Desarrollo

La OCDE advierte sobre el impacto negativo del uso excesivo de dispositivos digitales en el rendimiento académico

En un estudio exhaustivo realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se ha revelado que el uso excesivo de dispositivos digitales en el ámbito educativo puede tener un impacto significativo en el rendimiento académico y el bienestar emocional de los estudiantes.

La investigación, basada en los datos de PISA 2022, ha arrojado luz sobre una tendencia preocupante en la que un considerable 43% de los estudiantes españoles de 15 años experimenta ansiedad y nerviosismo cuando se encuentran alejados de una pantalla.

Esta dependencia tecnológica no solo afecta su estado emocional, sino que también se refleja en un desempeño académico deficiente, una menor satisfacción con la vida, un control emocional reducido y una resistencia al estrés disminuida. 

Además, un tercio de los adolescentes encuestados admitió que se distraen cuando utilizan tabletas, computadoras portátiles u otros dispositivos electrónicos durante las clases.

El informe de la OCDE, titulado «Estudiantes, dispositivos digitales y éxito», advierte que la integración de la tecnología en las aulas se ha convertido en un arma de doble filo. 

Si bien puede ampliar el acceso a recursos de aprendizaje y promover la inclusión digital, también presenta la tentación de realizar múltiples tareas, desviar la atención hacia actividades no académicas o explorar información irrelevante, lo que puede afectar la concentración y, en consecuencia, el rendimiento académico de los estudiantes.

Los datos sugieren que, mientras que la integración intencional de la tecnología en la escuela puede tener una relación positiva con el desempeño académico, el uso de smartphones y otros dispositivos digitales con fines recreativos puede ser una distracción significativa en el proceso de aprendizaje.

Según el estudio, el rendimiento académico comienza a descender después de más de tres horas diarias de uso de pantallas, incluso con fines académicos. 

Además, los alumnos que hacen un uso moderado de la pantalla en el aula con fines recreativos obtienen puntajes 49 puntos más altos en la prueba de PISA de Matemáticas que aquellos que hacen un uso abusivo.

La OCDE estima que los estudiantes que utilizan sus smartphones en la mayoría de las clases de Matemáticas tienen 1,4 veces más probabilidades de distraerse que aquellos que no los emplean. 

No es sorprendente que el 33% de los alumnos españoles admita que se distrae con las pantallas en el aula, tres puntos porcentuales más que la media de la OCDE.

Además, el 26% reconoce que se deja distraer por otros estudiantes que utilizan estos dispositivos, un porcentaje similar al 25% de la media de los países analizados. 

Las notificaciones constantes de redes sociales y aplicaciones móviles contribuyen a esta distracción, ya que el 35% de los estudiantes españoles no apaga las alertas de las redes sociales cuando se encuentra en clase, y el 50% no silencia los avisos del móvil cuando se van a dormir.

En respuesta a esta situación, el Gobierno de España ha promovido una prohibición generalizada del uso de teléfonos en los colegios, una restricción que ya se encuentra en la normativa autonómica de varias comunidades autónomas. 

La OCDE reconoce que esta medida tiene «un impacto demostrable» al reducir las distracciones, pero advierte que su efectividad depende en gran medida de su aplicación.

Incluso en las escuelas donde está prohibido el uso del móvil, el 29% de los alumnos lo utiliza varias veces al día, aprovechando espacios como el patio, los baños y los vestuarios.

Los profesores expresan su impotencia ante la imposibilidad de supervisar constantemente a los estudiantes, por lo que la OCDE sugiere reforzar otras estrategias para que los adolescentes adopten un comportamiento responsable respecto al uso del teléfono.

Entre los consejos de los expertos citados por el documento, se encuentran apagar los móviles cuando no se estén usando, limitar la exposición a la luz azul antes de dormir y habilitar zonas libres de pantallas durante las comidas y las cenas.

Aunque la OCDE no se opone a la tecnología, cree que es más seguro que exista una supervisión de los adultos, recordando que algunos estudios ven positivo que los niños vean pantallas con sus padres, aunque esta actividad tiene consecuencias negativas cuando los niños están solos.

“Es un imperativo para los educadores, políticos y padres colaborar para encontrar soluciones que aprovechen los beneficios de las tecnologías, al tiempo que salvaguardan la concentración y el bienestar de los estudiantes. Solo así podremos asegurar que el aula digital se convierta en un espacio de enriquecimiento más que en una fuente de distracción”, concluye la OCDE.

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