El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es un órgano científico internacional que fue creado por la ONU en 1988 para evaluar todo lo relacionado con el calentamiento global. 195 naciones son actualmente miembros del IPCC y miles de científicos de todo el mundo colaboran con él de forma desinteresada.
El IPCC presentó su último informe en Corea del Sur el 8 de octubre. En él, los científicos asesores de la ONU concluyeron que, si el ritmo de emisión de los gases de efecto invernadero sigue igual, es muy probable que la temperatura global supere un incremento de 1,5°C entre los años 2030 y 2052.
Tomar medidas drásticas y con urgencia
En el caso de que estas conclusiones se conviertan en realidad, se incumplirá el objetivo principal decretado en el Acuerdo de París: que el calentamiento global no supere 1,5°C antes del año 2100. Según el informe del IPCC, para frenar esta dinámica las emisiones de gases tendrían que disminuir un 45% hacia el 2030 y llegar a desaparecer completamente en el 2050.
Los científicos que han realizado el estudio aseguran que para no superar la cifra de 1,5°C será necesario realizar cambios de gran alcance y urgentes en diversos sectores, como en la energía, agricultura, industria, transporte y en la construcción, además de trabajar para que las ciudades sean más limpias.
En definitiva, la posibilidad de frenar el calentamiento global depende de la transformación socioeconómica a nivel mundial y de la voluntad política.
Conseguir ciudades más limpias y sostenibles
Tras conocer las conclusiones del informe del IPCC, algunos expertos han opinado sobre cómo sería posible conseguir ciudades más sostenibles. En la actualidad, las ciudades son responsables del 70% de las emisiones globales, además de consumir dos tercios de la energía mundial. Aunque ya se han dado los primeros pasos en algunos aspectos, queda mucho trabajo por delante.
Mejorar las viviendas
Los occidentales pasan un 90% de su tiempo en el interior de los edificios, por lo que trabajar en conseguir una mayor eficiencia energética en las viviendas supondría un impacto muy significativo en la lucha contra el cambio climático.
Según Emma Stewart, directora de Eficiencia urbana y clima en el WRI Ross Center for Sustainable Cities (centro que se ocupa de mejorar la calidad de vida en las zonas urbanas), las viviendas con cero emisiones de carbono mejorarían la calidad del aire y los edificios se transformarían en fuentes de energía limpia.
Vehículos eficientes y optimización del transporte
Los vehículos contribuyen en gran medida a las emisiones de gases. Se han establecido algunas regulaciones que se seguirán a medio y a largo plazo y ya se han llevado a cabo determinadas medidas: regular las emisiones de los tubos de escape y crear zonas sin automóviles, por ejemplo.
«Las ciudades pueden optimizar los sistemas de transporte y el tráfico con la ayuda de las nuevas tecnologías», comenta Annise Parker, exalcaldesa de Houston.
Por otra parte, hay que incentivar el uso del transporte público y de los vehículos eficientes.
Promulgar estándares de energía limpia
Los estándares de energía limpia ya han empezado a aplicarse en algunos estados de Norteamérica. Consisten en mandatos legales que determinan que una parte de la electricidad generada en un estado provenga de fuentes libres de carbono a partir de una fecha establecida.
Un ejemplo de ello es la ley promulgada en California recientemente, la cual exige obtener el 100% de energía limpia en el año 2045. «Se pueden combinar diversas tecnologías libres de carbono, como la solar, hidráulica, eólica o la nuclear», indica Jameson McBride, analista de energía y del clima del Breakthrough Institute.
Estos estándares permiten establecer metas climáticas muy ambiciosas y lo mejor es que los objetivos se pueden alcanzar. Además, admiten tecnologías emergentes que pueden ser muy necesarias.
Eliminar el distrito central de negocios
Al crecer, las grandes ciudades han seguido la tendencia de acumular la mayor parte de las oficinas y muchos bloques de viviendas en el centro de la urbe, formando un distrito central de negocios, pero eso ha incrementado la contaminación.
Según Vishaan Chakrabarti, fundador de Práctica para Arquitectura y Urbanismo (PAU), las nuevas políticas de zonificación, transporte y de impuestos pueden cambiar esta tendencia. Si los negocios se trasladaran a zonas más periféricas de la urbe sería posible aligerar la sobrecarga del distrito central.
De esta forma, las personas podrían tener su puesto de trabajo más cerca de casa y no tendrían que utilizar el coche, sino desplazarse con bicicleta o incluso andando.
Aplicar tarifas de congestión
«Las ciudades son claves a la hora de luchar contra el cambio climático», afirma Shelley Poticha, directora del Programa de Gente Saludable y Comunidades Prósperas.
Según Poticha, un sistema muy eficaz para reducir rápidamente las emisiones en las ciudades sería la aplicación de tarifas de congestión.
Estas tarifas se aplican en las carreteras que sufren más congestión de tráfico. En Estocolmo, Singapur, Londres y Milán ya se han implementado programas de este tipo con éxito. En el caso de Estocolmo, el tráfico en el centro de la ciudad disminuyó un 20% tras la entrada en vigor de la tarifa en enero del 2006, además de que el asma infantil se redujo en un 47%.
Aunque implementar estas medidas a nivel global es una tarea compleja, los casos en los que se ha realizado con éxito a nivel local indican que es posible conseguir ciudades más limpias y sostenibles.