica Halte à l’ Obsolescence Programmée (HOP por sus siglas en francés) demandó en 2017 a empresas como Epson, Canon y HP por practicar la obsolescencia programada de las impresoras y reducir su vida útil.
En España, por su parte, la Comisión Europea ha fomentado un plan de estándares de diseño ecológico, a través de su Paquete de Economía Circular, con la intención de procurar que los productos cuenten con una vida útil más duradera.
Se estima que para el año 2021 entre en vigor una ley impulsada por la UE que ayude a combatir la obsolescencia programada. El marco normativo establece garantías dirigidas a aumentar la durabilidad de los productos, impone requisitos de reparabilidad y reciclabilidad de los bienes fabricados, y contribuye con la economía circular.
La ley, además, obliga a los fabricantes a brindar y contar con recambios y repuestos de sus productos, que son comercializados en el área comunitaria, por al menos siete años. También se contempla la regulación de la gestión de residuos, mantenimiento y reutilización de los bienes.
Desde 2017, Suecia empezó a aplicar medidas fiscales con la intención de incentivar la reparacion, el reciclaje y la economía circular. En ese sentido se redujo la aplicación del IVA a las reparaciones de determinados productos como bicicletas e indumentarias. Tambié es posible para los consumidores deducir de sus impuestos hasta un 50 % del coste de mano de obra cuando optan por reparar sus electrodomésticos.
México, por su parte, introdujo una reforma en la Ley Federal de Protección al Consumidor para prohibir expresamente la práctica de la obsolescencia programada, permitiendo la aplicación de sanciones y multas.
Empresas famosas que practican la obsolescencia programada
La empresa más famosa y más grande en practicar la obsolescencia programada es la compañía norteamericana Apple. En 2018, la Dirección General de Competencia, Consumo y Protección de Fraudes de Francia (DGCCPF) le impuso una multa de cerca de 27 millones de dólares por practicar la obsolescencia programada del iPhone al acortar intencionalmente la vida útil del móvil.
En ese momento, Apple reconoció haber ralentizado los modelos más antiguos de iPhone por medio de actualizaciones de software, aunque rechazaron que la intención haya sido por un tema de obsolescencia programada.
Recientemente, la compañía norteamericana ha anunciado su decisión de retirar los cargadores y auriculares de sus nuevos modelos de iPhone. Apple ha sostenido que, con esa decisión, busca cuidar el medio ambiente y reducir el impacto; sin embargo ha sido objeto de fuertes críticas de parte de detractores que opinan que la medida solo es una estrategia de ventas que solo busca impulsar el consumo.
Samsung es otra compañía de telefonía móvil que fue sancionada por esta práctica comercial. La justicia italiana resolvió en 2018 un caso de obsolescencia programada de Apple y Samsung, la cual devino en una multa de unos cuantos millones de euros por ralentizas sus dispositivos telefónicos.
Empresas que no practican la obsolescencia programada
En los últimos años, muchas empresas han tomado consciencia del daño ambiental que genera la obsolescencia programada y han tomado acciones para evitarla y combatirla.
Es el caso de Light&Life, la primera compañía de iluminación doméstica e industrial pensada y concebida sin obsolescencia programada. Todos sus modelos están diseñados para alcanzar una vida útil por más de 40 años, con un consumo menor y un mayor flujo lumínico.
Por otra parte está la fábrica de electrodomésticos alemana Miele, cuya estrategia empresarial es mantener en el tiempo la calidad de sus productos. En ese sentido, garantiza una vida útil para sus artículos de unos veinte años.
Alternativas a la obsolescencia programada
Aun cuando la obsolescencia programada es una práctica muy arraigada en la industria moderna, siempre existen alternativas que ayuden a reducir el consumo acelerado y disminuir el impacto negativo genera esta práctica empresarial.
Alquiler de productos
Con el alquiler de equipos se busca, en principio, otorgarle utilidad a aquellos productos que han dejado de usarse, dejando la compra como una segunda opción.
Se pueden alquilar desde equipos electrónicos o prendas de vestir. También son sujetos de alquiler las herramientas, equipos médicos, dispositivos fotográficos, vehículos, videojuegos, material deportivo, entre otros.
Esta práctica facilita el acceso de las personas a determinados productos que en otras condiciones sería muy difícil adquirirlos. También permite el uso de determinados equipos y artefactos por más personas sin la necesidad de producirlos nuevamente.
Además de proteger el medio ambiente por un consumo menor de recursos, el alquiler de productos ofrece otras ventajas como el incentivo al consumo local y de proximidad.
Reparación de productos
Para romper con la cadena de comprar, tirar y comprar; se recomienda la reparación de los equipos antes de ser descartados. Muchas veces, con unas pequeñas labores de mantenimiento o el cambio de repuestos, los productos pueden prolongar su vida útil considerablemente.
En Londres funciona el programa destinado a la recuperación de objetos de todo tipo conocido como Restart Project. El plan ofrece una solución factible a la obsolescencia programada mediante la reparación de aparatos como lámparas, portátiles, electrodomésticos y muebles.
Por su parte, la ambientalista holandesa Martine Postma creó en 2009 la idea de los Repair Café, que son lugares donde se puede reparar cualquier tipo de producto, desde ropa, juguetes, muebles hasta aparatos eléctricos.
Ya existen varios lugares de este tipo en España, especialmente en Madrid y Barcelona, y se ha creado una importante comunidad de voluntarios que reparan, enseñan a reparar e intercambian ideas y experiencias para darle una nueva vida a los objetos útiles. Estos establecimientos también están presentes en otros países como Alemania, India, Estados Unidos y Japón.
Además del beneficio ecológico, los Repairs Café son una alta posibilidad de creación de empleo para jóvenes sin experiencia y personas con habilidades manuales.
Reciclar más
Otra de las formas de reducir el consumo y combatir la obsolescencia programada es el reciclaje. Con esta práctica no solo reducimos los niveles de emisión de gases, cantidad de residuos y contaminación ambiental sino que, además, favorece a un mayor ahorro de consumo energético ya que se reduce la extracción de materias primas.
Con un poco de ingenio se puede dar una segunda vida y nuevas funciones a objetos inutilizados. Con la práctica del reciclaje se evita aculumar materiales descartables y re reduce
Reutilizar
Darle una segunda vida a los productos permite alargar su funcionabilidad en el tiempo y a contribuir con el cuidado del planta. Desde sillas, herramientas, botellas y partes de ordenadores pueden ser objeto de una pequeña transformación que prolongue su utilidad. Aunque con algunos productos no es posible realizar el reciclaje, siempre hay alternativas para darles un uso distinto y evitar descartarlos.
En Alargascencia.org se ofrecen sencillas soluciones para que las personas puedan reutilizar sus productos que puedan considerarse obsoletos. La organización brinda alternativas de alquiler, compra venta de bienes de segunda mano en distintas provincias de España. Además fomentan la educación ambiental que consideran un pilar fundamental para entender qué significa obsolescencia planificada y poder combatirla.
Cómo combatir la obsolescencia programada
Educar a los consumidores es una sencilla y efectiva manera de hacerle frente a la obsolescencia programada. La concientización de las personas en el modo en que funcionan realmente los productos que consumen facilita la identificación de la posible existencia de una obsolescencia pseudo-funcional.
Cuando los consumidores tienen la capacidad de identificar la ventajas y desventajas de la obsolescencia programada, tendrán la posibilidad de comprar mejores productos, tomar decisiones inteligentes de compra y saber dirigir correctamente sus quejas y demandas a las empresas fabricantes. Un consumidor consciente puede generar un impacto positivo en las decisiones del mercado.
Además, también se pueden llevar a cabo las siguientes acciones:
- Adquiere productos que cuenten con un alto stock de repuestos disponibles de fácil acceso.
- Escoge comprar marcas que fabrican productos que tengan durabilidad. Un mayor ciclo de vida de los productos ayuda a combatir la caducidad programada.
- Reducir la cantidad de productos que compres y rechazando principalmente aquellos que no necesitas.
- Elige fabricantes minoristas y locales que tiendan a reciclar sus productos electrónicos.
- Solicita garantías extendidas que proteger el buen funcionamiento del producto por más tiempo.
Comprar Tirar Comprar (documental)
En 2010, la guionista alemana Cosina Dannoritzer estrenó el documental «Comprar Tirar Comprar» que presenta y analiza la cultura de consumo del mundo en el que vivimos y su gran impacto sobre el medio ambiente.
La cinta, laureada por la Academia de Televisión (España) y Filmambiente (Brasil) en el 2011, profundiza en el concepto y la práctica de la obsolescencia programada desde sus inicios hasta la actualidad, mostrando sus efectos en el planeta y su posicionamiento en la industrial global.
Durante unos 75 minutos, en su versión extendida, el documental sobre obsolescencia programada Comprar Tirar Comprar muestra pruebas concretas de cómo afecta a la economía esta estrategia comercial y plantea alternativas para evitar su práctica.
Otros tipos de obsolescencia
Los fabricantes buscan incentivar el consumo acelerado de sus productos de muchas maneras diferentes. A continuación detallamos algunos tipos de obsolescencia programada y planificada.
Obsolescencia por moda
La obsolescencia programada en la moda se conoce como Fast Fashion, y es la necesidad que se genera en los consumidores de adquirir la última tendencia para sentirse parte de un grupo o que están “in”.
En muchas ocasiones, los productores y diseñadores realizan pequeñas variaciones a los mismos productos para venderlos como novedosos. Esta práctica fomenta el consumo acelerado de productos, que aunque no han perdido su funcionalidad, son descartados por un convencionalismo social que determina qué se debe usar y qué no en determinada temporada.
Como demuestra el documental “The True Cost”, el fast fashion tiene repercusiones tremendamente negativas de indole social y laboral. Según la cinta, existen en el mundo unos 40 millones de trabajadores textiles con bajos salarios y condiciones de trabajo inhumanas.
Obsolescencia percibida
El deseo de los consumindores de poseer un producto más actual, mejorado y un poco antes de necesitarlo es la definición de obsolescencia percibida, según el diseñador industrial Clifford Brook Stevens, en 1954.
En ese sentido, el producto es percibido como desgastado por el comprador, aunque conserve su funcionalidad y, finalmente, es consumido por una necesidad psicológica más que por su uso. Uno de los grandes ejemplos de obsolescencia planificada y percibida es el fast fashion o la obsolescencia por moda.
Cuando los productos presentan las mismas utilidades o unas muy parecidas, pero se impulsa el consumo por su apariencia diferente y novedosa también es un claro caso de lo qué es la obsolescencia planificada y percibida.
Obsolescencia por incompatibilidad
El significado de obsolescencia por incompatibilidad se refiere a la imposibilidad de un determinado producto para continuar funcionando cuando sale al mercado un nuevo software. Así la vida útil de un producto se ve afectada por la falta de sincronización con el nuevo gadget o programa que el fabricante introduce deliberadamente.
Obsolescencia ecológica
Algunos fabricantes incentivan la decisión de compra bajo el lema de proteger al medio ambiente. Con esta práctica, se presentan nuevos productos etiquetados como ecológicos, con elementos o propiedades menos agresivas con el ecosistema. Esto con la idea de que los consumidores sustituyan los artefactos viejos por opciones más sustentable.
Obsolescencia indirecta
Cuando falta o es difícil encontrar piezas que permitan la reparación de un determinado bien, se está en presencia de un caso de obsolescencia indirecta. Esto ocurre cuando los precios de los repuestos son muy elevados o por falta de stock.
Preguntas frecuentes (FAQ)
A continuación, y a modo de resumen, repasamos las preguntas frecuentes relacionadas con la obsolescencia programada que más se consultan a nivel global.
» ¿Qué es la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada es una estrategia comercial aplicada por las industrias con la finalidad de volver obsoleto un producto desde su concepción y fabricación. La intención es generar en el consumidor la necesidad de adquirir productos nuevos, aunque no los necesite, que han sido presentados por los fabricantes como reemplazo de sus versiones anteriores.
» ¿Cuáles son los tipos de obsolescencia?
Existen varios tipos de obsolescencia que abarcan diversos sectores:
- Obsolescencia tecnológica.
- Obsolescencia biológica.
- Obsolescencia farmacéutica.
- Obsolescencia alimentaria.
- Obsolescencia ecológica.
También existe una clasificación de la obsolescencia según la funcionalidad:
- Obsolescencia percibida.
- Obsolescencia funcional.
- Obsolescencia pseudo funcional.
- Obsolescencia indirecta.
- Obsolescencia por incompatibilidad.
» ¿Qué es la obsolescencia percibida?
La obsolescencia percibida es definida como una estrategia de mercado que busca incrementar las ventas haciendo que el consumidor perciba como obsoleto un producto aún cuando conserva su funcionalidad. El producto se considera un objeto obsoleto porque no cumple con el estilo vigente en momento específico.
» ¿Cómo surge la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada surge en los años 20, cuando se empezó a afectar la durabilidad de las bombillas para que funcionaran por menos tiempo y los consumidores tuvieran la necesidad de adquirir nuevas luminarias con más frecuencia. Uno de los percusores de la obsolescencia planeada fue el diseñador industrial Bernard London.
» ¿Qué consecuencias tiene la obsolescencia programada?
- Incrementa los niveles de la basura electrónica.
- Promueve la explotación minera ilegal en países con bajo control.
- Acentúa las violaciones de los Derechos Humanos y laborales de obreros con salarios bajos y condiciones de trabajo mínimas.
- Provoca la pérdida directa e indirecta de recursos naturales.
» ¿Cómo afecta a las personas la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada afecta a la economía de aquellos que tienen que soportar un mayor gasto por la reparación y el mantenimiento de sus productos (sobre todo electrónicos). Las empresas incrementan los precios de los repuestos para evitar la reparación y obligar a los consumidores a adquirir productos nuevos con mayor frecuencia.
» ¿Cómo afecta la obsolescencia programada al medio ambiente?
La obsolescencia programada genera una alta contaminación del medio ambiente. Anualmente, se descartan en vertederos grandes cantidades de materiales tóxicos que no son biodegradables. Además, se ha incrementado los niveles de emisión de carbono debido a la acelerada producción y distribución de aparatos electrónicos. Además, la obsolescencia planificada consume muchos recursos naturales que darán al ecosistema.
» ¿Qué podemos hacer para no caer en la obsolescencia programada?
- Reduce el consumo de bienes que no necesites.
- Repara los dispositivos o productos que presenten desperfectos antes de desecharlos.
- Alquila productos para usos específicos.
- Escoge marcas que garanticen una larga vida útil de sus productos.
- Pide garantías extendidas que permitan reparar el producto en el caso de que falle.
En resumen, existen prácticas alternativas para detener la obsolescencia programada y contribuir con la protección del ambiente. Todos podemos tomar consciencia y ser consecuentes con nuestras decisiones de compra para disminuir los efectos de la obsolescencia planificada y desacelerar el consumo de los productos obsolescentes.